Resulta demasiado reiterativo. Sí, ya sé que es la estrategia electoral, que hay que seguir desacreditando al Gobierno y acorralar a Rubalcaba. Pero tantos ecos en lugar de voces que digan algo nuevo es excesivamente cansino. Es aburrido. Tan aburrido como parece Rajoy.
Hace muy poco María de los Dolores, desde la calle Génova, tras el Comité Ejecutivo Popular y como Secretaria General del PP ha hecho un llamado a las impertinentes agencias de rating al pregonar que la Comunidad de C-LM tiene un déficit de más del 4% del PIB y exigir a la ministra de Economía y Hacienda que confiese si el Gobierno tenía conocimiento de tal deuda. Y por mucho que Barreda, expresidente de esta región, afirme sin asomo de dudas que su gobierno siempre ha dicho la verdad, y que a 30 de abril, el déficit era del 1'7 del PIB, el mal ya está hecho. Los voraces buitres acuden en busca de 'bonos basura'. Esto es servir a España. Lo demás son cuentos.
Rajoy está jugando a poli bueno, pero solo aparentemente. En público pide a los suyos moderación. En privado los lanza como dobermans a la yugular de Zapatero y de Rubalcaba en especial.
También obvia 'las previas' del TSJCV respecto a Camps. Nada se dice tampoco de que esta Comunidad Autónoma, con más de tres lustros de PP en el poder sea la más endeudada respecto al PIB. No. Rajoy como quien no abre la boca habla de la necesidad de regenerar España y lanza un poco del lastre que el soltará ya en Moncloa. "Un gobierno serio", con un plan de reformas, como la laboral, que contempla un "contrato único" y "más fexibilidad". Y para no perder la costumbre, insiste -al igual que sus lacayos- en la necesidad de un adelanto electoral: "En seis meses se pueden hacer cosas y eso puede suponer un cambio de percepción en la economía dentro y fuera de España". No habla de un cambio en la economía, sino de la percepción de la misma. Y es muy distinto ser que aparentar.
Ayer en el Congreso los PoPulares dieron un paso más. El pontevedrés, con apariencia de señor educado, tiene en su haber un 'Insultario' contra el Presidente del Gobierno. La capacidad de memorizar que propició su carrera -la otra, la política le es más rentable- le ha permitido un bombardeo de vergonzantes insultos, engarzados como un rosario, que lo ha dejado a él mismito en el lugar por él elegido.
Ahora ha vuelto a mostrar su lado agrio al hablar de la nula confianza de un presidente en funciones y de un Gobierno de salida. Rodríguez Zapatero le ha pedido respeto institucional, al menos, al Presidente y al Gobierno. Y es que ser o estar en funciones son las de otro.
A Rubalcaba se le ha insistido en que dimitiera de sus cargos institucionales. Se hablaba de la contradicción de un candidato que a la vez fuera ministro de Interior, una de cuyas funciones es proporcionar los datos resultantes en la noche electoral, como si Rubalcaba viniese ahora al mundo. El 8 de julio, sin nadie sospecharlo, anunció su dimisión de todas sus responsabilidades. Ahora es un diputado más. Pero el terror que la rapidez de reflejos y el regate del candidato Rubalcaba les despierta ante el cachazudo de "la barba vellida" los pone malos.
A propósito del procesamiento por colaboración con ETA de los imputados en el "caso Faisán", se han lanzado, por fin, como lobos hambrientos a exigir la 'dimisión' de Rubalcaba como candidato del PSOE. La siguiente va a ser pedir la dimisión de vida de Pérez Rubalcaba.
"Cosas veredes, amigo Sancho"....