sábado. 27.04.2024

Euskadi exporta "seny" y "zentzugabe"

El PNV ha recobrado su papel hegemónico, consiguiendo las alcaldías de las tres capitales y la presidencia de las tres Diputaciones.

Las buenas noticias también son noticias. Y es muy buena noticia la imagen de normalización democrática que viene ofreciendo el País Vasco una vez que el terrorismo etarra ha empezado a pasar a ser una dolorosa referencia histórica, una cruel vacuna pagada con demasiada sangre pero que ha servido para demostrar la fortaleza de carácter de un pueblo ejercitado en la resistencia contra la barbarie y en la voluntad de supervivencia. El último ejemplo de racionalidad política acaba de producirse en las elecciones municipales y en la composición derivada de las Diputaciones Forales, que son las instituciones vascas con un poder determinante, singular en comparación con el resto del Estado.

El PNV ha recobrado su papel hegemónico, consiguiendo las alcaldías de las tres capitales y la presidencia de las tres Diputaciones. Y lo ha hecho tras la firma de un pacto sin estridencias con el Partido Socialista de Euskadi, despreciando la tentación de una alianza con Bildu, su competidor natural en el imaginario soberanista. Superados los tormentosos tiempos de Ibarretxe, el lehendakari Urkullu ha decidido romper con el frentismo y volver a unos tiempos en los que era posible formar un gobierno bipartito en Ajuria Enea. Ese esquema de gobernabilidad -no un simple acuerdo de investidura- es el que se ha impuesto en las Diputaciones Forales, con el reparto de responsabilidades ejecutivas entre el PNV y el PSE, y es el que debería servir como ejemplo de responsabilidad en el frágil panorama de los acuerdos surgidos en el resto de España tras el 24 de mayo.

En declaraciones a El País, que seguramente quedarán silenciadas por las convulsas informaciones sobre Grecia o la foto del rey Juan Carlos en un restaurante, Iñigo Urkullu se ha distanciado del modelo catalán, durante tanto tiempo tomado como referencia de una vía moderada del nacionalismo, y ha alertado del peligro de sustituir el papel tradicional de los partidos por otras formas difusas de representación. Cargada de razón, y esperanzadora por cuanto se trata de un político nacionalista es su respuesta sobre un movimiento de intelectuales que reclama un proceso de recentralización:“Creo que en España falta aún conocimiento de su historia política. Esos intelectuales deben mirar la bandera constitucional, con el escudo del Reino de España y saber interpretar cómo se configura con la unión de cuatro reinos: Castilla, León, Aragón, y Navarra. Debe ser una unión voluntaria como el Reino Unido o la propia Unión Europea”. Vale la pena recordar que fue muy similar la reflexión sobre el escudo realizada por Miquel Iceta tras la polémica en torno a la exhibición de una gran bandera española en el acto protagonizado por Pedro Sánchez.

Los indicadores económicos y sociales de Euskadi reflejan un buen estado de salud, que puede resumirse en dos datos: es la segunda Comunidad en el ranking del PIB per cápita y el paro se sitúa en el 16%. En ese contexto, la estabilidad política alcanzada tras los acuerdos entre nacionalistas y socialistas debería garantizar un tiempo de progreso. Y no hay que echar en saco roto la oferta del lehendakari al PSOE de alcanzar un pacto a nivel estatal en la próxima legislatura, algo que la ceguera de Rajoy, deslumbrado por su mayoría absoluta, la que le ha llevado a la soledad parlamentaria, desdeñó -y así lo denuncia Urkullu- durante estos cuatro últimos años.

Corresponde ahora al Partido Socialista, en cuya dirección se encuentran experimentados políticos vascos, responder a esa invitación que, presupone, además, que el PNV intuye un futuro en el que el PSOE se encuentre en condiciones de formar Gobierno y necesite aliados sólidos. “Seny“ es palabra difícilmente traducible. En euskera, “Zentzugabe” quiere decir “sensatez”. Vayamos acostumbrándonos a usarla.

Euskadi exporta "seny" y "zentzugabe"