29 de septiembre de 2010, 16:15
NUEVATRIBUNA.ES - 29.9.2010
Después del subidón social de la huelga general, ahora continúa la tensión política positiva con las primarias del PSM. Obviamente son procesos que no tienen comparación por su dimensión pero que si tienen en común que una izquierda adormecida y derrotada de pronto se encuentra que es posible otra política económica y social, que los sindicatos son organizaciones con una capacidad de convocatoria como ninguna otra, que se puede reabrir un dialogo cerrado manu militari por los “nuevos poderes fácticos”; que además la inexpugnable Esperanza Tatcher puede ser derrotada en el 2011; que todo no tiene porque estar perdido en el 2012, que no tenemos que adentrarnos en el siglo XIX perdiendo derechos y conquistas,…
Las primarias, decía en mi anterior artículo, han sido un bálsamo en el dolorido socialismo español, hoy a pesar del ambiente de tensión interna que se ha pretendido agrandar en los medios de comunicación, a pesar del malestar de aquellos que prefieren los pactos entre bambalinas, se han mostrado, como ya lo fueron en su momento las que iniciaron esta práctica entre Borrell y Almunia como una poderosa palanca de acercamiento de la política a la ciudadanía, y si se tuviese el valor de ampliarlas a censos abiertos de votantes y simpatizantes se convertirían en un factor de democratización de las partidos importante. Cuanto más se lleva la toma de decisiones a la cercanía del ciudadano más rica se hace la democracia, menos se esclerotizan las estructuras de los partidos, y más posibilidades tiene la izquierda de ganar consenso social y apoyos, por el contrario los proceso endogámicos empobrecen y debilitan las opciones transformadoras. Cuando la sociedad está movilizada la izquierda tiene muchas más posibilidades políticas, cuando la sociedad está pasiva, cuando está anímica, es la derecha (siempre movilizada para mantener sus intereses) la que se beneficia. Así ha sido en toda nuestra historia más reciente.
La gran huelga del 14-D del 88 no trajo un gobierno de la derecha (Felipe ganó dos elecciones más), sino la apatía, descreimiento y desconfianza que generaron los Roldan, Mariano Rubio, o los GAL. En otro sentido, la huelga del 20-J del 2003 inició un proceso de movilizaciones sociales que tuvo su pico en las movilizaciones contra la guerra, el Prestige y la respuesta a las mentiras del PP tras el 11-M que provocaron un vuelco electoral sin precedentes llevando a Zapatero a la Moncloa. Hoy las posibilidades de la derecha no están ni en su propuesta (oculta y en la clandestinidad), ni en el liderazgo de Rajoy (que es un regalo para el Gobierno), sus posibilidades están en la brecha abierta entre el Gobierno y la base social de la izquierda, en el desánimo y la desmovilización. Pues bien, ahora la huelga general ha sido un paso importantísimo en lal reanimación de los trabajadores y ahora, como decía antes en otra dimensión, el resultado de las primarias socialistas en Madrid son un primer elemento de reanimación política.
En uno de los comentarios a mi artículo "La importancia del día 4" se preguntaba ¿Cómo mejor aprovechar este impulso y derrotar a Esperanza? Para mí la respuesta hoy es clara: votando por Trinidad Jiménez, aunque Tomás ha hecho una magnífica campaña apelando al orgullo de la militancia socialista a la política desde abajo, Trini se ha reafirmado como alternativa de Gobierno frente a Esperanza, y esta es la cuestión central. Todas las otras consideraciones que se han hecho y que se pueden hacer (como las claves internas de la discusión) huelgan. Ahora estamos hablando de la responsabilidad social de los socialistas, que es ofertar a la ciudadanía lo mejor que tiene para derrotar a la derecha que ha destrozado el equilibrio social, territorial y cultural en la Comunidad de Madrid y la opción que concentra mayores posibilidades es la de Trini. No estamos sólo hablando de encuestas, ni siquiera esencialmente de encuestas, estamos hablando de percepción social, de eso que Jose María Izquierdo escribía recientemente de la opinión de familiares, vecinos de escalera y contertulios de café, estamos hablando de gente que no votará en las primarias que sólo las contemplará a distancia, pero que SI estará convocada a la votación importante, la del 22 de mayo de 2011, la que definirá si continuará Esperanza con su poder regional para desmantelar sanidad y educación, para atacar a los sindicatos, para facilitar a los Gürtel y Gürtélidos,…esa es la votación que está sobre la mesa el día 3 cuando los militantes socialistas acudan (masivamente tal y como indica el volumen de avales) a sus agrupaciones a elegir la candidata o el candidato para romper el rumbo del dominio de la derechona en Madrid.
La responsabilidad social de los socialistas madrileños es pensar, no en las cuitas internas ni consideraciones conspiratorias, ni siquiera en afinidades, sino en quién está en mejores condiciones de ganar el Gobierno de Madrid, y en eso no deben equivocarse. Y esa opinión social, que yo no me arrogo en representar, creo que con honestidad es categóricamente favorable a la Ministra de Sanidad.
