martes. 19.03.2024

 

Vicente nace el ocho de octubre en el pueblo valenciano de Fuente de la Higuera. Su padre era Isaac Rojo González, que había fallecido tres meses antes de su nacimiento, dejando a su mujer, Dolores Lluch Doménech una pensión algo limitada para el mantenimiento económico de la vida de la familia.

Vicente Rojo es el sexto hijo de la familia. Desde joven aprende y convive al amparo de su madre. El padre de Vicente, Isaac, fue un militar que sirvió en el ejército desde el año 1876.  Ya había combatido como soldado de reemplazo contra el carlismo en Cataluña.

La humildad del origen de Vicente Rojo le marcó desde la adolescencia, combinándose con una cada vez mayor relación con el mundo castrense. De los seis hermanos sólo dos fueron varones: Vicente y Francisco. Ambos hermanos crecieron en un ambiente católicoy la amistad con él fue siempre estrecha y cordial.

Su madre murió cuando Vicente tenía trece años de edad, y él no tuvo opción, fue asignado de inmediato a la institución en representación del internado denominada los Huérfanos de Infantería.

Vicente Rojo no eligió la carrera militar, ingresó en esta institución en calidad de huérfano de militar. Agravado por la situación económica de su familia en el año 1911, ingresa en la Academia de Infantería de Toledo.

Una enfermedad en el ojo izquierdo retrasa sus estudios, tras tres años de convalecencia aprende a disimular el problema de su reducción de visibilidad. Vicente pudo pasar estos primeros años gracias a las aportaciones económicas solidarias de sus hermanos mayores. En esta su primera estancia en el Alcázar de Toledo,estudiando hizo grandes amistades con algunos de sus compañeros.

Su coronel José Villaba Ruqiel lo recordaría como un aplicado alumno.  Finaliza sus estudios en el año 1914 con el grado de subteniente, habiendo obtenido el número dos en una promoción de 390 cadetes alumnos de la academia. Franco había acabado años antes, en el año 1911, los estudios en la misma academia.  Era católico practicante y fue miembro de la conservadora Unión Militar Española.  Sin embargo, en el Madrid revolucionario, levantó dudas sobre su comportamiento.

Su primer destino se realiza en Barcelona, en junio del año 1914, siendo asignado al Regimiento Vergara 57. Era una época complicada de conflictos sociales en las calles barcelonesas. Estuvo conviviendo en la misma casa con su hermano Fernando Rojo, tres años mayor que él.

Durante esta época tuvo que enfrentarse como represor a las huelgas catalanas, y por otra parte tenía que oír las versiones de su hermano, que se encontraba en el otro bando. Su hermano Fernando durante la Guerra se afilió a la UGT, aunque esta actitud era normal durante la guerra por motivos de supervivencia.

La penuria económica y el bajo sueldo de Vicente en Barcelona le obligan a solicitar el destino en Marruecos para la campaña africana. El destino de Marruecos era prometedor, el rey Alfonso XIII había concedido ventajas de ascenso en el escalafón a los militares destinados allí.

El diez de enero del año 1915 se incorpora al Regimiento de Infantería Córdoba nº 10 que se encontraba acuartelado en la mitad de camino entre las posiciones de Ceuta y Melilla en el Protectorado español de Marruecos.

Los militares españoles ambiciosos lograban en un corto periodo de tiempo posiciones altas en el escalafón. Tras pasar un periodo de aclimatación en Córdoba, el dieciocho de febrero se incorpora al Batallón de Cazadores Arapiles nº 9, estacionado enTetúan.

El veintinueve de junio del año 1916 tuvo lugar una importante operación en la cabila de Anyera, el Batallón de Cazadores de Arapiles tuvo participación en dicha operación. Durante este periodo tuvo que realizar diversas operaciones militares, alternó posiciones avanzadas con las de retaguardia, a finales de 1916 fue condecorado con Cruz Roja al Mérito Militar. En junio del año 1918 ascendió a Capitán. Participó en la misión de Alcázar seguir en el norte de Marruecos.

Vicente Rojo participó en numerosas Juntas de Defensa, dichas juntas eran una especie de tribunales de justicia encargadas de imponer moralidad. La aventura africana no parece lograr en Rojo las satisfacciones deseadas, y tras solicitar cambio de destino el doce de julio del año 1919 se incorpora al Regimiento de Infantería Vergara número 57 ubicado en Barcelona.

En sus periodos de permiso que disfrutó en Ceuta conoció a Teresa Fernández, ambos contraen matrimonio en Madrid el trece de marzo de 1920. Tras casarse es destinado al Batallón de Cazadores de Montaña Alfonso XII número 1 ubicado en Vich.  Tiene su segundo hijo en el año 1922 y logra ser destinado como profesor en la Academia de Infantería de Toledo, algo que llevaba deseando desde varios años.

