sábado. 27.04.2024

¿Dialogar o decidir?

Convendría que se fuese mostrando con claridad y sin tópicos ni ambigüedades, cual es la postura de los diferentes partidos y organizaciones sociales...

Convendría que se fuese mostrando con claridad y sin tópicos ni ambigüedades, cual es la postura de los diferentes partidos y organizaciones sociales, ante el órdago por la independencia de Cataluña lanzado por Ezquerra Republicana, el amago de Convergencia y Unió de pretender enrocarse en un supuesto “derecho a decidir” de los catalanes, y el si pero no del PSC y de Iniciativa.

Lo primero que conviene aclarar es que, evidentemente, los catalanes tienen derecho a decidir sobre lo que son sus competencias.

Pero con la misma claridad conviene añadir y recordar que fuera del amparo constitucional no existe derecho alguno; salvo el que asiste a cualquier Comunidad o Nacionalidad para proponer cambios o reformas en la propia Constitución.

O sea, con meridiana claridad, que fuera del marco constitucional que nos hemos dado el conjunto de los españoles, no cabe decisión alguna.

O lo que viene a ser lo mismo: que no hay ninguna posible decisión de un sector de catalanes, aunque superaran el 50%, que pueda prosperar en contra o al margen de la Constitución. Salvo como les decía, que quieran plantear su modificación y se entre entonces por la vía de la reforma que viene también establecida en la propia Carta Magna. Ahí todo es posible. Ningún problema.

Este sencillo principio de legalidad que fue votado por todos los españoles, incluidos los catalanes, no puede soslayarse con supuestos derechos que en cualquier caso, se deben y emanan de la propia voluntad popular al aprobar la Constitución.

Una segunda consideración, para quienes abogan, al parecer, por no respetar la Ley ¿Dónde comienza y donde termina su derecho a decidir, en una Nacionalidad, en una Región, en una Provincia, en una Ciudad? Porque si el imperio de la ley no es el que rige en las decisiones de las democracias, mal asunto. Volvemos a la edad media, donde era la fuerza quien fijaba fronteras y derechos en un canto  a la ley del más fuerte.

Y por último, hago una afirmación que me gustaría escuchar en la izquierda catalana y en la española; el derecho a la autonomía catalana y a todo lo que emane de ella, lo fijó la Constitución y lo votamos el conjunto de los españoles. Así que, cualquier cambio importante, y el que se supone que están planteando lo es, deberá llevar el mismo recorrido. Y quienes estén pensando en otra cosa que lo digan sin ambigüedades.

Y acabo con una posdata para quien la quiera recibir: sería bueno que antes de que la intransigencia arruine cualquier posible acuerdo sobre una alternativa constitucional, se pusieran sobre la mesa los planteamientos ocultos de las distintas fuerzas políticas, porque la disparidad que ahora mismo se observa y el camino iniciado solo conducen a la frustración de la ciudadanía.

¿Dialogar o decidir?