domingo. 05.05.2024
El concepto vida útil al que estos días se han referido de forma diferente el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián en los últimos días al hablar sobre la decisión de renovar o no la licencia de explotación de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) no encuentra tampoco unanimidad de criterio entre los expertos en la materia.

Los ingenieros discrepan sobre el concepto de vida útil de una central nuclear y mientras unos defienden que depende de las mejoras que se introduzcan a lo largo de sus años de funcionamiento, otros señalan que la discusión entre vida útil y vida de diseño es "una cuestión semántica" ante la cual España "no tiene por qué asumir riesgos innecesarios".

Así, el catedrático de Ingeniería Nuclear de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Emilio Mínguez Torres, señaló hoy en declaraciones a Europa Press que "quienes dicen que la vida útil es mayor que la vida de diseño llevan razón", porque la segunda se establece en base al estado de la tecnología en el momento en que se construye y, en los años 60, cuando se levantó la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), la tecnología garantizó una vida útil de 40 años.

El catedrático explicó que, puesto que las condiciones de la central burgalesa han ido cambiando a lo largo de su vida, ya no son las mismas que hace 40 años porque "se ha adaptado a las nuevas condiciones de seguridad y se han introducido nuevos desarrollos tecnológicos", lo que quiere decir que "su vida útil puede ser mayor que la que se estimó en su momento como vida de diseño".

En ese sentido, indicó que esto podría ser así mientras no hay un informe técnico del organismo regulador, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que establezca que ya no es posible garantizar más allá de un cierto año la seguridad o que las modificaciones que precise ya no sean económicamente rentables.

"De la misma manera que un coche puede tener una vida útil de 10, 15 o 20 años, estamos acostumbrados a pasar de vez la ITV en la que los técnicos pueden obligar a cambiar las ruedas, o los amortiguadores. Incluso estamos acostumbrados a ver coches con muchos años circulando, también algún 600 y otros de hace más años", explicó el catedrático.

Además, señaló que esto le sucede a las centrales nucleares españolas, en las que la vida útil tiene que "estar garantizada por un informe técnico que garantice las condiciones de seguridad en todo momento", pero también en "cualquier instalación tecnológica e incluso en los edificios". "El criterio es si la vida útil es mayor pero estamos acostumbrados a trabajar así con otros sistemas que les damos más utilidad", apostilló.

Por su parte, el ingeniero de telecomunicaciones Marcel Coolert, considera que dirimir estos conceptos es "una cuestión semántica" y que cuando hace 40 años se diseñó Garoña --de primera generación-- se pensaba que todos los sistemas podrían operar con "todas las garantías de seguridad", porque entonces "se desconocía el deterioro de los componentes en el contacto con la radiactividad".

VIDA ÚTIL HASTA QUE SE ROMPA

En declaraciones a Europa Press, Coolert manifestó que "nadie sabe cuál es la vida útil de una central nuclear porque la única forma de saberlo es usarla hasta que se rompa, algo que nadie quiere experimentar". Por tanto, el concepto "queda indeterminado" y se define en base a distintos criterios, como el periodo para el que se diseñó la instalación, el periodo de amortización o el criterio de que mientras no tenga "muchas averías" se puede seguir utilizando y así se iría alargando su explotación.

"Mejor es que no descubramos cuál es la vida útil de una central y que prime el criterio de cierta precaución", subrayó, al tiempo que expresó que si tras un examen "muy concienzudo" Garoña se alarga sería un gesto "simbólico e intrascendente", pero reconoció que si la instalación se puede clausurar sin impacto para el suministro, es partidario de su cierre. "Prefiero tomar una actitud más preventiva. Ya hemos hecho los deberes y no hace falta correr ningún riesgo adicional", remachó.

En contraposición con el caso de Estados Unidos donde se ha decidido prologar la actividad de tres centrales similares a Garoña hasta los 60 años, el ingeniero indicó que está motivada porque ese país "no puede apagarlas ya que no tiene repuesto" para garantizar el suministro eléctrico a sus ciudadanos, algo que en España "ya es posible" puesto que se ha avanzado y desarrollado un amplio parque energético alternativo.

En todo caso, advirtió de que no se sabe qué le ocurrirá a una central cuando cumpla 60 años puesto que ninguna planta nuclear ha llegado a ese punto y añadió que en Garoña y España en general no hay por qué "asumir ningún tipo de riesgo" ya que se ha compensado su generación eléctrica con renovables, porque está amortizada y porque los beneficios serían sólo para sus propietarios. "Creo que Garoña debería cerrarse en 2011", sentenció.

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