lunes. 29.04.2024

Siempre me provoca una sonrisa cuando alguien reclama hablar o actuar sin ideología. Es humanamente imposible opinar sobre determinados temas sin ideología, es una pretensión tramposa de las tertulias de periodistas. Siempre opinamos con conceptos, emociones, ideas o valores que expresan un modelo de sociedad, un modelo de ser humano. Y no solo cuando se trata de asuntos morales, ya que cualquier asunto que involucra la vida, las necesidades o los intereses individuales o colectivos implica una ideología, como principios o como conductas, subyace el modelo de persona, el modelo institucional o de regulación de las sociedades humanas. No se trata del enfoque “partidista”

Podemos diferenciar claramente la ideología en muchas de las opiniones de la ciudadanía, y en el caso de la política cada vez se ocultan mejor los principios ideológicos detrás de las propuestas económicas, sociales, culturales o educativas. Detrás de las ocurrencias populistas que apelan a las emociones siempre está su modelo de sociedad o de ser humano. En algunos casos es fácil detectar qué piensan en realidad, qué modelo quieren imponer, qué valores están defendiendo. En otros, se complica con fórmulas más sofisticadas, menos evidentes.

Por eso, creo necesario explicar las razones de la defensa de determinados principios, valores o acciones en la política. Si las políticas forman parte de un proyecto, sobre todo si es estratégico, estarán basadas en unos fundamentos solventes, en profundos análisis de la realidad económica, social o cultural, pero siempre con razones ideológicas. Necesitamos políticas eficaces para conseguir un modelo de sociedad, un modelo de seres humanos, un modelo de relaciones sociales e institucionales. 

Necesitamos políticas eficaces para conseguir un modelo de sociedad, un modelo de seres humanos, un modelo de relaciones sociales e institucionales

Un ejemplo clásico: ¿por qué defendemos lo público, los servicios públicos, la salud pública o la educación pública? 

Porque defendemos un modelo de sociedad basada en derechos (humanos, sociales, laborales). Porque la sociedad no es una suma de individuos, (ni un sálvese quien pueda), porque los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, necesitamos de nuestros semejantes para alimentarnos, para el lenguaje, para el desarrollo humano. De ahí la importancia de defender el bien común, la solidaridad, la equidad, y la forma de sociedad que lo sustenta es la democracia (en sentido amplio)

Defendemos el bien común frente al individualismo (desgraciadamente promovido para fomentar el consumo y un modelo de sociedad desigual). Los bienes comunes los sostenemos colectivamente, son propiedad de la ciudadanía, se redistribuye la riqueza que producimos y los bienes sociales que creamos. Compartimos responsabilidades sobre los servicios públicos, que funcionan con rentabilidad social no para beneficios particulares.

En las políticas públicas los intereses colectivos mandan sobre los individuales, respetando las diversidades, reconociendo diferencias y necesidades, sin coerciones ni igualitarismos absurdos. Adaptamos los recursos a las necesidades, compensando desigualdades y promoviendo el consumo responsable y el desarrollo sostenible. Porque pretendemos una sociedad con justicia social, valorando la cohesión, evitando conflictos generados por las desigualdades

Una salud pública como bien común, una sociedad que evita la enfermedad, difunde pautas de nutrición y prevención de enfermedades. La educación y la formación a lo largo de toda la vida como clave de la convivencia y del desarrollo humano con derechos. Los servicios sociales con previsión, reconocimiento y adaptación a las necesidades reales. Sean dificultades económicas, atención a la dependencia o ausencia de capacidades para la vida y para el empleo en la sociedad actual, las administraciones públicas son responsables. Los cuidados adaptados a las personas, unas pensiones públicas dignas y sostenibles, un sistema público de atención a las personas mayores, que no son un nicho de negocio.

Este modelo de ser humano y de sociedad implica combatir a su contrario. 

Combatir las falsedades de la igualdad de oportunidades. Una democracia con justicia social no se basa en la “oportunidad” ni en la meritocracia. Tiene que compensar las desigualdades económicas y sociales para no arriesgar la cohesión social. Con brechas sociales no existe equidad, sólo una virtual igualdad de acceso pero sin posibilidades reales. Las brechas de edad, de género, de estudios, de clase social necesitan medidas específicas. Está demostrado que la igualdad ante la ley no garantiza el ejercicio real de derechos ni poder evitar las desigualdades

Combatir la trampa mítica de la libertad de elección. La capacidad real de elegir no existe cuando hay desigualdad social. Sin información adecuada, sin formación, sin recursos, la libertad de elegir es un mito, una mentira del liberalismo. Se puede elegir ayunar si se dispone de la capacidad de comer. Si no hay comida, no se puede elegir, se pasa hambre. 

Con brechas sociales no existe equidad, sólo una virtual igualdad de acceso pero sin posibilidades reales

Combatir contra la caridad o el asistencialismo. La caridad es lo opuesto a la solidaridad, denigra a las personas, se pierde la dignidad. El asistencialismo es necesario en situaciones de emergencia, si se prolonga genera pasividad y cronifica las desigualdades. Las políticas públicas deben ser integrales y promover el desarrollo humano y social, para superar las desigualdades y construir sociedades justas.

