viernes. 26.04.2024

No es lo mismo estar dormido que durmiendo

NUEVATRIBUNA.ES - 10.3.2009 Mario Benedetti ansiaba vivir en un país donde los presidentes anduviesen sin capangas, esto es, sin esbirros ni matones. Hoy, desde luego, es difícil encontrar incluso un lugar donde ni siquiera los alcaldes se muevan sin guardaespaldas, pero vivimos en una nación cuyo presidente conoce el verbo "follar" y es capaz incluso de incorporarlo a sus discursos públicos.
NUEVATRIBUNA.ES - 10.3.2009

Mario Benedetti ansiaba vivir en un país donde los presidentes anduviesen sin capangas, esto es, sin esbirros ni matones. Hoy, desde luego, es difícil encontrar incluso un lugar donde ni siquiera los alcaldes se muevan sin guardaespaldas, pero vivimos en una nación cuyo presidente conoce el verbo "follar" y es capaz incluso de incorporarlo a sus discursos públicos. Resulta alentador que tal circunstancia concurra cuando su predecesor en La Moncloa hacía migas maritales con los Legionarios de Cristo y su mayor veleidad erótica fue dejarse la melena, reunirse con la oposición venezolana y dar conferencias por las universidades extranjeras en cuanto dejó la presidencia y las reuniones de Las Azores.

Mucho se ha escrito y dicho sobre el lapsus eroticofestivo de ZP durante su comparecencia de la pasada semana en la que deslizó ese verbo que tanto gusta a los españoles aunque no todos sepamos practicarlo como es debido: en España siempre los mandamases hicieron las cosas por pelotas y ahora parece que la crisis es lo único que va a carajo sacado por el Ibex nuestro de cada día y los informes Funcas de cuando en cuando. ¿Será que en vez de jodiendo estamos jodidos? Ya avisó en su día el senador real Camilo José Cela de la diferencia de matices que estriba entre ambas formas verbales; la misma que diferencia la expresión de estar dormido por la de estar durmiendo.

Ni siquiera los detractores de camara de José Luis Rodríguez Zapatero han entrado sin embargo a saco por tal metedura de pata que ha conocido jocosas parodias televisivas y un largo repertorio de chistes que ya empiezan a dejarse caer por las barras de los bares y otros lugares de encuentro de la sociedad civil. Será que a la derechona que le pone a caldo cada vez que hace amago de pactar con nacionalistas vascos, gallegos, catalanes o navarros, le pone todavía la falocracia mussoliniana: en el fondo de su imaginario, a esa caterva de contertulios, voceros de genovas y conferencias episcopales, le sigue gustando poner los cojones encima de la mesa. Ese es, en cierta medida, un rasgo patriótico: los franceses no pasan del "merde" y los angloparlantes se enrocan en el "fucking" pero los españoles gozamos del mayor pib de palabrotas del mundo occidental, un léxico genital que uno no sabe a ciencia cierta si es fruto del ardor latino o de la larga represión sexual que hemos intentado torear con desigual fortuna desde el concilio de Trento.

Pero cabe preguntarse si será por ello que ahora se entrega a un plácido son de paz aquella artillería pesada que fue dirigida contra Bibiana Aido, ministra de Igualdad, por feminizar algo tan masculino como el miembro. O es que, visto como nos está penetrando la crisis, el pueblo soberano ha dejado de interesarse por los discursos de la clase política y sólo le inquieta que la banca siga dándonos por saco, aunque sus empleados cuiden, políticamente correctos, el lenguaje de las notificaciones de embargo y desahucio, que son las que a diario forman el taco sin tener que decirlo.

Juan José Téllez es escritor y periodista

No es lo mismo estar dormido que durmiendo
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