domingo. 28.04.2024

La corrupción alimenta la crisis económica

NUEVATRIBUNA.ES - 8.10.2009PARA FUNDACIÓN SISTEMATodo comenzó como una aparente anécdota sobre un par de trajes regalados.
NUEVATRIBUNA.ES - 8.10.2009

PARA FUNDACIÓN SISTEMA

Todo comenzó como una aparente anécdota sobre un par de trajes regalados. Sin embargo, la trama “Gurtel” se ha convertido hoy en un grave problema político para el PP, con implicaciones institucionales muy importantes en varias comunidades autónomas, y con una incidencia más que negativa en el clima de confianza requerido para superar la crisis económica que atenaza a la sociedad española.

El espectáculo grotesco de un sinfín de cargos públicos repartiendo obras y concesiones a cambio de dinero, de prebendas, de relojes de marca y de coches de lujo, está causando impacto en el conjunto de la opinión pública. Ahora bien, podemos imaginar perfectamente la indignación del trabajador que acaba de perder su empleo, de la madre que no puede cuadrar las cuentas a fin de mes, del pequeño empresario que está avocado a cerrar su negocio, o del joven preocupado por compaginar la exigua prestación por desempleo con el pago de la hipoteca.

Es cierto que existe cierto grado de resignación entre los españoles a la hora de valorar este tipo de noticias. Pero no es menos cierto que esos mismos españoles conocen la relación inversamente proporcional que existe entre el nivel de corrupción de la clase política y las posibilidades de desarrollo de un país. Y que esa resignación acabará pasando factura en términos de desprestigio institucional, de aumento de la abstención electoral y de lastre anímico para el emprendimiento económico.

¿Qué pensarán los hombres y mujeres a quienes los políticos estamos reclamando un mayor sacrificio en el pago de impuestos, cuando lean, cuando escuchen y cuando vean cómo unos cuantos políticos se reparten a su costa sobresueldos millonarios y caprichos de niños ricos? Yo siento vergüenza. Porque habrá quienes distingan (los menos) y habrá quienes vuelvan al “todos son iguales” (los más).

Sí. La corrupción socava la legalidad. La corrupción condena a la ineficiencia en las administraciones. La corrupción repugna moralmente. Pero la corrupción también desgarra el alma de la democracia: la confianza de la mayoría en la ley, en las instituciones y en quienes nos representan en ellas. Y la corrupción mina la actitud propia de las sociedades avanzadas de mirar el futuro con optimismo. Seguro: la corrupción retrasará la salida de la crisis.

¿A qué esperan para reaccionar? Yo tuve responsabilidades orgánicas en un gran partido, y cuando surgieron problemas de esta naturaleza (afortunadamente de alcance menor) siempre me pareció evidente cómo había que reaccionar. Confirmar la noticia, identificar al responsable y exigirle la asunción de responsabilidades, de manera rápida y drástica. Solo así podemos salvaguardar el honor y el prestigio de los partidos y de las instituciones públicas. Sin embargo, cuando Rajoy se empeña en mostrar “indiferencia”, negando los problemas y evitando las medidas imprescindibles e inaplazables, extiende el daño producido por unos cuantos corruptos a todo su partido, al conjunto de los políticos sin distinción, y a las administraciones en general.

¿Por qué no hace Rajoy lo que sabe que tiene que hacer? Solo se me ocurren dos opciones: o no se siente capaz de ejercer la autoridad necesaria, o la trama “Gurtel” ha llegado más alto de lo que nos temíamos en principio.

Rafael Simancas es diputado del PSOE en el Congreso de los Diputados.

La corrupción alimenta la crisis económica
Comentarios