21 de septiembre de 2010, 15:39
NUEVATRIBUNA.ES - 20.11.2009
...¿quien es el guapo, de derechas o izquierdas, que tiene una nueva? Lo que si me preocupa es lo de Camps y la Aguirresconi. Ésta me abandona por no se sabe que asunto familiar. ¿Desde cuando es más importante la familia que el partido? Y al otro no se le ocurre mejor idea que subirse a un Ferrari para encima quitarnos la foto. ¡Qué tropa! …como he dicho en más de una ocasión. Así no hay manera de hacer nada y menos política de estado.
Eso sí por lo menos estuve arropado por las chicas y el ínclito Gallardón. Claro que si los muñecos de la tele le llamaban sosoman a Zapatero en la oposición, a este compañero de viaje no sé que calificativo le podrían inventar. “No te pases que es tu aliado más firme” me dice la conciencia. No, si no me paso. Sólo pienso en voz baja. Eso es lo que me preocupa. Ahí está tan calladito esperando su momento, quien sabe si con unas garras más fuertes y afiladas que los otros dos. No he tenido suerte ni con las olimpiadas que encima van y se las dan a los brasileños. ¡A quien se le ocurre! Si hubiera ganado España lo tendría entretenido con la organización de los juegos.
Por otra parte, no tengo que olvidar que soy gallego. Y los otros madrileña y valenciano. Cuando se trata de elegir presidente del gobierno, sabido es que los españoles tienen ciertas preferencias por castellanos o andaluces y mi ascendencia trabaja en mi contra. Es verdad que España ha avanzado mucho. Pero también es verdad que aquí somos muy nuestros y si analizamos fríamente, de los cinco presidentes elegidos tres son castellanos, uno andaluz y otro gallego, aunque elegido en una situación extraordinaria más bien como interino para preparar las elecciones donde barrieron los socialistas.
En esta especie de derechas confederadas que tenemos, los dos gallegos que me anteceden son las dos efes. Franco y Fraga. Con eso está dicho todo. Uno autocalificado el caudillo por excelencia. Y nuestro querido fundador con el título de jefe in rectore. Por si uno fuera poco, todavía me queda el segundo, el del bigotito. Ese flanco de “todo el poder para el jefe”, a lo Gil Robles, me lo quitan éstos. Y si no es suficiente ahí está la esperancita con los pantalones bien puestos.
Mis adláteres me alegran el oído argumentando que soy más hombre de estado que ZP o mis rivales. Que mi verbo es florido y mi dialéctica (qué palabreja) mejora día a día. En cuanto a la imagen, los muy ladinos callan. Todavía recuerdo la frase de aquel banquero importante: “con barba no se puede llegar a presidente del gobierno”. Me miro al espejo y es que lleva razón. No me la puedo quitar porque me tapa esta mandíbula prominente que Dios me ha dado y que me hace algo baboso. Es una obviedad, no puedo negarlo. Trato de ocultarlo y mejorar cuanto puedo, sin embargo…la naturaleza es la que es.
En definitiva, que el panorama está muy negro. Ya que no puedo llegar por mis propios medios, no me queda otro remedio que aguantar como sea. Como buen gallego tengo que mojarme con toda el agua que venga esperando que escampe. Porque siempre escampa. Si nosotros no somos capaces de conquistar el poder, nos queda la esperanza de que la crisis se cargue a Zapatero. A lo largo de la Historia muchos gobernantes han caído y alguien se tiene que hacer cargo. Ahí está la caída del Imperio Romano que se tuvieron que quedar los bárbaros porque eran los únicos que tenían infraestructura, como se dice ahora. ¡Vaya ejemplo que se me acaba de ocurrir! Mejor lo dejo para otra ocasión que esté más inspirado. Mañana será otro día.
José Luis Egido - Periodista.
...¿quien es el guapo, de derechas o izquierdas, que tiene una nueva? Lo que si me preocupa es lo de Camps y la Aguirresconi. Ésta me abandona por no se sabe que asunto familiar. ¿Desde cuando es más importante la familia que el partido? Y al otro no se le ocurre mejor idea que subirse a un Ferrari para encima quitarnos la foto. ¡Qué tropa! …como he dicho en más de una ocasión. Así no hay manera de hacer nada y menos política de estado.
Eso sí por lo menos estuve arropado por las chicas y el ínclito Gallardón. Claro que si los muñecos de la tele le llamaban sosoman a Zapatero en la oposición, a este compañero de viaje no sé que calificativo le podrían inventar. “No te pases que es tu aliado más firme” me dice la conciencia. No, si no me paso. Sólo pienso en voz baja. Eso es lo que me preocupa. Ahí está tan calladito esperando su momento, quien sabe si con unas garras más fuertes y afiladas que los otros dos. No he tenido suerte ni con las olimpiadas que encima van y se las dan a los brasileños. ¡A quien se le ocurre! Si hubiera ganado España lo tendría entretenido con la organización de los juegos.
Por otra parte, no tengo que olvidar que soy gallego. Y los otros madrileña y valenciano. Cuando se trata de elegir presidente del gobierno, sabido es que los españoles tienen ciertas preferencias por castellanos o andaluces y mi ascendencia trabaja en mi contra. Es verdad que España ha avanzado mucho. Pero también es verdad que aquí somos muy nuestros y si analizamos fríamente, de los cinco presidentes elegidos tres son castellanos, uno andaluz y otro gallego, aunque elegido en una situación extraordinaria más bien como interino para preparar las elecciones donde barrieron los socialistas.
En esta especie de derechas confederadas que tenemos, los dos gallegos que me anteceden son las dos efes. Franco y Fraga. Con eso está dicho todo. Uno autocalificado el caudillo por excelencia. Y nuestro querido fundador con el título de jefe in rectore. Por si uno fuera poco, todavía me queda el segundo, el del bigotito. Ese flanco de “todo el poder para el jefe”, a lo Gil Robles, me lo quitan éstos. Y si no es suficiente ahí está la esperancita con los pantalones bien puestos.
Mis adláteres me alegran el oído argumentando que soy más hombre de estado que ZP o mis rivales. Que mi verbo es florido y mi dialéctica (qué palabreja) mejora día a día. En cuanto a la imagen, los muy ladinos callan. Todavía recuerdo la frase de aquel banquero importante: “con barba no se puede llegar a presidente del gobierno”. Me miro al espejo y es que lleva razón. No me la puedo quitar porque me tapa esta mandíbula prominente que Dios me ha dado y que me hace algo baboso. Es una obviedad, no puedo negarlo. Trato de ocultarlo y mejorar cuanto puedo, sin embargo…la naturaleza es la que es.
En definitiva, que el panorama está muy negro. Ya que no puedo llegar por mis propios medios, no me queda otro remedio que aguantar como sea. Como buen gallego tengo que mojarme con toda el agua que venga esperando que escampe. Porque siempre escampa. Si nosotros no somos capaces de conquistar el poder, nos queda la esperanza de que la crisis se cargue a Zapatero. A lo largo de la Historia muchos gobernantes han caído y alguien se tiene que hacer cargo. Ahí está la caída del Imperio Romano que se tuvieron que quedar los bárbaros porque eran los únicos que tenían infraestructura, como se dice ahora. ¡Vaya ejemplo que se me acaba de ocurrir! Mejor lo dejo para otra ocasión que esté más inspirado. Mañana será otro día.
José Luis Egido - Periodista.