viernes. 26.04.2024

#QUEDATEENCASA, la psicología de la frontera y el reino del revés

Hay decenas de caballos sobre sus jinetes intentando hacer equilibrio entre las frías aguas del Mar Mediterráneo, alcanzo a ver a los socorristas amarrando las vidas de los rostros desconocidos mientras el viento sacude fuertemente la embarcación.

#QUEDATEENCASA se les dice a quienes no la tienen, la nueva normalidad de un mundo que se encuentra patitas para arriba diría Eduardo Galeano

Un abismo llama a otro abismo, la corriente parece estar cercando la pobreza, los sin tierra se han convertido en los con agua, un movimiento sesgado de personas que nadan tras las propias sombras del desarraigo. El mundo camina casi de manera automática, ya no importan sus secuelas, podría decirse que son daños colaterales en un juego de la oca que mantiene alejado de sus fichas a aquellos desplazados. Veremos en los calendarios venideros la ausencia de la empatía y de la solidaridad, la esencia del hombre aflorará como siempre lo ha hecho, lamentablemente es un proceso cíclico que no tiene un punto final distinto. Las unidades de contención situadas en Ceuta y Melilla son importantes, pero no dejan de ser un parche en una rueda gastada que parece girar cada vez a menor velocidad.

Hay sociedades vulnerables que se encuentran de cabeza, no se entiende que una vez que tenemos aire puro no podamos respirar con libertad, que nuestras vidas estén signadas por una gran cámara Gesell. Esos puentes y caminos que unen las tierras, hoy permanecen como rutas fantasmas, rodeadas de aguas diáfanas, largas venas de cemento que llegan más allá de los ojos de aquellos que no logran ver. Al fin de cuentas siempre fuimos una manada de nómades, persiguiendo trashumancias, todos los continentes han sufrido estos movimientos masivos, una pugna permanente entre factores internos y factores externos, ambos, factores de empuje para abordar las barcas de la muerte.

Durante cierto tiempo, simbolizados por las fotografías de Alan Kurdi que salieron en primera plana en todas partes del mundo, un pequeño niño sirio de origen kurdo que murió ahogado a la edad de tres años. Su familia se embarcó en un bote de 4,5 mts. y partió de Bodrum, ciudad turística turca, con destino a la isla griega de Cos. El 2 de septiembre de 2015, el cuerpo inerte de Alan fue descubierto en una playa turca, arrastrado hasta allí por el mar Egeo.

La creación de auténticos ghetos ante la atenta mirada de Amnesty International, Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja Internacional, Acnur, Cascos Blancos y Media Luna Roja, todos comodines de un mazo de naipes que se queda ya sin cartas. La historia de la humanidad se circunscribe en una sumatoria de epidemias y pandemias que acapararon las páginas de los diarios y las hojas de los libros. El COVID-19, la Peste Negra del siglo XIV, la Gripe Española de 1918, la Peste de Justiniano durante el Imperio Bizantino de la Edad Media, la Viruela en Europa durante el siglo XVIII, la Gripe Asiática de 1957, la Gripe de Hong Kong de 1968 y el VIH surgido el siglo pasado durante los comienzos de la década del `80. 

#QUEDATEENCASA se les dice a quienes no la tienen, la nueva normalidad de un mundo que se encuentra patitas para arriba diría Eduardo Galeano, al uruguayo le gustaba a menudo hablar en diminutivo, una de las tantas paradojas de esta era de las pandemias que nos toca atravesar; una nueva psicología de las fronteras que llegó para quedarse.

#QUEDATEENCASA, la psicología de la frontera y el reino del revés