sábado. 27.04.2024

Posición (y sentido) Común

NUEVATRIBUNA.ES - 24.10.2010El Partido Popular se opone a que el gobierno español pida a la Unión Europea que modifique la llamada Posición Común hacia Cuba.Recordemos que esa política europea fue aprobada en 1996 a impulsos del presidente español José María Aznar.
NUEVATRIBUNA.ES - 24.10.2010

El Partido Popular se opone a que el gobierno español pida a la Unión Europea que modifique la llamada Posición Común hacia Cuba.

Recordemos que esa política europea fue aprobada en 1996 a impulsos del presidente español José María Aznar. El objetivo formal era el de forzar condiciones para una transición hacia la democracia y mientras tanto condicionar cualquier cooperación al respeto de los derechos humano y al inicio de un diálogo político con la disidencia. Una de sus medidas mas llamativas consistía en que en todos los actos de las embajadas europeas en La Habana se invitara a opositores al castrismo.

Más allá de cualquier consideración sobre el régimen cubano, lo cierto es que los objetivos de esa política no sólo no se han logrado quince años después sino que ha resultado contraproducente. Los gobiernos europeos fueron acusados por el de Cuba de injerencia, mientras que otros observadores señalaron que utilizaba diferentes varas de medir, pues ese celo democratizador no lo muestra Europa en muchas otras zonas del planeta, en particular en cuanto se refiere a las antiguas colonias africanas.

La propia UE tiene firmado el Acuerdo de Cotonou para los países de África, Caribe y Pacífico, muchos de los cuales son dictaduras apenas camufladas de apariencias democráticas, donde los derechos humanos brillan por su ausencia. Cuba, entretanto, es el único país del área que es excluido de ese Acuerdo y que tampoco tiene ningún acuerdo bilateral con la UE.

Mientras que organismos de todo tipo y muchos medios de comunicación, críticos con el gobierno cubano, reclaman el levantamiento del embargo estadounidense a la Isla, en el tema de la Posición Común no mantienen el mismo criterio sensato de compatibilizar la demanda de democracia con la oferta de cooperación para mejorar las condiciones de vida de la población.

Sin querer comparar situaciones y épocas muy distintas, hay que recordar que las organizaciones que eran más activas en el interior de España contra el franquismo no confiaban en las medidas de presión económica exterior, como el boicot al turismo, pues dañaban al pueblo y les privaba del contacto con el mundo exterior.

Es de esperar que las sucesivas liberaciones de presos políticos y el anuncio de las autoridades cubanas de liberar a todos los que no estén condenados por actos con violencia, den paso a un diálogo nacional, que de alguna forma ya ha comenzado con la mediación del cardenal Ortega. A ello hay que añadir la promesa de Raúl Castro de introducir reformas económicas dentro del modelo socialista.

Aún sin derogar el embargo sobre la Isla, el presidente estadounidense Barack Obama lo suavizó en 2008 en materia de viajes y de entrada de divisas, eliminando las limitaciones añadidas en 2004 por George Bush.

Sin embargo parece que la reunión de ministros de exteriores de la Unión Europea mantendrá este 25 de octubre la Posición Común frente a Cuba, en lugar de sustituirla como quería el ya ex ministro español Moratinos. Pero la UE abre una posibilidad de retomar el diálogo con el gobierno cubano para negociar un acuerdo de cooperación bilateral. Esto sería un paso corto, pero en la dirección de reemplazar a medio plazo la Posición Común por unas nuevas relaciones que favorezcan las reformas y ayuden al pueblo a mejorar sus condiciones de vida.

Hay que suponer que la nueva ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, continuará el empeño de Moratinos en convencer a la UE y a otros gobiernos europeos de la inconveniencia de la Posición Común, y que desplegará en España sus dotes de convencimiento para atraer al máximo de fuerzas políticas españolas a un consenso en relación a Cuba.

El mayor obstáculo lo encontrará en el PP, hipotecado por la herencia aznarista. Su posición, igual que en relación a Venezuela, Bolivia o Ecuador, está muy alejada de la que tradicionalmente mantenían los principales partidos españoles, que anteponían las buenas relaciones de España con los países de América Latina a los prejuicios ideológicos o políticos.

Juan Moreno es Consejero del Comité Económico y Social Europeo

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