viernes. 19.04.2024

Muchas de las muertes se produjeron como resultado de ataques contra manifestaciones que pedían el fin a los 41 años de dominio de la familia Asad que se han sucedido diariamente tras las oraciones del ramadán que se producen tras el fin del ayuno, han afirmado.

"Felicidades al pueblo libio", decían pancartas en manos de manifestantes que protestaron solicitando la caída de Asad en la población de Kisweh, donde viven miles de refugiados de los Altos del Golán, ocupada por Israel, al sur de Damasco.

Una remodelación de poder en Siria podría tener importantes repercusiones regionales. Pero Asad, que pertenece a la minoría alauí, continúa teniendo alianzas con la influyente clase empresarial suní, un núcleo leal en el Ejército y un aparato de seguridad que afronta poca resistencia a la hora de aplastar las protestas en cualquier punto del país.

El presidente, de 45 años, que heredó el poder cuando falleció su padre en 2000, ha emprendido políticas paralelas de reforzar los lazos con Irán y el grupo guerrillero chií libanés Hezbolá mientras buscaba conversaciones de paz con Israel y aceptaba intentos de acercamiento hacia Europa y EEUU que eran clave a la hora de rehabilitarle en la escena internacional.

En una entrevista con la televisión estatal, Asad dijo que estaba respondiendo a disturbios provocados por personas armadas y que no cedería ante la presión occidental porque 'reforma para estados colonialistas en Occidente implica ofrecerles lo que quieren y vender todos nuestros derechos'.

Los activistas dijeron que siete de los manifestantes murieron en la ciudad de Hama, que ha estado asediada por el Ejército desde el inicio del ramadán el 1 de agosto, en el campo de Alepo en el norte, en la provincia noroccidental de Idlib y en Homs, ciudad natal de la mujer de Asad, Asma.

"La mejor respuesta a Asad son las protestas pacíficas en las calles que estamos viendo mientras otro autócrata árabe cae en Libia", dijo el disidente Adib Shishakli, nieto de uno de los primeros presidentes de Siria tras la independencia de Francia en 1946.

La octava víctima civil fue un camionero turco que murió a manos de una milicia pro-Asad en la principal carretera hacia Turquía en la población de Rastan, justo al norte de Damasco, que ha sido lugar de asaltos diarios para poner fin a las protestas, dijeron activistas.

Las autoridades sirias han expulsado a la mayoría de periodistas independientes desde que la revuelta estalló en marzo, lo que dificulta la verificación de acontecimientos sobre el terreno.

Ocho muertos en Siria en una nueva jornada de protestas