3 de enero de 2011, 5:01
nuevatribuna.es | 31.12.2010
Sin embargo la crudeza de la crisis mundial hizo saltar por los aires, en la reunión del ECOFIN de Mayo pasado, cualquier efecto solidario. Se impusieron las tesis neocon de recorte puro y duro del déficit, a pesar de que se sabía ello iba a conllevar un fuerte frenazo en la incipiente recuperación de las economías y, como consecuencia de esa menor actividad, mayores incrementos del paro y mayor duración del mismo.
Fue en esos momentos cuando la izquierda social y política mostró su absoluta incapacidad para articular una respuesta y un discurso alternativo.
Ni la socialdemocracia otrora faro de la extensión del estado del bienestar en la Unión Europea, ni la flamante Confederación de Sindicatos Europeos se dieron por enterados de que, la imposición de Merkel y Sarkozy en la citada reunión de Mayo, tenía consecuencias muy duras para la pervivencia del propio discurso socialdemócrata. En esas estamos hoy y en esas vamos a seguir estando durante mucho tiempo.
Europa, la Unión Europea, ha echado un gran borrón en su extraordinaria andadura solidaria. Y Alemania ha mostrado “un rostro interior de preocupaciones” que no coinciden con las necesidades de la Unión. El, “en primer lugar nosotros” puesto en marcha por Merkel y Sarkozy, ha tenido funestas consecuencias para la Unión, además de dar alas a los especuladores y a los fondos de inversión que han venido poniendo cada vez más altas exigencias para prestar dinero a países de la zona euro como Grecia, Irlanda, Portugal o España. Cuando la especulación podía haber terminado al día siguiente de que, el Banco Central Europeo, hubiera ejercido de auténtica Reserva Federal.
Pero en fin, eso es ya pasado. Y habrá que intentar mirar al futuro y tratar de poner los medios y las bases para que algo así no pueda volver a suceder tan gratuitamente para algunos. Una moneda única exige planteamientos y medios para la estabilidad y la defensa de la misma y de los países que conforman la zona euro que no han sido puestos en valor y que esta crisis ha terminado por poner en evidencia.
El mundo aunque parezca mentira también nos ha dejado alguna que otra noticia esperanzadora. Escasas ciertamente, pero quiero recordar la elección de la primera presidenta en la historia de Brasil, el rescate de los mineros chilenos (donde por una vez no se reparó en gastos para salvarles la vida), acción que para lo bueno y para lo malo habría que poner en el haber de los medios de comunicación.
Merece ser destacada también la liberación de la premio Nobel de la Paz del año 1991 Aung San Sun, una mujer que pudiendo haberse quedado a vivir en la comodidad de Occidente y trabajando en la ONU, decidió volver a su País, Birmania, y quedarse para promover el cambio pacífico a través del diálogo, lo que le supuso 21 años de encierro hasta su liberación, por la presión internacional el pasado mes de Noviembre. Aung San Sun, la Mandela de Asia, pone también una nota de esperanza a este año horrible y sin paliativos que ha sido el año 2010.
Martín Landa