domingo. 28.04.2024
familia

Consideramos la crianza como el proceso en el tiempo y en el espacio que permite tener cuidado del niño hasta que se hace adulto. Este proceso exige por parte de los padres o tutores un gran esfuerzo físico y emocional. Este proceso es necesario dada la inmadurez física y emocional del ser humano al nacer, ya que éste no puede satisfacer por sí mismo sus propias necesidades. La crianza de los hijos tiende a incidir en la supervivencia, el bienestar y el aprendizaje, la cual puede ser analizada desde sus características, desde las condiciones en que se desenvuelve, así como desde sus implicaciones.

Tipos de comportamiento

Se describen tres grandes formas o estilos comportamentales de los padres respecto a la crianza de sus hijos:​ permisivo, autoritario y autoritativo. Estos estilos de crianza implican combinaciones de aceptación y capacidad de respuesta parental, así como de demanda y control sobre los hijos.

  • La crianza permisiva o indulgente se caracteriza por manifestar reducidas demandas de madurez hacia los hijos con un énfasis en la expresión de las necesidades de estos. En este estilo son valoradas la libertad y la independencia de los hijos y los padres tienden a basarse principalmente en la orientación pasiva. Tiende a haber pocas o ninguna sanción al incumplir las normas. Los hijos de padres permisivos tienden a reportarse felices, pero pueden mostrar escasos niveles de autocontrol porque carecen de una estructura que les permita desarrollarla, lo que a su vez puede interferir en su desarrollo moral.
  • La crianza en el estilo autoritario se basa en la crianza con los hijos en la que destaca una prevalencia en las demandas y exigencias, pudiendo resultar en ambientes familiares muy rígidos. Los padres que practican este estilo de crianza tienen un estricto conjunto de reglas, en donde se esperan altos niveles de obediencia, prestando poca atención a las necesidades de los hijos. El castigo suele ser la estrategia dominante para lograr que los hijos se plieguen a las expectativas que hay sobre ellos, sin explicar la sanción. Los hijos criados en un hogar autoritario tienden a expresar dificultades en su desarrollo, son más taciturnos y vulnerables al estrés.
  • La crianza autoritativa (también llamada "democrática") se basa en el balance entre demandas de madurez y sensibilidad hacia las necesidades de los hijos. Los padres son más conscientes de los sentimientos y de las capacidades de sus hijos, apoyando el desarrollo de su autonomía dentro de límites razonables y fomentando un ambiente cálido en la relación familiar.

Diferencias en cuanto al patrón descrito

Estos estilos de crianza han manifestado consecuencias diferentes según el contexto cultural y personal en que se expresan, lo cual hace que deban ser analizados con cautela.

Asimismo, los padres clasificados en cada uno de estos estilos pueden no ajustarse totalmente al patrón descrito, lo que manifiesta ciertas dificultades de consistencia en esta perspectiva (por ejemplo: un padre autoritario puede ser flexible cuando su hijo se encuentra en condiciones de vulnerabilidad, así como un padre permisivo puede resultar estricto cuando hay violaciones severas a normas sensibles).

Además, dentro de un mismo hogar, un cuidador primario puede manifestar una cercanía con cierto estilo y otro cuidador primario puede tender a otro estilo, lo que hace que deba analizarse la interacción en un mismo núcleo de crianza de diferentes estilos (por ejemplo: padres y madres).

Trato diferencial

Un estudio del Departamento de Estudios de Comunicación de la Universidad de Kansas informa como principal resultado lo siguiente:

“Aquí hay algunos consejos gratuitos para padres basados en la evidencia: trate a toda costa de no educar o tratar a sus hijos de manera diferente, para que no crezcan resentidos por eso y entre sí”.

Utilizando los informes retrospectivos de 325 adultos en edad universitaria, el estudio encontró que el trato diferencial (TDF) de los padres hacia la descendencia y la cohesión familiar van juntos en tanto en cuanto pueda afectar a la calidad de la relación de los hermanos. Específicamente, un clima familiar general de conexión emocional ayuda a promover mejores relaciones entre hermanos.

Basándose en "la teoría de sistemas” aplicada a los núcleos familiares, los autores examinaron cómo el tratamiento diferencial de los padres a la prole afectó a la relación entre la cohesión familiar y a la relación entre los hermanos.

El desequilibrio en la crianza puede consistir en un afecto diferencial (por ejemplo, padres que muestran diferentes niveles de amor, calidez y cuidado a sus hijos) o en un control diferencial (por ejemplo, padres que muestran diferentes niveles de comportamiento de tipo controlador, como puede ser a nivel disciplinar el castigo y la culpabilización diferente a sus hijos).

Se encontró que la TDF, afecta negativamente la cohesión familiar y la calidad de la relación entre hermanos, informan los autores. Esto también es consistente con investigaciones anteriores. Pero en este estudio en particular, el tratamiento diferencial de los padres surgió como un moderador más robusto, en comparación con las madres, con respecto a la fortaleza de la relación entre la cohesión y la calidad de la relación entre hermanos.

Los autores escriben:

"El presente estudio sugiere que los padres que muestran diferentes niveles de control (por ejemplo, muestran diferentes cantidades de rigor, culpa, disciplina y castigo) hacia dos hijos es probable que debiliten los efectos positivos de la cohesión familiar en el afecto de los hermanos. La cohesión familiar y el trato a los niños como iguales son dos factores que trabajan juntos para promover positivamente las relaciones entre los hermanos".

Sin embargo, tratar a los hermanos por igual no siempre significa tratarlos exactamente igual, según los autores. A veces el tratamiento diferencial está justificado y es necesario, especialmente cuando los hermanos difieren en edad o tienen diferentes necesidades en el desarrollo.

Por último, compartir esta reflexión de Federico García Lorca:

"Tener un hijo no es tener un ramo de rosas”.

La crianza equilibrada de la prole