sábado. 27.04.2024

La vergonzosa imagen de España

El Tribunal Supremo ha tenido a bien absolver a Garzón por la causa de Las víctimas del franquismo. Cinco a uno ha sido la solución a tan 'difícil' contienda. Un pseudosindicato -que ya afirma que no es sindicato, sino agrupación- de extremísima derecha, vinculado a la ideología fascista del franquismo, con la colaboración de parte de la judicatura española sentaron al juez Garzón en el banquillo.

El Tribunal Supremo ha tenido a bien absolver a Garzón por la causa de Las víctimas del franquismo. Cinco a uno ha sido la solución a tan 'difícil' contienda. Un pseudosindicato -que ya afirma que no es sindicato, sino agrupación- de extremísima derecha, vinculado a la ideología fascista del franquismo, con la colaboración de parte de la judicatura española sentaron al juez Garzón en el banquillo. Por la sala desfilaron varios de los familiares, aún en vida, que siguen buscando los restos de los suyos, asesinados por el fascio y abandonados en alguna cuneta desconocida.

Escuchar las narraciones de esta gente a la que apenas le queda tiempo para recuperar a los suyos fue de una emoción intensa, aunque siempre quedan degenerados mentales que utilizan los espacios mediáticos más casposos para, con especial envilecimiento, mofarse de los 'huérfanos por imposición legal'.

Pero no ha sido la compasión ni el estremecimiento ante las injusticias cometidas lo que ha motivado al TS a absolver a Garzón; han sido las protestas internacionales contra la parcialidad con que ha sido tratado Baltasar Garzón, imputado en tres 'causas' sucesivas, y la vergonzosa imagen que la justicia española ha trasladado al mundo entero lo que ha motivado esta exculpación.

Pero ahora el daño ya ha sido causado. Las víctimas del franquismo siguen en sus súplicas por recuperar a sus seres queridos; habrá que rectificar o rehacer la Ley de Memoria Histórica para ello, y también servirá para que el dictador Franco deje de ser alcalde honorífico de algunos ayuntamientos que desconocen la dignidad.

Pero, de entrada, Franco, el dictador asesino y aliado de Hitler y Mussolini, sigue siendo intocable. Impensable en una democracia no acabada de estrenar. Por ello, hay que recuperar la memoria histórica cueste lo que cueste. Es una deuda que debemos a nuestros antepasados.

La imagen del juez (seguirá siendo juez para todo el mundo, aunque algunos del TS lo hayan condenado injustamente a la mayor pena posible) Baltasar Garzón ha sido 'touché', pero simplemente eso. La personalidad valiente y la bonhomía de Garzón se halla muy por encima de rencores y villanías de algunos 'compañeros'. Su imagen de dignidad y justicia permanece impoluta, y ahora más que nunca. No solo tiene la admiración y respeto de la justicia internacional, sino la de una gran mayoría de españoles que sentimos vergüenza por una actuación tan parcial de aquellos que deberían obrar con dominio total del equilibrio de la simbólica balanza.

Se juzgó a Garzón en primer lugar por investigar la Gürtel. Ese fue el hueso duro por el que se decidió acabar con el juez de la forma más mezquina y miserable que existe en judicatura: extirparle la condición de juez, separarlo del poder judicial. Lo consiguieron abyectamente, tras hacerle sufrir sádicamente un auténtico calvario.

Ha triunfado en esta España de 'charanga y pandereta' la corrupción. Gürtel, Emarsa, Brugal, Fabra, Palma Arena...y ahora Urdangarín retratan la España de hoy. Es nuestra imagen ante el resto de los países. Y, curiosamente, el Partido en el Gobierno, el PP, aparece en el epicentro de todos los casos de depravación.

Y no es materia nueva esta de la corrupción salpicando al PP, aunque cada día aparecen nuevos elementos que hinchan la ya enorme metástasis envilecida. Han transcurrido cerca de seis años desde las primeras noticias, y nada se ha visto por parte de Rajoy para solucionar esta pestilencia. Se ha intentado mirar hacia otro lado, ahora la hediondez es ya insoportable, pero no percibimos movimientos para clarificar tanta deshonestidad y procurar que lo desaparecido (que es muchísimo) vuelva a casa, y solventar con ello buena parte de la deuda que nos ahoga.

Quizá haya que esperar también a que el mundo se estremezca de asco ante esta España, para que Rajoy y los suyos -que no son solo los miembros del Gobierno- reaccionen y pongan un poco de ética entre los suyos.

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