Vicente Rojo y su mujer se establecen en Toledo en el año 1922, ya como capitán. En la Academia de Infantería ocupa diversos puestos docentes y de administración. Ocupará este puesto de profesor durante cerca de una década. Como profesor se encarga de diversas materias dentro del currículo ofrecido por la Academia, tal como: medios de transporte, táctica, logística, higiene y alimentación, topografía, armamento y material, etc.

Fue uno de los redactores de los planes de estudio de las asignaturas de Táctica, Armamento y Tiro para la nueva etapa de la Academia de Zaragoza. Durante su estancia en la Escuela se dio la circunstancia curiosa de que se propuso a los alumnos de su promoción que desarrollaran un supuesto táctico que consistía en el paso del río Ebro para establecerse en la ruta Reus-Granadella, operación muy similar a la de unos años después, durante la guerra civil.

Su preocupación e implicación por la formación de los jóvenes condujo, igualmente, a que entre los años 1931 y 1933 fuese nombrado Comisario General de Instrucción de los exploradores de España.  Durante su estancia en la academia fueron ocurriendo sucesos en la vida política como el 14 de abril el advenimiento de la II República.

Abandona en agosto del año 1932 la Academia para ingresar en la Escuela Superior de Guerra en Madrid con el objetivo de realizar el curso de Estado Mayor, diploma que obtendría en 1936, al poco de haber ascendido a comandante. Su mujer está embarazada del sexto hijo.

Al poco de abandonar la Academia, su antiguo jefe en la época de Marruecos, Sanjurjo se subleva contra la República en la ciudad Sevilla. Durante una breve temporada se convirtió en jefe de Estado Mayor de la 16ª Brigada de Infantería de León, este nuevo cargo le permitió comprobar la realidad del ejército antes de la Guerra Civil. De la misma forma pudo comprobar cómo en los ambientes militares se estaba fraguando el futuro conflicto, y de vez en cuando le convocaban a reuniones, en las que se pretendía que se afiliase a una posible revuelta.

LA GUERRA CIVIL

Ascendido a comandante el veinticinco de febrero de 1936, al estallar la guerra civil, en julio de 1936, se mantuvo leal al gobierno de la República, y fue uno de los militares profesionales que participó en la reorganización de las fuerzas republicanas durante los instantes posteriores al golpe de Estado.

La intención recelosa del gobierno de Giral fue la de desmantelar el ejército, finalmente en agosto de este mismo año se reactivan los escalafones militares. No es de suponer que se cuestionase la lealtad de Vicente Rojo, ya que desde los primeros instantes fue trasladado a las oficinas del Estado Mayor del Ministerio al mando de Hernández Saravia.

Debido a las operaciones de acoso a la Capital desde el norte, el veinte de julio partía a Somosierra para incorporarse a una columna que estaba bajo las órdenes de Enrique Jurado, estuvo destinado hasta el veintiocho de agosto en, tras este primer punto de contacto regresó al Estado Mayor.

Durante esos meses de gran actividad tuvieron que reorganizar un nuevo ejército capaz de enfrentarse con las tropas sublevadas que avanzaban por Extremadura hacia la capital, en ese intento se creó la Inspección General de Milicias con el objeto de controlar los batallones de voluntarios.

Una de las primeras misiones asignadas a Vicente Rojo fue la de pactar una rendición al asediado Alcázar de Toledo, el nueve de septiembre de 1936, esta misión fue ciertamente dura para él, ya que suponía volver a la academia en la que estuvo destinado como profesor durante casi una década.

La Junta de Defensa de Toledo redacta el mensaje el ocho de septiembre que debe aceptar Moscardó. Rojo sabe de antemano que Moscardó no aceptará las condiciones. Ese nueve de septiembre a las diez de la mañana entra por Puerta de los Carros con los ojos vendados a entrevistarse con Moscardó. Muchos de sus viejos camaradas se encontraban en su interior.

La recepción en el Alcázar por el general Moscardó fue fría y protocolaria, escuchó las condiciones y posteriormente permitió que Rojo saludara a sus antiguos colegas. Solicitó la entrada al recinto de un sacerdote para que pudiera hacer sus servicios religiosos en el Interior del Alcázar. Regresó a Madrid e informó en persona a Largo Caballero de lo sucedido.

Fue ascendido a teniente coronel en octubre de 1936 siendo designado Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa, mandadas por el general Miaja, jefe de la Junta de Defensa de Madrid, creada para defender la capital a toda costa después del traslado del gobierno de la República a Valencia.  Preparó un eficaz plan de protección de la ciudad, que evitó su caída.  Para ello, planificó todo tipo de operaciones para detener el avance de las columnas franquistas, teniendo un gran éxito.

