viernes. 29.03.2024

Este intento de acercamiento entre dos mundos que, desgraciadamente, están bastante separados, se celebró el miércoles 24 y pretendía que gobiernos y empresas trabajasen codo con codo y compartiesen, de manera equitativa, los beneficios de la “revolución” de Internet, que llegó a comparar con los descubrimientos de Colón, Galileo o Newton. Entre los asistentes encontramos a pesos pesados de la industria, como el ex-CEO de Google, Eric Schmidt o el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg.

El presidente Sarkozy elogió, durante su intervención, a una industria que ha democratizado la información y ha ayudado a permitir las revoluciones del mundo Árabe, “cambiando los campos de batalla por los campus universitarios”:

Los Estados no quieren perder la oportunidad del progreso que representa la red para reforzar la democracia, el diálogo social o la solidaridad. Vuestra acción se lee a escala de la Historia y se inscribe en una dinámica de civilización y los jefes de Estado y de Gobierno tienen que acompañar esta revolución que nació en el corazón de la sociedad civil y que tiene un impacto directo en la vida de los Estados. Los Gobiernos son los únicos representantes legítimos de la voluntad general y olvidarlo sería confundir populismo con democracia de opinión. La yuxtaposición de voluntades individuales no ha construido nunca una voluntad general, por tanto, los Gobiernos democráticos también tienen cosas que decir.

Para Sarkozy, Internet es un reto y un cambio formidable que los gobiernos deben aceptar y adaptarse a él, de hecho, consideró que era responsabilidad de los Estados imponer unas reglas de juego para limitar los abusos y excesos de Internet, particularmente en las áreas de la privacidad y la propiedad intelectual, así como expresar una preocupación por la formación de monopolios online.

No queremos cometer errores en la regulación de este ecosistema potente pero frágil. Tenemos que actuar con pragmatismo. Es mejor no hacer nada que hacer daño.

Hubo una parte del discurso que, especialmente, no sentó nada bien a Google: el monopolio. La Comisión Europea abrió una investigación a Google por su posición dominante en el negocio de las búsquedas y la publicidad online, para comprobar si estaba abusando de su posición. Eric Schmidt negó la cuestión del monopolio.

Nadie querría que el crecimiento de Internet sea significativamente más lento debido a una regla estúpida.

El arranque de cualquier acuerdo, por regla general, nunca es sencillo y, en el caso de Internet, acercar a la industria y los Estados no va a ser menos. El panorama actual, donde los Estados están aplicando legislaciones extremadamente proteccionistas con las industrias tradicionales, en detrimento de la industria de Internet o demonizando al usuario, es un punto de partida complicado como para encontrar un etendimiento a corto plazo pero, al menos, parece que hay cierta intención de cambio. Por otro lado, alguien podría ver esto como un intento de Sarkozy de darse un baño de masas con los representantes más influyentes de la red, que teniendo en cuenta cómo funciona la política, tampoco es nada descabellado pensarlo.

Entre los más de 500 expertos reunidos había tres representantes españoles (Grupo Prisa, Fon y Weblogs SL) y, a nivel internacional, además de Facebook o Google, también estuvieron representante de Wikipedia, Amazon, Spotify, News Corporation, New York Times, Finantial Times o France Television. Julio Alonso, el fundador de Weblogs SL comentó que:

Juntar a las principales empresas relacionadas con Internet para una sesión que sirva de alimento a los líderes del G8 es en principio una buena idea. El mismo Sarkozy ha puesto de manifiesto esta mañana la importancia del cambio que trae Internet, comparándolo con las gestas de Colón o de Galileo.

Internet, Sarkozy y el G-8, al fin una reunión