martes. 19.03.2024
tripoli-onu_opt
OCHA/Giles Clarke. Destrucción en Trípoli, Libia

Sólo en los dos últimos días, cuatro niños, todos menores de 12 años, han muerto como resultado de los bombardeos en Trípoli. Los combates se extienden a otras partes del país, como Misrata. Todo ello pone en entredicho la seriedad con la que la comunidad internacional considera este proceso.

El representante especial del Secretario General para Libia, Ghassan Salamé, señaló este jueves ante el Consejo de Seguridad que el comienzo de la tregua en el país árabe el pasado 12 de enero dio a los habitantes de Trípoli “un respiro muy necesario”, pero que tras los recientes acontecimientos sobre el terreno lamentó informar “que de tregua solo tiene el nombre”.

“Los intercambios de artillería han aumentado considerablemente en Trípoli en los últimos días, con el consiguiente aumento de las víctimas civiles debido a los bombardeos indiscriminados. Desde el 6 de enero, hemos verificado al menos 21 víctimas civiles: 18 muertos y tres heridos. (…) Sólo en los dos últimos días, cuatro niños, todos menores de 12 años, han muerto como resultado de los bombardeos en la zona de Al Hadhba de Trípoli”, declaró.

Pero los estragos de la violencia no se limitan únicamente a la capital del país. En una sesión del Alto Órgano de Seguridad sobre la situación en el país árabe, Salamé también explicó que los combates se extienden en las afueras de Trípoli.

“El Ejército Nacional Libio, comandado por el general Khalifa Haftar, lanzó una ofensiva contra las fuerzas del Gobierno de Acuerdo Nacional, que cuenta con el reconocimiento de la ONU, en la zona de Abu Grain, al sur de Misrata, provocando fuertes enfrentamientos con decenas de víctimas en ambos bandos”, especificó.

Salamé señaló que los libios deben tener la esperanza de que la comunidad internacional no los ha abandonado y que la aprobación de una resolución respaldando las conclusiones de la reciente Conferencia Internacional de Paz sobre Libia celebrada en Berlín “enviaría una señal decisiva a los libios, pero también a los saboteadores, tanto locales como internacionales, sobre la seriedad con la que la comunidad internacional considera este proceso”.

“Hay actores sin escrúpulos dentro y fuera de Libia que cínicamente asienten y guiñan el ojo a los esfuerzos por promover la paz y afirman devotamente su apoyo a la ONU. Mientras tanto, continúan redoblando la apuesta por una solución militar, levantando el espantoso espectro de un conflicto a gran escala y más miseria para el pueblo libio, más refugiados, la creación de un vacío de seguridad y más interrupciones en el suministro mundial de energía”, remarcó.

Interferencia extranjera

Salamé también mostró su preocupación por los efectivos militares de refuerzo que reciben ambas partes, una situación que hace temer “un conflicto más amplio en toda la región”.

“Las partes en conflicto siguen recibiendo una cantidad considerable de equipamiento de vanguardia, combatientes y asesores de patrocinadores extranjeros, en descarada violación del embargo de armas y de las promesas hechas por los representantes de esos países en Berlín”.

Del mismo modo, destacó la relevancia de poner en marcha a la mayor brevedad posible la Comisión Militar Conjunta, acordada en Berlín, y que tendrá lugar en Ginebra. Explicó que los representantes del Gobierno de Acuerdo Nacional ya están listos para participar, pero que la delegación del Ejército Nacional Libio no pudo confirmar su asistencia hasta el momento.

“Es indispensable que la Comisión se reúna bajo los auspicios de las Naciones Unidas para transformar la tregua en un cese al fuego, y para discutir las modalidades de un mecanismo de vigilancia del cese que sé que es de gran interés para este Consejo”, destacó.

El responsable de la Misión de Apoyo de la ONU en Libia también destacó la “inestabilidad” de la economía debida al conflicto, con una deuda nacional que supera los 100.000 millones de dinares y que se está disparando.

La situación humanitaria también es preocupante

Igualmente, informó que el número de personas forzadas a abandonar sus hogares en la zona de Trípoli desde el mes de abril supera las 149.000 personas.

“Al 22 de enero, aproximadamente 120 escuelas en Ain Zara y Abu Salim en Trípoli siguen cerradas, tras reabrir después de la tregua, privando por lo menos a 70.0000 niños de su derecho humano a la educación. Un total de 26 centros de salud han sufrido daños de diversos grados debido a la proximidad de los enfrentamientos”, dijo.

Además, al menos 953 migrantes, entre ellos 136 mujeres y 85 niños, fueron devueltos a Libia en las dos primeras semanas de 2020. La mayoría de ellos desembarcaron en Trípoli y fueron llevados a centros de detención donde habitualmente se les somete a graves violaciones y abusos de los derechos humanos.

ACNUR/Caroline Gluck. Refugiados caminando en los alrededores fuera de un centro de reunión y salida de ACNUR en Trípoli, Libia.

ACNUR cierra su centro de acogida

Por otra parte, la Agencia de la ONU para los Refugiados informó hoy que suspende su trabajo operativo en el Centro de Acogida y Salida ya que teme por la seguridad y la protección de las personas en el centro, su personal y sus socios, coincidiendo con el empeoramiento del conflicto en la ciudad de Trípoli y unos ejercicios de entrenamiento, que involucran a policías y militares, que se están llevando a unos pocos metros de los albergues para solicitantes de asilo y refugiados.

ACNUR ha comenzado a trasladar a docenas de refugiados vulnerables, previamente identificados para su reasentamiento o evacuación a terceros países, desde sus instalaciones a lugares más seguros.

Asimismo, facilitará la evacuación de cientos de otras personas a zonas urbanas, que incluyen a unos 400 solicitantes de asilo que habían abandonado el centro de detención de Tajoura tras ser atacado vía aérea en julio pasado, así como a unos 300 solicitantes de asilo del centro de detención de Abu Salim.

Fuente: ONU

Los combates en Trípoli desmienten la tregua pactada hace dos semanas