viernes. 29.03.2024

Ignis, una empresa británica de servicios financieros, que gestiona inversiones por importe de 76.000 millones de libras, ó unos 87.000 millones de euros al cambio de ayer, o sea, más que lo que recibió Irlanda en concepto de rescate financiero de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, acaba de hacer lo que considero el análisis final de la crisis financiera de España. Por primera vez, un analista e importante operador británico no pierde el tiempo con estupideces como que la idiosincrasia latina resulta incompatible con la disciplina económica y financiera.

Según Ignis, Portugal adolece de un problema de endeudamiento excesivo del sector privado; Irlanda, de un sobreendeudamiento del sector bancario; Grecia, de un exceso de deuda pública. España sufre una combinación de los tres. Ignis no cree que España vaya a declararse en bancarrota – como Grecia parece estar todavía en riesgo de declararse, aunque ese riesgo disminuya a corto plazo – por una clara razón: España es demasiado grande para quebrar. El principal problema para Ignis – y yo he manifestado la misma opinión repetidas veces – es el endeudamiento bancario. Si el Estado quebrara, sería por garantizar la deuda bancaria, que tiene empeñados sus recursos en préstamos al sector privado, una parte de ellos muy difícil de recuperar. Pero el Estado no quebrará porque la quiebra simultánea del sector público y del sector bancario arrastraría la quiebra de media Europa, si no de Europa entera. Por tanto, Europa, que se desvive por sostener a Grecia, un país mucho menos importante, será capaz de cualquier sacrificio con tal de sostener a España. No hay cuidado por ese lado.

Ahora bien, para poner término a esa situación es necesaria una recapitalización del sector bancario que Ignis estima en alguna cifra entre 100.000 y 150.000 millones de euros. España no será capaz de recaudar un volumen así de recursos en el plazo que puede ser necesario disponer de ellos. Hará falta un rescate financiero, del que se harán cargo la UE y el FMI, como en los demás rescates. España podrá devolverlo – suponiendo un tipo de interés del 4% – a razón de pagos anuales de unos 13.000 millones de euros cada año durante un periodo de diez, si el rescate se queda en el límite inferior, o quince años, si se eleva al superior. Esto supone que España tendrá que destinar más del 1% de su PIB a recapitalizar la banca, con fondos que adelantarán la UE y el FMI, y que devolveremos durante diez ó quince años, antes de que se pueda decir que nuestro sistema financiero está saneado. Después, quizá pueda la economía española reanudar su senda de crecimiento sostenido.

«Demasiado grande para quebrar»