viernes. 29.03.2024

Es evidente que dadas las circunstancias en que la especulación masiva y las medidas económicas ultradereachistas han dejado al Estado, éste tiene muy poco margen de maniobra para impulsar políticas expansivas que puedan crear empleo, bastante tiene con poder pagar los gastos corrientes e impedir que los recortes nos lleven al abismo griego: Europa, encabezada por Gran Bretaña, Francia y Alemania, no se conformó con despojar de los frisos del Partenón y de miles de obras de arte al país en el que nació la verdadera cultura Occidental, mal que le pese a los cristianos de toda laya, sino que en vez de devolvérselos, en vez de mostrar su agradecimiento por ese legado de valor incalculable e inmensurable del que parte todo el Saber, ahora quiere quedarse con sus carreteras, sus pagas extraordinarias, sus islas, sus ahorros, sus vidas, como si Grecia no fuese la maestra de lo mejor de Europa, como si Europa no le debiese a Grecia todo lo que es. La gentuza, como decía La Rochefoucauld, no solamente suele olvidar los beneficios recibidos, sino que llegan a odiar a los que se los hicieron”, tal es la condición de quienes hoy dirigen el Viejo Continente, de quienes hoy mandan en el mundo, y es que el ingrato, el malnacido, el canalla –parafraseando a Lope de Vega- escribe el bien en el agua y el mal en la piedra. Pero no tengamos cuidado, el desprecio hacia Grecia, la indolencia hacia lo que están haciendo con esa nación y con sus ciudadanos, el desprecio hacia su legado, la traición a su pensamiento y a su ética, nos pasará factura: En 1936, Europa dejó sola a España frente a la bestia nazi-fascista, luego pagó las consecuencias con la destrucción y ochenta millones de muertos; hoy dejamos sola a Grecia, mientras otros se tambalean. No lo duden, la factura la pagaremos todos durante mucho tiempo sino somos capaces de reaccionar de una vez por todas.

Pero volviendo a nuestro país, se dice una y otra vez que no se pueden subir los impuestos, que eso es una antigualla, que los ricos se irán a otro país con menor fiscalidad, y puede ser cierto, pero lo que es seguro es que los ricos no se han ido, que quien se ha ido ha sido su dinero hacia paraísos fiscales y países con mano de obra barata y sin derechos sociales, consecuencia de lo cual exigen a sus países de origen que eliminen impuestos y acaben con cualquier regulación del mercado del trabajo para regresar algo del botín que sacaron. Sin embargo, profundizar en las políticas desreguladoras que impone la UE y el FMI, es el camino más seguro para institucionalizar la crisis, es decir para hacerla permanente y progresivamente mayor, cosa que, es obvio, viene muy bien a los grandes manigeros del mercado, o sea a los dueños de todo, pero muy mal a los ciudadanos y a quienes se dedican a producir bienes del tipo que sea, porque con salarios cada vez más bajos, más paro, menos horas de ocio y más precariedad, jamás de los jamases tendremos un consumo sostenible imprescindible, absolutamente imprescindible para salir de la crisis. O sea, que las políticas hasta ahora ordenadas por los organismos internacionales, la banca y los Estados sumisos, sólo favorecen al gran capital, a cuatro gatos en detrimento del bien general y únicamente valdrán para hacer la crisis crónica.

