domingo. 28.04.2024
ARGENTINA

Sicariatos: crónicas de la ciudad blanca argentina

Rosario duele, Rosario sangra, si no se hace nada al respecto, Rosario será solo el comienzo de una crónica, que te aseguro, nadie querrá leer porque nadie sobrevivirá para contarla.
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Ese día de marzo de 2024, porque siempre será ese día para la ciudad de Rosario, Pcia. de Santa Fe, en la República Argentina, tierras de campeones del mundo, entradas las últimas horas, a sangre fría y en solo unos segundos la historia de una familia cambió para siempre.

Ese efecto dominó que hasta hace algunos lustros parecía solo enfrentar facciones del crimen organizado ahora ha mutado, las estacas se han corrido hacia latitudes de inocencias compartidas por ciudadanos de a pie que caen como moscas a manos del sicariato. No hace más de 24 horas que fusilaron a un joven de veinticinco años en una gasolinera de la ciudad icono de la provincia que vio nacer a Lionel Messi. Matar se ha convertido en una devolución de gentilezas de las familias narcos para con el estado, un estado que hace dos décadas ha abierto las puertas a una cadena del miedo que no discrimina. Es la otra herencia de años de desidia de la política argentina que por acción o por omisión dio rienda suelta a ríos y ríos de sangre que corren por las calles a gran velocidad.

Cada vez la violencia demarca aún más la cancha que parece agrandarse con cada homicidio. Muerte, narco estado, cárteles, allanamientos, amenazas, penitenciaria, privilegios; palabras que por separado no revestirían problema alguno, en los últimos años forman un conjunto de muerte que parece no tener punto de retorno.

Hubo una fuerte decisión de Maximiliano Pullaro, gobernador electo de la provincia de Santa Fe, de abordar la temática del narcotráfico. Una decisión acompañada por autoridades municipales y nacionales de llevar esto hasta las últimas consecuencias. Los pabellones no pueden manejar la ciudad, está claro que el aislamiento de los cabecillas solo fue una operación de cantos de sirena para los medios periodísticos y para la sociedad toda. La realidad es que estas reacciones extremas desde dentro de las cárceles con extorsión y aprietes hacia las personas fuera de los muros convirtió a Rosario en una gran habitación del pánico.

Los Cantero y los Alvarado son solo algunos rostros visibles de las familias blancas que vieron en Los Monos el estandarte ideal para seguir sembrando miedo por doquier para llevar sus negocios a esferas inimaginables de poder. Una ciudad que quintuplicó el índice de asesinatos en lo que va del año, infundiendo y controlando el terror como una llave que abre todas las puertas. Un auténtico mensaje mafioso sin encriptar.

La hegemonía cultural del pseudo progresismo de este país de creer que por años la droga era algo inofensivo ha creado un monstruo que se llevó puesta generaciones y generaciones. Una postura que giró la cabeza de los gobernantes que solo atinaron a abrir sus bolsillos de payaso para que los dólares reposaran en su interior como si nada hubiese pasado.

Hace algunos años transitamos una pandemia que destrabó desde fuera cada calabozo del territorio nacional, la decisión del ex presidente Alberto Fernández con la venia de su vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner de liberar a los presos para evitar una infección en masa fue el primer ladrillo de este derrame de impunidad que nos agobia y que nos retrotrae a momentos de oscuridad y ostracismo inducido.

Rosario duele, Rosario sangra, si no se hace nada al respecto, Rosario será solo el comienzo de una crónica, que te aseguro, nadie querrá leer porque nadie sobrevivirá para contarla.

Sicariatos: crónicas de la ciudad blanca argentina