sábado. 27.04.2024

El proyecto de país de Esperanza Aguirre y su verdad

Esperanza Aguirre ha querido en el debate del estado de la región tomar distancia de la demagogia y reconocerse como una presidenta honesta que dice la verdad. La verdad de Aguirre para salir de la crisis se llama Eurovegas o economía de casino; una verdad que tiene poco que ver con la verdad del drama cotidiano de cientos de miles de madrileños y madrileñas. Pero en la verdad que ha contado Aguirre hay algunas certezas.

Esperanza Aguirre ha querido en el debate del estado de la región tomar distancia de la demagogia y reconocerse como una presidenta honesta que dice la verdad. La verdad de Aguirre para salir de la crisis se llama Eurovegas o economía de casino; una verdad que tiene poco que ver con la verdad del drama cotidiano de cientos de miles de madrileños y madrileñas.

Pero en la verdad que ha contado Aguirre hay algunas certezas. Es cierto que admira la sociedad americana, esa en la que la diferencia entre vivir o morir cuando a alguien se le diagnostica un cáncer depende de la nómina y del seguro privado del enfermo. Esta es ciertamente la verdad del modelo de sociedad que ayer defendió Aguirre.

Decía la presidenta que estos son tiempos de decirle la verdad a la gente. Estoy de acuerdo, es urgente explicar a la ciudadanía que proyecto de país defiende cada uno para las generaciones futuras. Y la primera verdad es que este país ya no es soberano, porque el PP y el PSOE pactaron un modelo político que ha entregado nuestra soberanía a los intereses de una clase financiera que no tiene más patria que su dinero y que ha hecho saltar por los aires el sueño democrático de una Europa de los ciudadanos, creando una Europa de mercaderes. Sobre qué papel nos corresponde ahí, el proyecto de Eurovegas es el mejor ejemplo de lo que nos tocará ser: el prostíbulo de Europa, el lugar donde los habitantes privilegiados de los países que sí producen riqueza, vendrán a jugarse su dinero, a fumar, a emborracharse y a disfrutar de los servicios low cost de nuestros jóvenes.

La verdad de nuestro país es que sólo va a ofrecer servicios para los que sólo se necesitan trabajadores precarios. En el país de Aguirre no hará falta que la mayoría de la población tenga oportunidades de formarse para generar conocimiento, no hará falta desarrollar la economía real, no hará falta redistribuir la riqueza, no harán falta derechos sociales, ni una educación pública decente, ni una sanidad realmente universal. La verdad del país de Aguirre es que es un país de cuarta. La verdad es que el gobierno de Aguirre no es la suma de todos, porque Aguirre solo gobierna para su clase, la misma que la de Adelson, esa para la que solo hay una verdad: su dinero y sus ganancias.

Todo el mundo sabe que la verdad de la economía de casino es que la banca siempre gana; la banca que recibe el dinero público que se resta a los servicios públicos para cuadrar su cuenta de resultados, esa misma banca que ha estafado a miles de personas con hipotecas abusivas y acciones preferentes tan complejas que los directores de sucursales no las entendían, pero que fueron firmadas con huellas dactilares por personas que no saben ni escribir.

¿Una verdad más? La verdad es que la presidenta ha repartido el dinero de todos, el presente y el futuro, entre sus empresas amigas. Vaya otra verdad. Es verdad que cuando se tiene el poder que ha tenido la presidenta se puede elegir entre producir energía limpia, alimentos para la población, conocimiento para innovar en industrias punteras o, por el contrario, producir energía contaminante, ladrillos para la especulación y educación privada para privilegiados. La presidenta tomó la segunda opción, y el resultado está a la vista de todos.

Ya la última verdad. Es verdad que cuando los dirigentes de los grandes partidos acaban en los consejos de administración de las grandes empresas es difícil que se preocupen por las mayorías sociales. Por eso los que defendemos que el nuestro sea un país decente, debemos asumir que la clase política que ha tutelado los destinos de nuestra comunidad y de nuestro país forma parte del problema. Y por eso debemos escuchar a la mayoría creciente de ciudadanos indignados ante a la crisis y la clase política y defender con ellos un proyecto de país de verdad.

El proyecto de país de Esperanza Aguirre y su verdad
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