viernes. 26.04.2024

La frágil utilidad de lo inútil

En política el término utilidad ha sido usado de múltiples maneras, las más de las veces en forma peyorativa. Desde el tonto útil hasta el compañero de viaje. Pero es en los procesos electorales cuando su uso se multiplica aplicado al voto. Afecta a todas las opciones de forma transversal de derecha a izquierda. 

Resulta pues ocioso destacar los esfuerzos de cada partido en ese empeño porque de todos son conocidos. Como no me preocupan los argumentos internos en el bloque de las derechas mi interés es descifrar los de las izquierdas. Aunque hay elementos comunes que los caracterizan. 

Porque, en mi modesta opinión, la calificación de inutilidad o utilidad del voto comienza muchísimo antes de la convocatoria de unas elecciones. Responde al uso que durante cuatro años han hecho de el las opciones en liza y no en los mensajes de última hora que deslizan para captar o acaparar las sensibilidades emocionales de los votantes. Soy de los que piensan que Votar en caliente es poco reflexivo y es una contradicción si uno se define de izquierda. 

Lo esencial es la cuenta de resultados que se presenta a la ciudadanía para su aprobación tanto para los que han gobernado o apoyado un gobierno como para los que se han opuesto, incluyendo en ese paquete a todas las oposiciones o desafecciones posibles. Unos u otros se supone que han actuado en función de planteamientos éticos en representación de sus valores y no por ambiciones de poder. Pues tenemos derecho a comprobarlo para que seamos los electores los que determinamos lo que es útil o no. No. Este plato ni pueden ni deben precocinarlo desde los intereses de parte. Nosotros votamos. Nosotros decidimos. Veremos 

Para concretar. El Secretario General de PODEMOS, Pablo Iglesias, ha reconocido en recientes declaraciones de aparente humildad el que su formación ha pagado un precio electoral muy alto por sus crisis internas que no han sabido resolver y el espectáculo (es palabra suya) dado. Tiene una sola manera de solucionar este entuerto: se llama recomponer la unidad de los suyos en manera efectiva y no por slogans feminizados. Sin embargo llama al voto popular a favor de la candidatura que defiende para el Ayuntamiento de Madrid con un argumento increíblemente inútil. Como la candidata Carmena va a ganar hagan el favor de votar la opción que al el le parece buena para su verdadero y tacticista proyecto político. Nos dice. Aunque todas la encuestas sin excepción vislumbran un desastre para el mismo. 

¿Esa propuesta es la que garantiza la unidad de los suyos? Si por un solo concejal la izquierda pierde la alcaldía ¿alguien puede creer que eso es el inicio de un proceso unitario para alguien?

¿Esa propuesta es la que garantiza la unidad de los suyos? Si por un solo concejal la izquierda pierde la alcaldía ¿alguien puede creer que eso es el inicio de un proceso unitario para alguien? 

Y la oposición interna durante cuatro años  a la actual alcaldesa con reiteradas votaciones en contra y abstenciones en el pleno ¿reflejan un balance positivo de gestión unitaria de los intereses ciudadanos o son lo contrario? ¿Se puede ser oposición y poder a la vez y permanecer políticamente cuerdo?  No es todo eso precisamente ni un balance de utilidad ni una oferta halagüeña de futuro. Es reproducir las mismas contradicciones por otros medios. Y es doblemente inútil tanto si se gana como si se pierde. 

He manifestado ya aquí el ejemplo del PSOE. Cuatro años apoyando un gobierno de la Ciudad ajeno votando los presupuestos que permiten gestionar y guardando adecuadamente las discrepancias sin provocar rupturas institucionales. Es su balance En términos de hechos constatables. Las posibilidades de que la izquierda gobierne en el Ayuntamiento de Madrid repiten el modelo que hizo posible 10 años de gobierno progresista precisamente ahora hace 40. Solo hay dos opciones frente a una derecha por primera vez dividida y fragilizada. No permitamos que se fragilice inútilmente la izquierda. Porque entonces... Ya me dirán quien es el tonto útil o el compañero de viaje. Así están las cosas y no para falsas templanzas. 

La frágil utilidad de lo inútil