A partir de entonces, su fama como organizador no hizo sino aumentar. Su trabajo se fundamentó en organizar las milicias y que pudieran ofrecer un frente disciplinado ante el avance franquista. Evitar la improvisación y promover en la medida de lo posible la organización en el frente.

Se crean las seis primeras Brigadas Mixtas el dieciocho de octubre. El avance de las tropas sublevadas hacia Madrid parecía imparable tras la toma de Toledo por el ejército franquista, el veintiocho de septiembre, tras este incidente en la primera semana de octubre se producen las primeras escaramuzas en Illescas. Vicente Rojo fue designado para detener el avance en esa localidad.

El general José Asensio Torrado fue designado para planificar esta operación. Los combates comenzaron el día veinte de octubre y duraron hasta el veinticuatro del mismo mes. Vicente Rojo pudo comprobar el caos de la defensa republicana.  Intentó mejorar las comunicaciones en la localidad de Seseña con el objeto de establecer la logística.

Pronto pudo comprobar que las baterías artilleras eran de calibres muy dispares y no estaban bien abastecidas en la mayoría de los casos.Se dan brotes de pánico en los frentes, y es consciente de la  mala preparación de los milicianos.

Rojo se da cuenta al estar en la línea de fuego que había muchas cosas que mejorar, es en esta época cuando conoce a Juan Modesto Guilloto que se convertirá en su estrecho colaborador. El día dos de noviembre se le nombra responsable de la sección de Organización y Movilización en el Estado Mayor.

LA DEFENSA DE MADRID

La marcha del gobierno republicano a Valencia se produce el 6 de noviembre de 1936 pero antes dejan al general Pozas que se haga cargo del Ejército del Centro, y la Junta de Defensa de Madrid al general Miaja, la consigna es “la defensa de Madrid a toda costa”.

Vicente Rojo, que se encontraba bajo las órdenes de Miaja se hace cargo de la situación desde el primer instante. El perímetro a defender comprendía entre unos 32 a 35 kilómetros. La defensa de Madrid comienza cuando las tropas del general Varela avanzan hasta rebasar la Casa de Campo el día siete de noviembre.

Algunos autores describen la situación de la siguiente forma “Si el General Miaja era la voz de mando, Rojo era la cabeza pensante y la voluntad organizadora”.  Cuando el día ocho las tropas sublevadas avanzan por la Casa de Campo, la defensa ya está organizada.

Un contraataque de la 3º Brigada hacia Húmera sorprende el flanco izquierdo de las tropas de Varela que tienen que luchar en un terreno boscoso, en el centro se encuentra estancado el frente. En el flanco derecho se producen escaramuzas en Carabanchel, y el día nueve de noviembre hay combate casa a casa.

El mismo día ocho, Rojo abandona el frente para solicitar a Miaja refuerzos en el frente de Moncloa, éste se niega por reservarlos para una ofensiva en el Jarama. El Estado Mayor reconsideró su negativa inicial y empezaron a llegar los refuerzos de dos Brigadas Internacionales y tres mixtas.

Rojo prepara una contraofensiva para el día quince para recuperar Garabitas y fracasa al coincidir con una violenta ofensiva sublevada que provocó pánico entre las unidades republicanas. Las tropas franquistas abren brecha y entran en la Ciudad Universitaria hasta el Hospital Clínico y allí la Brigada 3 al mando de Jesús Martínez de Aragón detuvo el ataque.

El veintinueve de noviembre del año 1936 se abre otra ofensiva con fuerte apoyo de aviación en la denominada la primera batalla de la carretera de La Coruña. La resistencia organizada por Rojo logró sus frutos paralizando el frente de nuevo.

Se comienza el día trece de diciembre la que será la segunda batalla de la carretera de La Coruña, esta ofensiva muestra una maniobra muy preparada, es de mayor alcance que la anterior y se ve frenada por la niebla, que imposibilita utilizar su mayor poder aéreo y artillero, y por la obsesión de tomar Boadilla, en donde los republicanos muestran su buena preparación para la defensa.

El catorce de enero de 1937, cuando se van extinguiendo los combates en la carretera de La Coruña, el general Pozas intenta aconsejar a Largo Caballero de la necesidad de realizar una maniobra de doble envolvimiento a lo largo del Jarama contra las tropas enemigas con el objeto de romper su línea de comunicaciones.

Vicente Rojo sostenía que el ataque simultáneo de Brunete hubiera sido vital debido a lo poco protegido que se encontraba la zona. El seis de febrero el ejército sublevado comienza la ofensiva en un frente que va desde Perales hasta Ciempozuelos.

