viernes. 26.04.2024

La política al servicio de las personas

Ante la 9ª Asamblea de IUCM. En ciertos ámbitos de la izquierda la idea de que la política ha entrado en quiebra y sus representantes, democráticamente elegidos, ya no están en condiciones de ejercer con dignidad su cargo, gana enteros. Dibujan o animan un escenario con la justa demanda del indignado, pero confiesan sin complejos que la aventura no tiene destino. Una conducta que yo estimo temeraria.

Ante la 9ª Asamblea de IUCM. En ciertos ámbitos de la izquierda la idea de que la política ha entrado en quiebra y sus representantes, democráticamente elegidos, ya no están en condiciones de ejercer con dignidad su cargo, gana enteros. Dibujan o animan un escenario con la justa demanda del indignado, pero confiesan sin complejos que la aventura no tiene destino. Una conducta que yo estimo temeraria.

El pasado 26 de septiembre, el Consejo Político Regional de Izquierda Unida en la Comunidad de Madrid (IUCM) debatió y aprobó la ponencia política, el modelo de organización, la administración de recursos y la norma estatutaria que debatirá la afiliación en los próximos meses y que concluirá con la Asamblea Regional del 1 y 2 de diciembre. Una idea domina la ponencia aprobada: la de reclamar para la izquierda la vigencia de la política como mejor herramienta para defender los derechos de la gente y transformar la sociedad. Combatimos que lobbys  financieros y corporaciones mediáticas busquen cuestionar la política al rebufo de la crisis.

Aunque lo juzgo legítimo, algunos sectores de IU más que crecerse en la dificultad, irrumpen por la avenida de la verdad para sustituir la iniciativa política por la retórica del radicalismo. Conscientes de que no son buenos tiempos para la lírica, acuden al refugio de la fe y a modo de ONG recorren calles y plazas devaluando la política y refundando cada mes Izquierda Unida.

Discurso, programa, organización

La ponencia que fue aprobada el 26 de septiembre hace suya la defensa de la política y la democracia frente a la economía y las instituciones financieras. Son las primeras las que deben mandar sobre las segundas, y ahí es donde debe centrase, a mi juicio, la batalla por la renovación de la democracia. El objetivo es hacerla más transparente, más participativa, más deliberativa, en palabras de Habermas. No nos hemos perdido en el país de los sueños. Habiendo bases sólidas para explicar la creciente desafección de la ciudadanía hacia quienes ejercen la cosa pública, parece imprescindible precisar que ni todos son iguales, ni son las instituciones democráticas, por muy devaluadas que estén, las responsables de la crisis económica y social que vivimos. Es el capitalismo financiero, el capitalismo de casino, el que nos metió de hoz y coz en la crisis, aunque en muchos casos, para someter a la política, se valiesen de gobernantes cómplices con la llamada revolución de las élites (Toxo dixit).

No hace falta precisar que la ponencia está atravesada de una idea central que, con los mejores modos y maneras, se quiere manifestar. Nuestra concepción de la lucha política en democracia es rotunda: “El mejor gobierno no es aquel que hace más felices a los hombres, sino aquel que hace felices al mayor número de personas”. Esta frase que en su candidatura a la Presidencia de la República Francesa en 1969, publicitó Jacques Duclos (dirigente histórico del PCF), tiene mucho que ver con lo que deben hacer las izquierdas cuando gobiernan.

Para ello, es de vital importancia acertar en el análisis de la economía, del patrón de crecimiento y el modelo productivo, explicitar la vocación unitaria de IU en torno al quién nos dirigimos, con quién contamos, abordar la crisis institucional y los nuevos retos del municipalismo, estar en primera línea de combate en la defensa del Estado de bienestar y los servicios públicos, incorporar al relato de IU el ecologismo político y el desarrollo sostenible. Y hacerlo con una organización más abierta y eficaz, capaz de reforzar vínculos con las asambleas de IU en pueblos, barrios y sectores, y con el tejido social, el movimiento sindical (los sindicatos han propuesto a la Cumbre Social convocar en noviembre una huelga general si persisten los recortes) y la sociedad que se mueve con ideas y promotores reconocibles. Esta sería la mejor refundación, la mejor herramienta para el contagio con la actividad social y política.

Habrá que engrasar la máquina. Ponerla al día. Elegir direcciones sólidas que se crean lo que dice la ponencia. Sanear la administración de nuestros recursos, con más razón ahora que la derecha arremete contra los instrumentos de la democracia cediendo al populismo (recorta subvenciones a partidos y sindicatos, reduce la democracia municipal con menos concejales y menos competencias para las corporaciones locales, quiebra la democracia en las autonomías con decisiones extravagantes de no remunerar la tarea de diputado/a –solo los ricos dispondrán de tiempo y dinero para serlo en esas circunstancias- o procede a podar radicalmente las cámaras autonómicas). Así las cosas, la izquierda deberá ser más transparente y más fuerte.

En esto queremos empeñarnos las gentes de IU, sin quedar atrapados por la larga sombra del pasado. Hace falta sumar voluntades a un discurso de la izquierda neto, claro, solvente. IU tiene una muy buena oportunidad. EL PP quiere acabar con todo y el PSOE quiso acabar con buena parte del todo. Seguramente una IU sin complejos en la calle y en las instituciones también hará más fácil la unidad de acción de las izquierdas. Hagamos política, política de izquierdas; y si alguien no quiere, que sea porque la política de transformación y de cambio le asusta, y prefiere la comodidad del dogma, el aplauso del agitador indefinido.

La política al servicio de las personas
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