Dicho esto, y sin entrar con más profundidad en terrenos que me son ajenos, con los mimbres de que disponemos, se me ocurren unas cuantas sugerencias para crear empleo –condición sine qua non para salir de la crisis- sin que las expoliadas arcas del Estado se resientan, sino todo lo contrario a medio plazo. El mayor nicho de empleo que tiene un país como España está en la asistencia a los mayores y a los dependientes, que son aquellas personas que de manera alguna pueden vivir solas y que son en la actualidad más de dos millones de personas, la mitad mayores. Si tenemos en cuenta que la pensión media en España es de 900 euros, que es por debajo de ese umbral dónde se encuentran los dependientes reales sin posibilidad de asistencia, que hay dos millones y medio de personas cobrando el paro y una ley de dependencias en vigor, haciendo las operaciones aritméticas que un niño de 8 años podría hacer sin la menor dificultad, encontramos recursos suficientes para asistir a un millón de dependientes y crear un millón de puestos de trabajo. Puede que esto les parezca una locura, pero les pido por favor unos minutos de reflexión y que tengan en cuenta la situación en la que están esos dependientes y en la que están quienes no tienen trabajo, sumando una parte de los ingresos que reciben los pensionistas dependientes y una parte de lo que perciben los parados dispuestos a reciclarse en asistentes domiciliarios, tendríamos dinero más que suficiente para cubrir ese objetivo. De otro modo, los parados seguirán parados y a nuestros mayores impedidos sólo les quedará entregarse a las residencias de ancianos regidas por monjas o capitalistas, siempre que su pensión les llegue y quieran admitirlos, ya que el Estado ha dejado esa asistencia fundamental a la codicia empresarial. Además, de no tomarse resoluciones en ese sentido, pronto vendrán quienes harán mangas y capirotes del subsidio de paro, de las menguadas ayudas para la dependencia y de las pensiones, para eso está la derecha, los especuladores y las agencias de descalificación.

Otro sector en el que podría volverse a crear empleo es el primario, agricultura y naturaleza. En los últimos años, gracias al ladrillo, se han abandonado para convertirlos en solares, miles de hectáreas de terrenos cultivables. La agricultura, como bien repite José Bové una y otra vez, es un sector estratégico porque un país, si tiene posibilidades, no debe depender nunca para alimentarse de terceros. La revitalización de la agricultura, mediante el cultivo de productos ecológicos y de calidad, puede, con una debida política promocional, emplear a miles de personas, dando recursos para reconstruir la industria conservera y de congelados, tan diezmadas después de la política especulativa diseñada por Aznar, Rato y los grandes sabios derechistas del mundo. Al mismo tiempo, una política de reforestación racional y científica, tendría efectos muy positivos sobre el empleo directo y sobre el indirecto relacionado con el turismo rural de calidad. El cuidado del medio ambiente en un país amenazado por la desertificación debiera ser una prioridad absoluta.

Por último, y este es un ejemplo aplicable a otros muchos trabajos, regulando la profesionalización de quienes tienen que trabajar en las gasolineras y establecimientos de venta de combustible, podrían crearse más de cuarenta mil puestos de trabajo de una sola tacada. En los últimos años se han destruido miles de puestos de trabajo en gasolineras y otros lugares debido a las nuevas tecnologías. Todos hemos sido cómplices de esa masacre laboral al servirnos nosotros mismos un producto tan peligroso como la gasolina. Si se obligase a las gasolineras, que no disminuyeron ni un céntimo el precio del líquido cuando despidieron a los trabajadores, a suministrar el producto tan delicado que venden mediante profesionales debidamente cualificados, teniendo en cuenta que en España hay 9000 gasolineras, se crearían de inmediato 40.000 puestos de trabajo. Lo mismo se debería hacer con las sucursales bancarias, dónde al menos tendría que haber, un director, un interventor y dos empleados; igual en los establecimientos de sírvase usted mismo: No podemos seguir ayudando con nuestra indolencia a la destrucción de empleo. Quien tiene un trabajo no tiene por qué hacer el de otro.

Estas medidas, junto al control de la economía sumergida, que supone un veinte por ciento del PIB, esclaviza al trabajador y roba al fisco, o sea a todos, podrían rebajar sustancialmente las cifras de parados, aumentar la demanda interna y repercutir en una mejora exponencial de nuestra calidad de vida. Pero aunque de ese u otro modo se lograse una recuperación de la situación, hemos de ser conscientes de que si el Estado –los Estados- no obliga a la banca a liquidar el stock de viviendas en su poder a precio de coste para que vuelva a correr el crédito, si no se vuelve a regular el flujo de capitales y no se castiga adecuadamente a corruptos, especuladores y defraudadores fiscales, sino se acaba con las políticas económicas derechistas y se fortalece al Estado como único titular y prestador de servicios públicos, la crisis nos amenazará de por vida.



Propuestas insensatas para crear empleo y salir de la crisis