El avance resultó imparable hasta que el día catorce consolida el Pingarrón, lugar en el que se centró la serie de ataques y contraataques hasta que el veintitrés, el general Miajas dio por finalizada la batalla quedando todo en un punto de equilibrio.

Tras esta ofensiva se esperaba que otra viniese, hasta que el 8 de marzo se produce un avance en Guadalajara de tropas motorizadas italianas en apoyo de Franco. La ofensiva llega hasta Brihuega el diez de marzo. Ese día y en ese lugar en el que se estanca por la resistencia del ejército republicano y las Brigadas Internacionales, contribuyendo el mal tiempo a frenar el avance del gran material bélico que transportaban. Para el día dieciocho se planificó un fuerte contraataque y se recuperó Brihuega.

Con un prestigio acrecentado, en marzo de 1937.  Fue nombrado coronel y en mayo, tras la formación del gobierno Negrín, Jefe del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas y Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra.

El éxito defensivo, sus buenos modales, sus excelentes relaciones con los comunistas y con los mandos de las Brigadas Internacionales, elevaron su prestigio dentro del ejército popular, por lo que fue condecorado con la Placa Laureada de Madrid.

Se comenzaba las ofensivas del Norte, en marzo de 1937.  El primer objetivo de las tropas sublevadas fue Bilbao. Rojo propone un cambio de estrategia y recomienda pasar a la ofensiva y uno de los objetivos iniciales era lograr el cerro Garabitas desde el que se castigaba Madrid.

Se movilizaron varias divisiones y diversos carros de combate así como aviación y artillería y el diez de abril comenzó la ofensiva, la ejecución se hizo acorde con los planes pero la lucha encarnizada causó tantas bajas que algunos comandantes se retiraron y el día catorce la operación se suspensión con un balance de 1.500 soldados republicanos muertos y las tropas franquistas mantuvieron sus posiciones iniciales anteriores a la operación.

La primera ofensiva del Estado Mayor de Rojo había sido un fracaso. El veintitrés de abril se disuelve la Junta de Defensa de Madrid y tras su ascenso a coronel se le destina Valencia, al Estado Mayor Central.

Se puso en marcha la ofensiva de Brunete, el seis de julio de 1937.  Su ejecución fue aprobada por Indalecio Prieto, pero llevaba siendo propuesta varios meses antes por Rojo como maniobra para detener el avance por el norte.

El avance planificado sufrió diversos percances. El efecto sorpresa funcionó y la campaña hacia Santander de las tropas franquistas fue detenida. La Legión Cóndor apareció por los cielos y acosó a las tropas de Rojo. Al séptimo día de la batalla, se detuvo la ofensiva. Hubo problemas con el abastecimiento de municiones y el ritmo de consumo de municiones artilleras alertó a los altos estamentos del ejército.

Madrid en aquella época había dejado de ser un objetivo militar para Franco. El catorce de agosto Rojo anuncia su plan de acción político-militar,en el que anuncia tener informaciones sobre el estado de descomposición de algunas posiciones de retaguardia enemiga y era necesario explotar su descontento.

ARAGÓN

Vicente Rojo empieza a valorar, en agosto del año 1937, que el frente de Aragón es ideal para presentar frente y avanzar. Visita en persona la zona para reconocer el terreno en la zona de Zuera donde pensaba iniciar el ataque.

Desde el comienzo del alzamiento la mayoría de las milicias anarquistas se dirigieron a Aragón. Un decreto del once de agosto de 1937 impuso la disolución del Consejo de Aragón. Se encargó a Líster con la onceava división de la ocupación de Aragón y vigilancia de tal decreto.

En agosto se reagruparon fuerzas militares de otras zonas con el objeto de iniciar la ofensiva. El veinticuatro de agosto se inició el ataque hacia Zaragoza, que luego se acabó convirtiendo en la batalla de Belchite.

Vicente Rojo dio la orden de avanzar a las unidades hacia Zaragoza sin preocuparse de dejar los flancos descubiertos. Los inicios de la operación fueron según el plan desarrollado, pero a medida que se tomaban posiciones las columnas se ralentizaban debido a la confianza lograda por su éxito, el transporte por la llanura era penoso debido a la falta de caminos en buen estado. A falta de una treintena de kilómetros el frente quedó detenido. Se tomó Belchite el día siete pero Zaragoza quedó lejos.

Ascendió a general en octubre del año 1937 y ya era uno de los militares más prestigiosos de la República. El uno de noviembre se entrevista con Manuel Azaña en Barcelona y le comunica que es de esperar un ataque muy virulento sobre Madrid.

