domingo. 05.05.2024

Montería

NUEVATRIBUNA.ES - 20.2.2009La derechona ha levantado la veda para cobrarse dos piezas de caza mayor. Nada menos que la neutralización de Garzón y la dimisión del ministro de Justicia, dos cazadores imprudentes (¿acaso no saben con quién se juegan los cuartos?) que se han comportado como turistas en un país donde las apariencias cuentan mucho.
NUEVATRIBUNA.ES - 20.2.2009

La derechona ha levantado la veda para cobrarse dos piezas de caza mayor. Nada menos que la neutralización de Garzón y la dimisión del ministro de Justicia, dos cazadores imprudentes (¿acaso no saben con quién se juegan los cuartos?) que se han comportado como turistas en un país donde las apariencias cuentan mucho.

En el PP carecen de pruebas y de indicios para aventurar que en esa célebre montería Garzón y Bermejo hubieran hablado del sumario que está instruyendo el primero. Pero en la derecha son así: los suyos son siempre presuntos inocentes, mientras los demás siempre son culpables sin presunción; no necesitan pruebas para acusar; siguen siendo fieles a una vieja táctica que estableció Aznar siguiendo a Franco, que, como todo el mundo sabe, era un notable acusador sin pruebas y un gran cazador. Franco mataba bien por tierra, mar y aire. Vivió siempre con la caña en una mano y el dedo en el gatillo. Nada se le resistía: ni los salmones, ni las palomas ni los venados; incluso cazó un cachalote desde el Azor, simbólico yate institucional con nombre de ave de presa, que en su día atrapó a Felipe González (otro imprudente).

La derecha, por tradición, tiene una gran experiencia cinegética. Desde los viejos usos de la nobleza más rancia hasta una costumbre del franquismo, que institucionalizó las cacerías como plataformas para hacer negocios. Entonces no se hablaba de tráfico de influencias (casi todo lo era), sino directamente de enchufes y de hacer buenos negocios al amparo de los prebostes del régimen, que esas eran las piezas buscadas, la verdadera caza mayor.

Ahora, los ojeadores de la derecha han localizado dos grandes presas a las que abatir antes de rendirse a la evidencia de que deben asumir responsabilidades políticas y penales por la trama de corrupción que les salpica, depurar el partido y perder de vista a las amistades peligrosas. Pero, por el momento, han decidido no hacerlo; la reacción previsible en unos cazadores ha sido soltar a las realas para acorralar a las presas.

En el (presunto, todo es presunto en el PP) partido del orden, de la moral y de la gente normal, para salvarse no han dudado en descreditar una institución como la administración de justicia, bastante descreditada ya por propia iniciativa, y en montar un circo en el Congreso y otro en la Asamblea de Madrid.

No hay que esperar mucho de la comisión de investigación de la Comunidad de Madrid, cuyo presidente ha tenido que dimitir, o ser depuesto, por estar salpicado por los presuntos delitos que la comisión debe investigar, pero bastará aguardar unos meses, llenos de bronca, eso sí, para ver lo que sale del complejo y extenso sumario que instruye Garzón. Y ver en qué quedan tantos presuntos�

Francisco Javier Vivas es escritor

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