1 de julio de 2010, 7:22
NUEVATRIBUNA.ES - 1.7.2010
Si hacemos caso a las definiciones de las enciclopedias, por ejemplo de la Wikipedia , una huelga es una acción colectiva, emprendida por un grupo de trabajadores, consistente en negarse a cumplir total o parcialmente el trabajo que le es encomendado. Y añade: se emplea como medida de ejercer presión en las negociaciones con el empleador, para obtener una mejora en las condiciones laborales…’pero en ocasiones se utiliza como represalia con otros fines’.
He utilizado la definición que antecede precisamente por la frase entrecomillada. La huelga de los trabajadores del Metro de Madrid tiene, efectivamente, una motivación de represalia.
Y en este punto, y ya que estamos por la utilización de diccionarios y enciclopedias, hago uso de los sinónimos y en lugar de represalia pondría el de ‘reparación’ o’ desagravio ’. Me explico. El negarse a trabajar sin respetar ni los servicios mínimos es consecuencia, según manifiestan los representantes de los trabajadores, de no haber cumplido los compromisos pactados y firmados previamente y haber rebajado el salario que ya venían percibiendo habitualmente, entre otras cuestiones de menor entidad. Ante la postura de negativa total del trabajo encomendado, se han propuesto múltiples soluciones: expedientes disciplinarios y despidos laborales, intervención de la policía, ejército, fiscalía del Estado y un largo etcétera de despropósitos.
Únicamente, pero de modo tibio e incompleto, se ha escuchado una que iría encaminada a la resolución del conflicto y proviene de una alta dignataria del gobierno: sentarse a negociar con las organizaciones sindicales. Pero ya he adelantado que la propuesta no ha sido lo suficientemente rematada (estamos con lo de los mundiales). De acuerdo sí, con lo de sentarse a una mesa común Administración – Sindicatos, pero con una sola y única propuesta de la patronal: retornar al punto de origen, es decir, nada de incumplimientos de lo firmado y pactado, de rebajas salariales ni un céntimo de euro y dejar abierta la puerta a un incremento salarial para el próximo ejercicio. Y por supuesto, coste de la huelga para los trabajadores, cero. Ni económico ni disciplinario.
Y ahora, mis lectores, mediten sobre las consecuencias y el efecto de halo que tendría el llevar a efecto lo escrito. Pues eso.
Si hacemos caso a las definiciones de las enciclopedias, por ejemplo de la Wikipedia , una huelga es una acción colectiva, emprendida por un grupo de trabajadores, consistente en negarse a cumplir total o parcialmente el trabajo que le es encomendado. Y añade: se emplea como medida de ejercer presión en las negociaciones con el empleador, para obtener una mejora en las condiciones laborales…’pero en ocasiones se utiliza como represalia con otros fines’.
He utilizado la definición que antecede precisamente por la frase entrecomillada. La huelga de los trabajadores del Metro de Madrid tiene, efectivamente, una motivación de represalia.
Y en este punto, y ya que estamos por la utilización de diccionarios y enciclopedias, hago uso de los sinónimos y en lugar de represalia pondría el de ‘reparación’ o’ desagravio ’. Me explico. El negarse a trabajar sin respetar ni los servicios mínimos es consecuencia, según manifiestan los representantes de los trabajadores, de no haber cumplido los compromisos pactados y firmados previamente y haber rebajado el salario que ya venían percibiendo habitualmente, entre otras cuestiones de menor entidad. Ante la postura de negativa total del trabajo encomendado, se han propuesto múltiples soluciones: expedientes disciplinarios y despidos laborales, intervención de la policía, ejército, fiscalía del Estado y un largo etcétera de despropósitos.
Únicamente, pero de modo tibio e incompleto, se ha escuchado una que iría encaminada a la resolución del conflicto y proviene de una alta dignataria del gobierno: sentarse a negociar con las organizaciones sindicales. Pero ya he adelantado que la propuesta no ha sido lo suficientemente rematada (estamos con lo de los mundiales). De acuerdo sí, con lo de sentarse a una mesa común Administración – Sindicatos, pero con una sola y única propuesta de la patronal: retornar al punto de origen, es decir, nada de incumplimientos de lo firmado y pactado, de rebajas salariales ni un céntimo de euro y dejar abierta la puerta a un incremento salarial para el próximo ejercicio. Y por supuesto, coste de la huelga para los trabajadores, cero. Ni económico ni disciplinario.
Y ahora, mis lectores, mediten sobre las consecuencias y el efecto de halo que tendría el llevar a efecto lo escrito. Pues eso.