Le comunica también la falta de camiones y munición. Sin embargo, lo más grave era el ambiente de derrotismo que empezaba surgir entre el ejército. Le aconsejó atacar por Extremadura profundizando hasta alcanzar la línea Almendralejo – Zafra – Llerena hacia Badajoz.

Contaba con el visto bueno de Negrín y además tenía fecha de ejecución para el día catorce de noviembre. Finalmente el Consejo de Gobierno vota en contra de este plan, algo que contraría a Rojo y a Azaña.  El bombardeo de un acorazado nazi fue apoyado por Rojo, dando lugar a lo que se denomina incidente del Deutschland.

Posteriormente, el general Vicente Rojo prepara la batalla de Teruel, que comenzó el quince de diciembre con un ataque republicano que tuvo éxito los primeros días y hubo grandes avances hacia la ciudad de Teruel, algo que hizo retrasar el quinto ataque a Madrid por parte de los sublevados.

Días después tras inmensas ofensivas por uno y otro bando, en un ambiente de frío terrible, las tropas republicanas ceden al ataque y el treinta y uno de diciembre abandonan Teruel. Finalmente a comienzos de enero se rinden los últimos reductos.

Una contraofensiva diseñada por Rojo recupera Teruel con gran coste de bajas republicanas, a mediados de enero cuando se creía que la defensa de Teruel era posible con cierto grado de éxito.  Sin embargo, el general Aranda realiza un ataque inesperado que provoca la sorpresa de las tropas republicanas.  En los inicios de febrero la presión era tan grande que poco a poco se iba cediendo posición.

Finalmente, el veintidós de febrero las tropas republicanas se replegaron a posiciones de inicio de la ofensiva de Teruel. Esta operación afectó a Vicente Rojo hasta el punto de ofrecer su puesto a Negrín con el expreso deseo de ser sustituido. Negrín, no sólo rechaza tal ofrecimiento, sino que alaba a Rojo, algo que sorprende al general que finalmente accede a continuar la lucha.

La operación más ambiciosa que llevó a cabo el general Rojo ocurre a lo largo del año 1938 y fue la ofensiva del Ebro que dio lugar a la larga batalla del Ebro desarrollada desde el veinticinco de julio al dieciséis de noviembre de 1938, y en la cual la República se jugó su prestigio internacional, su capacidad de resistencia y la posibilidad de poder dar un giro favorable al curso de la guerra.

Ante la presión de los rebeldes franquistas en todos los frentes de Cataluña, el general Vicente Rojo organiza la batalla del Ebro, con unidades mandadas por comunistas con el coronel Juan Modesto Guillot al frente, cuyo objetivo último era llegar a Alcañiz y restablecer la continuidad territorial de la zona republicana.

Los primeros avances planificados por Rojo fueron exitosos. Tras un primer avance sorpresivo a las fuerzas franquistas, pronto el frente se estabilizó. Los aviones franquistas bombardean en marzo Barcelona.

La ofensiva del Ebro acabó en combates de desgaste, por lo que el éxito inicial y la toma de posiciones en su margen sur quedaron muy lejos del objetivo estratégico de volver a unir el territorio republicano.  La retirada del Ebro, fue completada el quince de noviembre y señaló el principio de su eclipse como máximo estratega del ejército republicano.

Tras la ofensiva de Aragón, que no logran detener las tropas republicanas dirigidas por el general Rojo, las tropas de Franco logran tocar el Mediterráneo cortando el quince  de abril, por primera vez, la comunicación de Barcelona con Madrid y Valenciay comienza de esta forma la ofensiva sobre Cataluña.

Los primeros días de abril caen Lérida y Gandesa. El general Rojo se encuentra en Barcelona con su familia y planifica las operaciones militares, pero las tropas sublevadas gobernadas por Franco, cambian de parecer y se dirigen a Valencia por la costa.

Castellón cae el catorce de junio y Valencia sufrirá numerosos bombardeos aéreos de la aviación fascista hasta el treinta de marzo de 1939, momento en el que consiguen tomar la ciudad. A pesar de la organización de las tropas republicanas, el quince de enero de 1939 cayó Tarragona.

El dieciocho de enero de 1939, por insistencia de Negrín, el general Rojo habló por la radio por primera vez en toda la guerra. Ese discurso, cargado de esperanza, impresiona a Antonio Machado,que escribe al día siguiente una carta a Vicente Rojo.

El veintiséis de enero, es tomada Barcelona y Rojo menciona que la ciudad poseía los mismos medios materiales y humanos que Madrid en el año 1936, mencionando que Barcelona “se perdió simple y llanamente por no haber voluntad de resistencia”.

Ya desde el quince de enero se produjeron desbandadas de población hacia la frontera pirenaica con Francia, la caída de Barcelona agravó la situación. A pesar de aconsejar el general Rojo a Negrín la terminación de la Guerra, Negrín alegó que renunciar, supondría una lucha entre los que querían seguir y los que abandonaban.

