sábado. 27.04.2024

A la desesperada

¡Peligro, llega el segundo mandato del PP! La segunda mitad de su ciclo viene a ser su reelección, como si fuese su segunda mayoría...

¡Peligro, llega el segundo mandato del PP! La segunda mitad de su ciclo viene a ser su reelección, como si fuese su segunda mayoría. Y no es que sea así, pero así lo interpretan ellos, pues ven imposible una continuación de su estancia en el gobierno. Y esta autoprórroga promete convertirse en un ciclón.

Lo que cabe esperar de esta seudoreelección es algo parecido a lo que ocurre en algunos campos de fútbol. Los entrenadores resultadistas que ante la derrotan lanzan a su equipo a la desesperada contra el rival, corriendo como pollos sin cabeza, repartiendo empujones y coaccionando al árbitro, gritan y apelan a la hombría para tratar de salvar lo irrecuperable: su fracaso.

¿Ha fracasado el partido popular en su acción de gobierno, incluso de gobierno neoliberal? Sí. Fracaso apenas disimulado por los gritos por megafonía (mediática) de que ya se ve no se qué final de túnel y que ahora toca tirar de testiculina para el último asalto a la victoria final. ¿Ha fracasado entonces? Sí ha fracasado ¿sin remedio? Sí, sin remedio. Ni siquiera el resto de los partidos y partidarios del neoliberalismo, ni sajones ni bávaros, ni en Europa ni en América siguen ya las consignas infantiles con las que conquistaron a las mentes más simples: el despilfarro como sinónimo de la administración y la eficiencia como signo distintivo de la  bondad de los mercados. Esto ya no se tiene en cuenta, ni siquiera se menciona, en Frankfurt, Londres o Chicago

Pero cuidado porque ahora que ve de manera inequívoca que ha quedado descolocado, sin posibilidad de ofrecer algún tipo de éxito, más allá del agradecimiento inmisericorde de las grandes empresas que se olvidarán de Rajoy tan pronto quede al margen, sólo le queda al PP actuar a la desesperada. Todos al ataque, nosotros contra el mundo.   

Si el capitalismo internacional no nos premia como debiera, si en los centros de decisión europeos y mundiales nos ignoran, ello se debe a la tibieza de sus posiciones y a su trasnochada afición a respetar derechos adquiridos y a sobrevalorar el peso de instituciones no estrictamente económicas. Nosotros le enseñaremos como se acaba la obra del liberalismo mercantilista. Muerte a los derechos generados y conquistados a lo largo de una historia que siempre puede revisarse. Larga vida a los dogmas y a sus pontífices. Blindaje judicial y policial frente a la disidencia. Desprecio e inquina ante los débiles y necesitados. Si, cuando vean por ahí lo que somos capaces de hacer, lo que ellos con su mezquino respeto por los derechos no han podido, entonces tomarán conciencia de su error y volverán sus ojos y trataran de imitarnos. Porque la igualdad, la justicia y la fraternidad son una sacada de camisa y alguien tenía que decirlo. Y si hay que poner cuchillas en las fronteras se ponen, que no estamos para jueguecitos.

Sí amigos, a la desesperada, así va a ser esta segunda mitad, que puede hacérsenos eterna. Ya no hay porque hacer concesiones, ni disimulos, ni eufemismos, ni siquiera algo de cortesía o educación. Han mentido, han traicionado y han perdido incluso el respeto por si mismos en los primeros dos año ¿Qué queda por hacer? Al ataque. Nos queda sólo el segundo tiempo para empatar. Y eso suena a peligro extremo. No porque tengan la más mínima posibilidad de nada, sino porque en su arreón, pueden llegar a dejar huellas en forma de dudas sobre nuestra capacidad civil y moral para conducirnos como una sociedad abierta, plural y solidaria.

Van a mantenernos con el corazón en un puño. Saben que el miedo inferido y la sobreactuación es su única baza y van a tratar de jugarla hasta el castañetear de dientes. Van a morir matando, eso dadlo por descontado.

¿Qué se puede hacer en esta situación? Templanza y cerciorarnos de que de verdad van a desaparecer por mucho tiempo de la escena política. Debemos tener presente que hay una tarea inacabada de la transición, y que dentro de dos años tendremos argumentos y razones para finalizarla de la forma adecuada, exigiendo las responsabilidades que no se quisieron aventar y tipificando los delitos contra los derechos humanos y de lesa humanidad cometidos. Despojar a la elite postfranquista de los resortes de poder endémicamente en sus manos, los púlpitos, las dehesas y lo negocios en la oscuridad.  

A la desesperada