Muchos otros ejes pueden definirse por la ideología subyacente, hay otros elementos radicalmente determinantes, si se pretende la eficacia con rentabilidad social de las políticas públicas:

a) Comprender el origen del problema, realizando un diagnóstico profundo, para que las medidas propuestas sean las más adecuadas para atacar las causas, porque no hay recetas ni todo vale para cambiar diferentes factores que provocan los hechos negativos. 

b) Eliminar obstáculos. Las acciones tienen que tener en cuenta esos factores, causas, condiciones, que siempre son múltiples y variados, para superarlos con diferentes intervenciones. A veces, sin una sensibilización y comprensión previas, algunas medidas no comprendidas producen retrocesos o frustraciones

c) Compensar efectos negativos de la realidad económica, social, cultural, discriminando de forma positiva para superar las desigualdades. Los ritmos de implantación de cambios suelen marcar la viabilidad o el fracaso

d) Promoviendo coordinaciones integrales y compromiso social. Para buscar mecanismos comunitarios es necesaria la participación de la ciudadanía, el compromiso de las administraciones, de los profesionales, defendiendo el carácter colectivo.

Por ejemplo, las políticas públicas de justicia social hacia las personas mayores, deben desarrollar tres dimensiones, que son para el conjunto de la sociedad:

1. Redistribución: Equidad económica. Fiscalidad progresiva. Diversificar medidas económicas y sociales para compensar desigualdades. Pensiones públicas dignas

2. Reconocimiento: Del papel de las personas mayores en la sociedad. De las diferencias por tramos de edad y condiciones de vida. De las desigualdades o brechas de edad, género, etnia, estudios y clase social

3. Representación: Fomentar la participación social global y en su entorno. Respetar la participación política de las personas mayores. Impulsar el compromiso social de las personas mayores como parte del envejecimiento activo.

Todos los modelos económicos, todos los modelos de sociedad, todos los modelos de gestión de lo público, llevan implícita una ideología

Toda plataforma reivindicativa o programa electoral trata de unos temas y no de otros, propone medidas individuales o colectivas, define acciones prioritarias, olvida áreas de intervención o sus acciones son inviables. Siempre, detrás de cada una o del proyecto en su conjunto, estará la ideología. Sus valores, su modelo de relaciones personales, su modelo de convivencia, sus prioridades. Siempre, la ideología. Todos los modelos económicos, todos los modelos de sociedad, todos los modelos de gestión de lo público, llevan implícita una ideología: no dejemos que nos acusen como si fueran ideológicas nuestras propuestas y las del otro modelo no. Es totalmente ridículo que un obispo acuse de “ideología de género”, cuando la iglesia ha sido unas de las instituciones con una ideología más marcadamente discriminatoria con las mujeres, más históricamente defensora de la ideología patriarcal. Es absurdo aceptar que el empresariado acuse de medidas ideológicas a las medidas de mejora de condiciones laborales, cuando sus demandas responden a su ideología de defensa del beneficio a corto plazo. 

Otra cosa muy diferente sería el partidismo o el electoralismo, actuar pensando en el beneficio directo para una organización política y no en la ciudadanía o en el mejor funcionamiento de la cohesión social. Ahora, la derecha genera odios y rencores, sin preocuparle las consecuencias, actúa con impunidad por la complacencia o complicidad de los medios, manipula datos y miente sin complejos. Pero acusa de electoralismo a los anuncios de medidas concretas de carácter social. Aquí, también se trata de ideología, respondiendo a intereses concretos con actuaciones éticamente deleznables, en el marco de una de las características ideológicas más habituales: la hipocresía.

Y otra forma de negación de la ideología como concepción del mundo y de la vida, se construye cuando existen disputas tácticas sobre cómo conseguir un objetivo estratégico. En tiempos tan convulsos y llenos de incertidumbres, cuando no existen verdades absolutas, imponer una sola vía, cerrada y sin consensos puede ser nefasto. La defensa de algunos valores puede significar analizar en detalle las fórmulas de éxito. Un ejemplo: si concibo un valor como transversal, va a suponer acciones de diferente rango que si lo entiendo como objeto de integración o como eje principal, las prioridades serán distintas y los ritmos también. 

La derecha genera odios y rencores, sin preocuparle las consecuencias, actúa con impunidad por la complicidad de los medios, manipula datos y miente sin complejos

La eterna disputa entre la llamada moderación y las acciones más radicales, también se corresponde con una visión ideológica. Porque la ideología no solo está presente en los contenidos, los temas, sino que tiñe los procesos, los métodos, las formas de actuar. Está en los pensamientos, en las emociones y en las acciones. Y es altamente complejo escapar de la ideología dominante en la sociedad en que vivimos, por eso es tan importante la coherencia con unos principios y unos valores de defensa de los derechos humanos, la democracia y la justicia social.

Por último, la mayor brecha ideológica negativa proviene de la negación de la ciencia. En algunos temas los valores influyen y marcan las diferencias, pero lo realmente grave se origina en las ideologías religiosas o de interpretaciones absurdas, mágicas, de deformación o manipulación de aspectos científicamente demostrados. En este punto se produce el mayor retroceso para la humanidad, se niegan avances o descubrimientos, por eso es tan descriptiva la expresión “volver a la caverna”. Por eso, los retrocesos en las evoluciones como seres humanos, son la mayor demostración de la ideología nefasta de la derecha conservadora, defensora de los privilegios del poder.

El tinte ideológico se convierte en una barrera para el desarrollo humano cuando implica la negación de las desigualdades, del cambio climático, o de la violencia de género; cuando convierten el modelo heterosexual en la única identidad, cuando no aceptan las libertades y los derechos fundamentales, cuando reproducen conductas racistas o xenófobas, de odio, de un único modelo de familia; cuando defienden privilegios o la negación de la igualdad inherente a todos los seres humanos o los principios democráticos. Todo ello significa un retroceso en los avances de la ciencia, un retroceso en la mejora de las condiciones de vida de la humanidad, negando los grandes descubrimientos, invenciones y superaciones que hemos logrado como especie.

Ideología y modelo de ser humano. Mucho más que un gobierno