Tras la caída de Barcelona, el ejército republicano se concentró el uno de febrero delante del río Tordera con el objeto de cubrir las regiones de Vich y la Seo de Urgell. Se encargó al general Saravia,que acaba siendo depuesto de la misión por consejo especial de Rojo.

Al general Rojo lo único que le importaba es que el ejército republicano pasase ordenadamente la frontera con Francia. El nueve de febrero las tropas franquistas alcanzan la frontera de Le Perthus finalizando el paso a la frontera desde el lado español.

El general Rojo es uno de los últimos de abandonar la frontera y cruzar al lado francés. Las autoridades francesas desarmaban a los soldados, y a aquellos que no poseen referencias les obligaban a confinarse en campos de concentración.

En sendos informes comunicó al presidente Manuel Azaña y al jefe del Gobierno, Negrin, que la guerra estaba irremediablemente pérdida y en consecuencia, aconsejaba negociar la rendición.

EL EXILIO

Tras la caída de Cataluña en febrero de 1939, el general Rojo se trasladó a la pequeña ciudad de Vernet les Bains en Francia.  Se reunió con su familia y Teresa,su mujer, da a luz la más pequeña de las hijas, el veintinueve de septiembre de 1939 y su padrino será Juan Negrín. El general Rojo muestra su amistad en esta época con el político.

La familia estaba junta, con excepción de uno de los hijos que desde el comienzo de la contienda se encontraba en la zona sublevada. Rojo pronto comprueba la situación penosa de los refugiados españoles en la zona francesa, ubicados en los campos de concentración. Esta situación indignó a Rojo que en su intento de actuar escribe varias cartas protestando a Negrín reclamando una solución.

Hemos de saber, que atravesó la frontera francesa el nueve de febrero y su decisión de abandono era irrevocable.  El doce de febrero manda un telegrama a Negrín su renuncia al cargo.  Ese mismo día había sido ascendido a teniente general según el decreto firmado por el presidente de la República firmado en la embajada de París.

El jefe de Gobierno no se dio por enterado y requirió que los generales Vicente Rojo y Enrique Jurado regresaran al frente centro –sur.  El general Rojo le contestó el veintiocho de febrero comunicándole que ya estaba desligado del gobierno y que asumiera la derrota de la II República.

EL EXILIO EN ARGENTINA

El general Rojo y su familia deciden salir de Francia y mediante el Servicio de Emigración de los Republicanos Españoles, que le abona el pasaje para trasladarse a la capital argentina, Buenos Aires.

El once de agosto de 1939 parte para la ciudad de Buenos Aires en el buque Alcántara, coincide en él con José Ortega y Gasset.  El viaje dura dieciocho días. La familia no tenía casa allí, lo que les esperaba era desconocido. La intención inicial era la de aceptar aquello como provisional, pero la situación política de Europa era cada vez peor.

Encontraron finalmente casa en el barrio de Floresta. El gobierno argentino era reacio a la acogida de españoles procedentes del conflicto y les obligó a buscar trabajo. El comienzo de la II Guerra Mundial permitió a Vicente Rojo la posibilidad de ofrecer sus opiniones militares en el periódico Crítica.

Vicente Rojo llegó a escribir más de medio millar de artículos en ese diario, todos ellos cubrían desde la historia, opinión de los combates, ataques, alianzas, etc. Su colaboración comenzó el cuatro de septiembre de 1939 y finalizó el veintidós de enero de año 1943. A finales del año 1939 publica ¡Alerta los pueblos! y recibe críticas elogiosas por ello.

Rojo desarrolló durante este periodo una actividad de conferencias que le permitieron viajar a lo largo del país. Estas conferencias suponían un ingreso importante para su economía familiar. Hablaba de la Guerra Civil, del establecimiento del ejército popular, de los conflictos armados que se desarrollaban bajo la II Guerra Mundial.

La familia Rojo recibe la noticia de la aceptación del visado del hijo Francisco en agosto de 1941 para ir a la Argentina, con él la familia ya está al completo. El uno de abril de 194,Vicente Rojo inaugura una revista denominada “Pensamiento Español”, este proyecto editorial tiene por objeto hacer patente las opiniones de los republicanos en el exilio, así como la de favorecer la conciliación de los españoles.

En esta revista escribieron numerosos escritores españoles del exilio. Durante este periodo es cuando escribe el libro “España heroica”.  Es de destacar las iniciativas de ayudar a los refugiados españoles desde Argentina a través de los servicios sociales.

