martes. 30.04.2024

Prioridades Territoriales

El sistema electoral canario es injusto e incluso quienes defienden el actual tienen muchos problemas para sostener sus argumentos.

Las injusticias deben ser analizadas independientemente de si nos benefician o nos perjudican, refugiarse en argumentos vacíos sabiendo que no tienen peso para defender una injusticia, sólo porque nos beneficia es algo bajo, muy humano pero de cortas miras. El sistema electoral canario es injusto e incluso quienes defienden el actual sistema con uñas y dientes tienen muchos problemas para sostener sus argumentos.

Es complicado buscar un equilibrio de poder en un territorio tan fragmentado y heterogéneo como Canarias, las diferencias poblacionales y sociales son claras, no podemos basar un sistema justo exclusivamente en los fríos números pero tampoco ignorarlos.

No hay una respuesta clara, ni fácil, a cuál debe ser el sistema ideal pero si hay multitud de formas de buscar un equilibrio entre defender los intereses de las islas menos pobladas y un sistema más proporcional, pasar a un sistema donde sólo se tuviera en cuenta la población tampoco sería beneficioso. Canarias necesita un sistema donde la ciudadanía sienta que su voto es valorado y necesita un sistema que nos haga comprender que no nos debe bastar con que le vaya bien a nuestra isla o nuestro municipio. Cuando la ciudadanía pierde confianza en el sistema, cuando siente que no es justo, cuando deja de sentirse parte importante, todo el sistema se debilita, pierde representatividad y credibilidad.

Propongamos salidas, seguro que encontraremos alguna que mejoré la actual y que incluso sea mejorable en el futuro. La sociedad canaria se merece madurar en busca de un beneficio común más allá de los intereses locales, da algo de tristeza como algunos políticos basan exclusivamente su discurso en afrentas territoriales y a intereses municipales por encima del bien común, como tratan de esconder su poca profundidad política e ideológica arropándose banderas y escudos, buscando un mal exterior como única forma de aunar voluntades porque es incapaz de lograrlo con ideas. A la sociedad actual le es necesario algo más que pensar exclusivamente en ser del mismo territorio como forma de condicionar cualquier problema, se pueden tener en cuenta los intereses locales pero no tomarlo como único factor. Afortunadamente otros nos podemos sentir más cerca de la idea de otro canario de la otra punta del archipiélago que con una injusticia de nuestro barrio.

Durante demasiado tiempo hemos visto como muchos prefieren una injusticia propia que una justicia común, que ven el mundo lleno de límites y fronteras, una visión de Canarias dividida en cuotas locales como única forma de definir la realidad, ya es hora de buscar en los valores comunes las afinidades o las diferencias.

Es habitual tratar de confundir el discurso y endosarle automáticamente a cualquier intento de modificación del sistema electoral la intención de acabar con cualquier tipo de protección a las islas menos pobladas, mal intencionadamente se lleva el debate al extremo para convertirlo en un ataque directo contra la ciudadanía de las islas no capitalinas, pero esa es una prueba más de la falta de argumentos para defender el sistema actual donde la única forma de defender este exceso electoral que vivimos en Canarias es amenazar con otro extremo.

No es momento de tener miedo por plantear soluciones, miedo de equivocarnos o de debatir, la sociedad requiere que demos pasos en democracias más efectivas y participativas, quizá aprobemos un sistema electoral y dentro de diez años será obsoleto o le surgirán defectos pero las democracias actuales se pueden permitir equivocarse pero no se pueden permitir no evolucionar, ser cobardes o dejar de luchar por buscar formas de hacer a la ciudadanía sentirse más representada.

Si para resolver un defecto, antes de preguntarnos cómo, hay que reconocerlo, nos encontramos, en la fase de reconocer, todos los canarios, que esta ley no es justa y hay que estudiar cómo mejorarla. Pongámonos al menos de acuerdo en eso.

Habrá que buscar un sistema que valore las diferencias poblacionales, que sea más justo con las opciones democráticas y los votos emitidos pero también que salvaguarde los intereses de las islas menos pobladas y equilibre el crecimiento de Canarias, se puede sumar, restar, crear figuras o métodos para solucionarlo, pero reconducir este sistema electoral es una tarea inexcusable si queremos un crecimiento de nuestras islas justo, más solidario y participativo.

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