sábado. 27.04.2024

Homo Atrox

La firma del pacto antijihadista por parte del PP y el PSOE incorpora la aceptación de salvajismos que creía superados...

La firma del pacto antijihadista por parte del PP y el PSOE me llena de estupor, habida cuenta de que tal pacto incorpora la aceptación de salvajismos que creía superados en el estadio de desarrollo de la civilidad en el contexto de la cultura occidental. Pero no, no ha sido superado, es mi ingenuidad la que me traiciona y tiendo a ver las cosas con una deformación moral que no acabo de dominar. Porque el pacto contiene elementos crueles, atroces, propios de salvajes vengativos o de ingenuos individuos tribales ofreciendo a sus dioses carnaza para aplacar su ira. 

Y el pacto es una ofrenda a los dioses, dioses demoscópicos eso sí, ya que según manifestación de esta insaciable divinidad, el 67% de los españoles aprueban el uso de medidas punitivas que nada tienen que ver ni con la protección del conjunto social ni con nada que se parezca a tratar de reeducar, reconducir  o reinsertar.

Que el 67% de la población española acepte de buen grado la cadena perpetua de facto, muchos años después de haber sido abolida en nuestra ordenación moral de los actos civilizados, no sólo no justifica el hecho de que dos formaciones políticas llamadas a sí mismas mayoritarias se fotografíen firmando tamaño despropósito, sino que su responsabilidad como líderes sociales debería haberles llevado a analizar para resolver el problema que se esconde tras ésta bárbara conducta sostenida por una buena parte de la ciudadanía.

Y deberían haber aprendido de la FIFA. Si, de la federación internacional de futbol, quienes en su afán por conocer el origen del éxito del futbol como espectáculo, han gastado enormes sumas y han promovido distintas líneas de investigación que les permite interpretar con cierta seguridad qué hay en el futbol y en las emociones y pasiones que desata, muchas de ellas más allá de lo razonable, aparentemente  situadas en el terreno de lo arcano y de las pulsiones incontenibles. La FIFA otorga un crédito extraordinario a la hipótesis sostenida por antropólogos y otros científicos sociales que ligan la admiración que despierta el futbol con el acto heroico en el que nuestros ancestros homínidos se irguieron sosteniéndose tan sólo sobre las piernas. Este hecho determinante en la evolución del hombre, proyecta un ascendente sobre todos nosotros que tenemos grabado en nuestros genes, que nos lleva a una admiración irresistible por todo aquello que verifica la habilidad del ejercicio ejecutado particularmente con piernas y pies. En el caso de Messi se entiende sin más explicación.

En la aceptación y aparente estímulo a incorporar en nuestra vida civil actos de barbarie como los que promueve el pacto antiterrorista firmado por  PP y PSOE, yo advierto también un comportamiento de tipo paleolítico que debe ser analizado en profundidad. Las primeras pistas nos llevan a la presencia en nuestros genes del homo atrox, el hombre atroz, vengativo y ejemplarizante que reacciona de manera violenta contra toda conducta que sienta o perciba como amenaza, real o hipotética.

Y aquí es donde está el quid de la cuestión, en la atrocidad de la respuesta violenta. La reacción vengativa no conduce sino a una espiral de creciente violencia sin fin, que en Occidente y sobre todo en Europa hemos aprendido a controlar. Europa y la cultura occidental tienden a anteponer incluso la extenuante dilación, que tanto enerva a los más simples y a los más energúmenos,  antes que el recurso al ejercicio de la violencia.

Las presiones y asperezas que se producen entre los distintos socios de la UE, quizás puedan ejemplificarse en este momento en la relación tensa entre Grecia y Alemania. No es una situación de risa, pero ni de lejos se asoma un conflicto bélico, una acción de castigo y mucho menos un hecho irreversible. Otro tanto puede decirse del método de resolución del conflicto en Ucrania que plantea en términos generales la UE. No están solucionados  ni el uno ni el otro, pero resulta meridiano que la postura de la UE es alejarnos de las zonas rojas calentadas por mentes simples incapaces de dominar ideas abstractas y que por lo tanto se ven impulsadas a actuar bajo la llaneza de la huella que el hombre atroz ha dejado para la posteridad inscrito en el ADN de muchos (el 67% según estimaciones)

Homo Atrox