Uno de los incidentes más amargos de Rojo fue cuando a la llegada a Buenos Aires de su amigo y colaborador de la “Colección Bibliográfica Militar”, Emilio Alamán, éste le negó el saludo. A pesar de todo, en Londres, Negrín da un discurso en 1942 alabando la heroica actitud del jefe del Estado Mayor, sin escatimar elogios.

La llegada de José Antonio Aguirre que era expresidente del Gobierno Vasco durante la República, en abril de 1941, para dar una conferencia en el Centro Republicano de la capital argentina, provoca un editorial en el “Pensamiento Español” escrito por Vicente Rojo y titulada “La unidad española y los nacionalismos”,que levantó disputas entre los fundadores.

Desató una guerra de editoriales con otra publicación denominada “Euzco Deya”,que defendía posiciones separatistas. Finalmente, una carta publicada en el año 1942, por “el Pensamiento Español“, los dos generales: Vicente Rojo y Enrique Jurado, deciden abandonar para no perjudicar la publicación, ya que entienden que los ataques son contra ellos.

EL EXILIO EN BOLIVIA

El gobierno de Bolivia le ofreció en el año 1942, la posibilidad de que organizar y dirigir la cátedra de Historia Militar y Arte de la Guerra en su Escuela de Estado Mayor tarea ésta que desarrolló entre los años 1943 y 1945, siéndole reconocido su empleo de general del Ejército español y condecorado con el máximo galardón. Se establece con su familia en Cochabamba y comenzó a dar clases a los oficiales del ejército boliviano en el año 1943.

El contrato promovido por el general Peñaranda y mediante el que se llevó a Vicente Rojo a Bolivia era inicialmente de una duración de cinco años, que posteriormente  se prolongaría. Los hijos mayores se matricularon en la Universidad y los menores al colegio.

Vicente Rojo viajaba a menudo con el ejército, atendía a los visitantes ilustres que se acercaban a Cochabamba, uno de ellos es el poeta zamorano León Felipe.

Lo curioso es que durante ese periodo, Vicente Rojo estuvo alejado de la inestabilidad política de Bolivia,  Algunos de sus hijos comenzaban a casarse. Rojo se entera en Bolivia de los Pactos de Madrid en los que España comienza relaciones con Estados Unidos, mostrándose abiertamente en contra.

Teresa regresa a España, en el año 1953, para ver a su familia. Estos viajes de su familia hacen pensar a Rojo sobre la posibilidad de regresar. Redacta un texto en sus papeles, que denomina síntesis, en él pone las razones para regresar. Entre ellas cabe destacar su deseo de morir en España.

El treinta y uno de octubre del año 1954, Rojo solicita su regreso al embajador de España en La Paz. Su enfermedad le acosaba y ya en 1955 deja de realizar su trabajo docente a causa de ello. Inició las gestiones para su regreso, junto con la de su familia. Agiliza los trámites mediante la ayuda de uno de sus hijos en enero de 1956. Los trámites para su regreso fueron pasando por diversos trances, el gobierno republicano en el exilio no lo vio bien inicialmente.

La idea persistente de regresar causó alguna discrepancia de opiniones entre sus hijos, en octubre de 1956. A comienzos del año 1957 tras una entrevista con Agustín Muñoz Grandes de uno de sus enviados se comenzó a tramitar los papeles por primera vez. Comienzan las condecoraciones de despedida en Bolivia: Comendador de la Orden del Cóndor de los Andes, Medalla de Oro de las Fuerzas Armadas Bolivianas. La familia Rojo de Cochabamba a Buenos Aires en tren en marzo de 1957.

Franco y el general Vicente Rojo

El coronel e historiador Carlos Blanco Escolá, que fue profesor de Historia en la Academia Militar de Zaragoza, escribió un libro dedicado a analizar la destacada personalidad de Vicente Rojo.  Es también autor de las obras “La Academia Militar de Zaragoza(1928-1931)”, “Franco y Rojo, dos generales para dos Españas”, “La incompetencia militar de Franco y General Mola, el ególatra que provocó la guerra civil”.

¿Realmente, el general Vicente Rojo, humilló a Franco? Sí, porque en el planteamiento de las grandes estrategias le sacó ventajas siempre y fue la falta de medios del ejército republicano la que decantó el resultado,afirma Blanco Escolá. Es posible que Franco fuese humillado objetivamente por Rojo. Sin embargo, no creo que lo fuese subjetivamente, ya que consideró que Franco no tenía suficiente conciencia autocrítica para tener tal sensación.

Blanco Escolá expone las razones de la superioridad militar de Rojo sobre Franco.“Mientras que Franco mostraba su supina ignorancia en todo lo relacionado con la estrategia, no había tenido ocasión de estudiarla ni practicarla en ningún momento cuando realizaba su fulgurante carrera. Rojo procuraba desenvolverse en el marco de la más pura ortodoxia tratando de compensar con su acertada conducción de la guerra la aplastante superioridad de medios del adversario”.

