viernes. 26.04.2024
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Uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la administración Biden es la reforma migratoria, una deuda pendiente que durante el Trumpismo no hizo más que agravar la situación de millones de ciudadanos que aún aguardan una respuesta por parte del Estado.

Deshacer las “malas políticas” de la Era Trump fue una de las promesas de campaña del flamante presidente estadounidense. Y durante su primer mes de mandato logró convencer al electorado de que el camino hacia políticas migratorias más amables ya había comenzado. Sin embargo la reforma firmada por Biden, y que será puesta en práctica por el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, no dista de la decretada por el ex presidente Donald Trump. Si bien Biden firmó nueve órdenes ejecutivas sobre inmigración y estableció una serie de acciones con las que pretendió tomar distancia de las medidas impuestas por su antecesor, esta semana se ha confirmado que unos 700 menores serán trasladados al centro de detención de niños inmigrantes en Texas.

La reapertura del centro de detención para niños inmigrantes es un enorme retroceso, además de una decisión apresurada y contraria a lo que el nuevo mandatario norteamericano afirmó en campaña

La noticia provocó una reacción en los medios de comunicación latinos y organizaciones no gubernamentales que no demoraron en pedir explicaciones. La respuesta desde la administración demócrata no se hizo esperar. Según indica la Casa Blanca, la reapertura de Carriso Springs, una ciudad de Texas ubicada a 50 kilómetros de Río Grande, se debe al creciente número de menores que llegan solos a la frontera; la misma explicación que daba la administración Trump.

El diario estadounidense The Washington Post reveló que alrededor de 700 menores han sido trasladados a este centro de detención de inmigrantes. Se trata de la primera instalación para niños migrantes abierta por Biden, una decisión que no coincide con sus promesas de campaña y que atenta contra los supuestos valores del partido demócrata que ya se había manifestado sobre este mismo centro de detención, argumentando las malas condiciones, la falta de transparencia y el costo que le reportaba al Estado cada niño ingresado.  

La reapertura del centro de detención para niños inmigrantes es un enorme retroceso, además de una decisión apresurada y contraria a lo que el nuevo mandatario norteamericano afirmó en campaña que haría en materia de inmigración.    

Biden da un paso atrás en políticas migratorias