Enrique del Olmo - Sociólogo
Después del subidón social de la huelga general, ahora continúa la tensión política positiva con las primarias del PSM. Obviamente son procesos que no tienen comparación por su dimensión pero que si tienen en común que una izquierda adormecida y derrotada de pronto se encuentra que es posible otra política económica y social, que los sindicatos son organizaciones con una capacidad de convocatoria como ninguna otra, que se puede reabrir un dialogo cerrado manu militari por los “nuevos poderes fácticos”; que además la inexpugnable Esperanza Tatcher puede ser derrotada en el 2011; que todo no tiene porque estar perdido en el 2012, que no tenemos que adentrarnos en el siglo XIX perdiendo derechos y conquistas,…
Las primarias, decía en mi anterior artículo, han sido un bálsamo en el dolorido socialismo español, hoy a pesar del ambiente de tensión interna que se ha pretendido agrandar en los medios de comunicación, a pesar del malestar de aquellos que prefieren los pactos entre bambalinas, se han mostrado, como ya lo fueron en su momento las que iniciaron esta práctica entre Borrell y Almunia como una poderosa palanca de acercamiento de la política a la ciudadanía, y si se tuviese el valor de ampliarlas a censos abiertos de votantes y simpatizantes se convertirían en un factor de democratización de las partidos importante. Cuanto más se lleva la toma de decisiones a la cercanía del ciudadano más rica se hace la democracia, menos se esclerotizan las estructuras de los partidos, y más posibilidades tiene la izquierda de ganar consenso social y apoyos, por el contrario los proceso endogámicos empobrecen y debilitan las opciones transformadoras. Cuando la sociedad está movilizada la izquierda tiene muchas más posibilidades políticas, cuando la sociedad está pasiva, cuando está anímica, es la derecha (siempre movilizada para mantener sus intereses) la que se beneficia. Así ha sido en toda nuestra historia más reciente.
La gran huelga del 14-D del 88 no trajo un gobierno de la derecha (Felipe ganó dos elecciones más), sino la apatía, descreimiento y desconfianza que generaron los Roldan, Mariano Rubio, o los GAL. En otro sentido, la huelga del 20-J del 2003 inició un proceso de movilizaciones sociales que tuvo su pico en las movilizaciones contra la guerra, el Prestige y la respuesta a las mentiras del PP tras el 11-M que provocaron un vuelco electoral sin precedentes llevando a Zapatero a la Moncloa. Hoy las posibilidades de la derecha no están ni en su propuesta (oculta y en la clandestinidad), ni en el liderazgo de Rajoy (que es un regalo para el Gobierno), sus posibilidades están en la brecha abierta entre el Gobierno y la base social de la izquierda, en el desánimo y la desmovilización. Pues bien, ahora la huelga general ha sido un paso importantísimo en lal reanimación de los trabajadores y ahora, como decía antes en otra dimensión, el resultado de las primarias socialistas en Madrid son un primer elemento de reanimación política.
En uno de los comentarios a mi artículo "La importancia del día 4" se preguntaba ¿Cómo mejor aprovechar este impulso y derrotar a Esperanza? Para mí la respuesta hoy es clara: votando por Trinidad Jiménez, aunque Tomás ha hecho una magnífica campaña apelando al orgullo de la militancia socialista a la política desde abajo, Trini se ha reafirmado como alternativa de Gobierno frente a Esperanza, y esta es la cuestión central. Todas las otras consideraciones que se han hecho y que se pueden hacer (como las claves internas de la discusión) huelgan. Ahora estamos hablando de la responsabilidad social de los socialistas, que es ofertar a la ciudadanía lo mejor que tiene para derrotar a la derecha que ha destrozado el equilibrio social, territorial y cultural en la Comunidad de Madrid y la opción que concentra mayores posibilidades es la de Trini. No estamos sólo hablando de encuestas, ni siquiera esencialmente de encuestas, estamos hablando de percepción social, de eso que Jose María Izquierdo escribía recientemente de la opinión de familiares, vecinos de escalera y contertulios de café, estamos hablando de gente que no votará en las primarias que sólo las contemplará a distancia, pero que SI estará convocada a la votación importante, la del 22 de mayo de 2011, la que definirá si continuará Esperanza con su poder regional para desmantelar sanidad y educación, para atacar a los sindicatos, para facilitar a los Gürtel y Gürtélidos,…esa es la votación que está sobre la mesa el día 3 cuando los militantes socialistas acudan (masivamente tal y como indica el volumen de avales) a sus agrupaciones a elegir la candidata o el candidato para romper el rumbo del dominio de la derechona en Madrid.
La responsabilidad social de los socialistas madrileños es pensar, no en las cuitas internas ni consideraciones conspiratorias, ni siquiera en afinidades, sino en quién está en mejores condiciones de ganar el Gobierno de Madrid, y en eso no deben equivocarse. Y esa opinión social, que yo no me arrogo en representar, creo que con honestidad es categóricamente favorable a la Ministra de Sanidad.
Enrique del Olmo - Sociólogo