lunes. 29.04.2024

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) informó que, en lo que va de este 2023, han fallecido 289 los niños en el Mar Mediterráneo. Con esta cifra, la muerte infantil en los naufragios de embarcaciones con migrantes se eleva a 11 víctimas por semana.

Se trata de una de las tragedias más desgarradoras de nuestro tiempo, y sin embargo la noticia no ha despertado mayor interés en los medios de comunicación que, sin embargo, no dudan a la hora de las estigmatizaciones en pos de naturalizar una de las realidades más aberrantes. Los “ilegales”, como suele denominar la prensa hegemónica (y canalla) a las víctimas del expolio cometido por los países ahora prósperos de la Comunidad Europea, continúan muriendo en su intento por alcanzar las costas de España, Italia o Francia. 

Se trata de una de las tragedias más desgarradoras de nuestro tiempo, y sin embargo la noticia no ha despertado mayor interés en los medios de comunicación

La mayoría de estos niños y niñas viajaban solos, según indicó UNICEF, que en su informe especificó que entre enero y lo que va de julio de 2023 llegaron a Europa 90.605 personas por mar, la mayoría de ellos –un total de 69.599- a través de la Ruta del Mediterráneo, un mar que se ha convertido en la tumba en la que yacen esos miles de inmigrantes ignorados por una Europa cada día más egoísta y deshumanizada. 

“En un intento por encontrar seguridad, reunirse con su familia y buscar un futuro más esperanzador, un gran número de niños y niñas se embarcan en las costas del Mediterráneo solo para perder la vida o desaparecer en el camino”, sostuvo Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF. “Esta es una clara señal de que se deben tomar más medidas a fin de establecer vías seguras y legales para que los niños y niñas accedan a servicios de asilo, al tiempo que se refuerzan las operaciones para rescatar vidas en el mar. En última instancia, hay que hacer mucho más para abordar las causas profundas que fuerzan a los niños a arriesgar sus vidas”.

El Mediterráneo se ha convertido en la tumba en la que yacen esos miles de inmigrantes ignorados por una Europa cada día más egoísta y deshumanizada

Las causas profundas, a las que hace referencia Russell, se encuentran en el expolio que los países prósperos de Europa cometieron contra África en su conjunto. Abundan ejemplos de esto. Uno de ellos nos lleva a Senegal, país que dependía de sus bancos de pesca hasta la llegada de europeos que, con sus buques pesqueros, se apoderaron de ese recurso que empleaba y alimentaba a buena parte de la población. No hay otro motivo por los que un niño o una niña arriesguen su vida para llegar a Europa. La inmoral desigualdad existente entre uno y otro continente, la brutalidad con la que Europa destrozó las fuentes de vida en África, son los indicadores de un drama que debiera figurar hoy en todas las portadas de los medios del mundo, tal como sucedió cuando el 2 de septiembre de 2015 la imagen del cuerpo de Aylan Kurdi, tendido en una playa de Turquía, consiguió despertar una conciencia que hoy parece haberse dormido. 

289 Aylan Kurdi