Ojalá esta nueva prórroga de confinamiento general hasta el 26 de Abril fuera premonitoria, pues el 28 de Abril es el DÍA INTERNACIONAL DE LA SEGURIDAD Y LA SALUD LABORAL EN EL TRABAJO, y sería maravilloso poder celebrarlo todos unidos y desconfinados (?), pues han sido en su casi totalidad hijos e hijas de las clases trabajadoras y populares nuestros muertos por el virus, y el 28 de Abril sería para ellos nuestro homenaje de cariño y agradecimiento, y acto seguido para los centenares de miles de compatriotas, con las sanitarias y sanitarios al frente, que lo están dando todo, la vida en muchos casos, por nuestra seguridad, nuestra alimentación, nuestra salud, nuestro confort y nuestra vida.
A la orden, Presidente, seguiremos confinados también porque confiamos en Usted y en nuestro Gobierno nacional, social y progresista, cuando afirma e implementa medidas PARA QUE NADIE SE QUEDE ATRÁS ... Por cierto, Presidente, tomen nota que hay mucha gente que aún está muy atrás: más de 200.000 trabajadoras y cuidadoras domésticas, sin papeles, miles y miles de inmigrantes sin regularizar, gentes sin techo ni esperanza ...
Es la hora de mirar a nuestro querido y fraterno Portugal y echarle valor y corazón como han hecho ellos y proceder a su regularización, para que salgan a la luz, para que sean sujetos humanos y sociales de derechos, PARA QUE ELLOS Y ELLAS TAMPOCO SE QUEDEN ATRÁS PORQUE SON LOS QUE MÁS AYUDA NECESITAN PARA AVANZAR ... Es la hora histórica de la SOLIDARIDAD a lo grande.
Por último, Presidente, veo que evoca usted los Pactos de La Moncloa como posible referencia de qué hacer y cómo para encarar los graves impactos socioeconómicos que tendrá esta crisis.
Le ruego que tenga en cuenta que han pasado 43 años, que esta España de hoy tiene poco que ver con aquella. Sin la menor duda serán necesarias grandes dosis de consenso social y unidad nacional para enfrentar esos costes de la crisis y Usted, al frente de nuestro Gobierno progresista, será capaz de promoverlo y lograrlo. No lo dudo. Pero tenga muy en cuenta, Presidente, que en esta crisis están siendo las clases trabajadoras y populares las que han puesto los muertos, el sufrimiento y la lucha para derrotar al virus, como siempre, y no sería justo que cayera sobre sus espaldas, contra sus salarios, sus pensiones, sus empleos, el coste de esta crisis ... como sucediera en 1977 y en tantas ocasiones posteriores.
Estoy seguro que eso no va a suceder, entre otras razones porque, a diferencia de 1977, usted preside un Gobierno nacional, social y progresista de coalición, con apoyos firmes en el mundo del trabajo y de la cultura, que se decía antes, y eso supone un respaldo serio a la hora de la negociación y el consenso post-virus. Y porque, y ésta sería la razón de mayor peso, casi nadie tiene vocación de suicidio, no es inherente a la condición humana, mucho menos los componentes de un gobierno progresista de coalición; uno cargado de pasado -siglo y medio-, sabiduría y memoria larga de aciertos y errores, y otro cargado de futuro que madura a la velocidad de la luz y aprende rápido que coherencia y prudencia no son valores antitéticos sino indivisibles.
Yo confío en Usted y en nuestro Gobierno de coalición progresista ... parece evidente.