sábado. 27.04.2024

Un dieciocho de julio en la ciudad de Murcia (acerca del robo del AVE)

ave

Es momento de corbatas y chaquetas, de la Murcia liberal, del negocio fácil y sin riesgo

Hoy es un día del verano, próximo ya a las canículas. Me alejo de la ciudad de Murcia. Desde el Puerto de la Cadena se ve el Cabezo Gordo, amarillo, recortado sobre la calima. A las siete de la tarde habrá espectáculo en el Auditorio Regional. Junto al río Segura, el lecho rizado por el viento de Levante, parece que el agua fluyera hacia su nacimiento. En esta ciudad todo es aparente, menos tal vez el calor, este calor de un dieciocho de julio. No me alejo de la ciudad huyendo del espectáculo. He vivido otros, en realidad he vivido muchos fuegos artificiales que se comprobaron fatuos. Pavos reales extendiendo su plumaje, esa extraña belleza que nos hace levitar y creer, sobre todo creer, en cualquier cosa, en cualquier promesa, sea esta imposible o increíble.

Me alejo de la ciudad de Murcia. Me alejo de una ciudad espectáculo, de sueños espectáculo, de espejismos espectáculo. Arriba el sol es impecable, repasa las fachadas de los edificios, las que dan a levante, las que contemplan un crepúsculo rojo, las orlas de las nubes sangrando.

Un dieciocho de julio, veintiséis grados a las siete de la mañana, la quietud de las acacias sobre la ventana. Anoche quemaron un contenedor de vidrio. Miro el plástico negro, el agua negruzco en el suelo, el olor, ese olor... Una mañana como cualquier otra. Me dicen que han retrasado el espectáculo a la tarde porque ha habido llamadas, porque los trabajadores quieren acudir a Auditorio Regional y las once de la mañana no es hora. No lo es, es la hora del almuerzo, el quinto o la caña, la marinera, el bocata de atún y mayonesa, la catalana...

A las once, ¿quién puede ir? Los empresarios, los funcionarios del partido, los alcaldes pedáneos afines, los dirigentes de diversos colegios profesionales. Los trabajadores están en lo suyo, viendo pasar el Altaria, los trenes de cercanía por las vías, tunda, tunda, tunda, la poesía del traqueteo de los vagones. Eran otros tiempos, siguen siendo estos tiempos.

Es momento de corbatas y chaquetas, de la Murcia liberal, del negocio fácil y sin riesgo. El espectáculo eterno de una ciudad en el fondo del valle, las aguas arriba del río, y las jacarandas en julio sin ese cabello violáceo bajo el cielo primaveral. Es tiempo de discursos, de filas prietas frente al expolio. ¡Nos han robado el AVE!, ¡nos han robado el futuro!, ¿qué va a ser de nosotros?, ¿de la tierra de la libertad y de las oportunidades.

¡El meu país és tan petit!

¿Quienes somos?. Me alejo de la ciudad de Murcia. El mar ya se presiente, se huele, es profundo, es inmenso, como nuestra pena, como nuestro abandono y el odio de nuestros enemigos. Los ladrones nos rodean, quieren que no prosperemos. Nosotros, tierra de espectáculos. ¡Tantos que hemos organizado desde hace casi un cuarto de siglo para mirar el paisaje y creerlo congelado en el siglo XX!. El tiempo detenido, la Ilustración borrada de la faz de la tierra un dieciocho de julio de hace muchas décadas.

Me alejo del valle, la sierra a ambos lados de la autovía. Los pinos, el escarpe y en lo alto los restos de un castillo moro. Abajo comienza el espectáculo. Todos unidos, los trabajadores quieren ir al Auditorio Regional, los que viven en Santiago el Mayor, los del barrio del Carmen o del Infante... contemplan el paso del Altaria, de la ruina de los cercanías, tunda, tunda, tunda. Olor a gasoil, los raíles se extienden hasta el fin del mundo, nos roban el futuro, nos roban el AVE.

Es tiempo de corbatas y engominado, de golpes en el pecho, de sacar a la virgen para que llueva, traiga aviones o al AVE. Habrá discursos, prietas las filas, ciento ochenta mil turistas menos, hoteles arruinados, el Colegio de Economistas en cabeza. A Terminator le han robado el maletín en Cartagena.

Nos han robado, nos roban, nos robarán. Y yo alejándome de la ciudad un dieciocho de julio, este diciecho de julio. Sin perdón. Dios me disculpe.

Un dieciocho de julio en la ciudad de Murcia (acerca del robo del AVE)