Rojo parecía asumir resueltamente esta máxima del mariscal Montgomery: 'Hay que obligar al enemigo a bailar al son que se le toque'. Franco, ciertamente, se pasó la guerra bailando al son que tocaba Vicente Rojo”.  Blanco Escolá se centra en la última gran ofensiva republicana: “La maniobra del Ebro, planeada y dirigida por Vicente Rojo, causó gran sensación en su día, y llegó, incluso, a ser estudiada como modelo en las escuelas militares de la extinta Unión Soviética: las tropas republicanas prepararon esta difícil operación a lo largo de cincuenta días, a escasos metros de las posiciones del adversario”.

Según Blanco Escolá, “A la elegancia y brillantez demostrada por Rojo, con la maniobra del Ebro, Franco respondió con los ataques frontales y el empleo de la fuerza bruta, es decir haciendo gala de los dos rasgos que caracterizan a los militares incompetentes”. Según Enrique Lister, toda la táctica y el arte militar de Franco se redujeron a las del mazo.

La batalla del Ebro.

El coronel Blanco Escolá reivindica la figura de este militar honesto, cabal, católico de fuertes convicciones, partidario de la legalidad vigente, enemigo de los africanistas y de los golpistas del 36, sabio militar, cuyo objetivo era diseñar un ejército de hombres con conocimientos, algo para lo que fundó como editor la revista Colección bibliográfica militar, respetado por sus enemigos, aglutinador y fundador de las milicias populares... Rojo ordenó el caos en la guerra civil y fue un maestro en estrategia, entendiendo como tal la utilización del elemento sorpresa, asegura Escolá. “Sus hazañas bélicas fueron difíciles de perdonar por Franco, a quien trajo de cabeza durante la lucha.”.

Es muy discutible calificar a Vicente Rojo de anticomunista. Con independencia de su mundo cristiano, Rojo elogió muchas veces la combatividad y disciplina de las unidades comunistas que actuaban bajo sus órdenes, y la eficacia de los jefes militares surgidos del V Regimiento de Milicias Populares.  Lister, Modesto Tagueña…, siempre elogiaron, en sus memorias, la capacidad militar de Rojo, así como su honestidad profesional. Lo mismo hizo, años después, Santiago Carrillo.

FIN DEL EXILIO

Regresó a España en febrero de 1957, gracias a las gestiones de un jesuita que conoció durante su estancia en Bolivia y avalado también por el obispo de Cochabamba, antiguo capellán castrense a las órdenes de Rojo. Desembarcó en Barcelona y se dirigió a Madrid.

Nada más llegar al país, se le abre un expediente informativo a cargo del coronel Enrique Eymar Fernández.  Se le comunica que es un procedimiento rutinario con los que llegan del exilio. Vicente se traslada a Saguntoy allí se entera que el procedimiento de expediente informativo acaba elevándose a Causa Criminal.

Se le citó para ser procesado por rebelión militar el dieciséis de julio de 1957.Vicente Rojo, amparándose en el artículo 554, recurrió. La situación le pareció a Rojo muy ofensiva, tras cuarenta y seis años de servicio sin incidentes, ahora era sentenciado por una causa que le dejaba perplejo.

Durante el procedimiento tuvo que acudir cada siete días ante el juez para probar que permanecía en Madrid, El día del proceso, eligió un abogado militar de turno, evitando que un amigo le defendiera. En la calificación provisional se le quería procesar a treinta años.

El juicio tuvo lugar el cinco de diciembre de 1957. Finalmente sería juzgado por “auxilio a la rebelión”, en su calidad de excomandante del Ejército, por el hecho de no haberse rebelado contra el gobierno legítimo de la República.

Al parecer su regreso del exilio no había gustado a ciertos sectores militares recalcitrantes y vengativos, entre ellos el propio Franco que escribiría de su puño y letra en su expediente “negar el pan y la sal”. El dieciocho de enero de 1958 recibe en su domicilio la sentencia de cadena perpetua, interdicción civil e inhabilitación absoluta.

Con la sentencia se acompaña el indulto para la pena de cadena perpetua, no así a las condenas accesorias de interdicción civil e inhabilitación absoluta, dicho indulto fue condicional a cualquier reincidencia.

Rojo comenta la sentencia diciendo “Se me ha reducido a la muerte civil”.Durante estos iniciales días en Madrid visitó a unos pocos amigos, algunos familiares. Fuera de este entorno, el clima estaba enrarecido, los conocidos evitaban el contacto con él.

Gregorio Marañón le visitaba como amigo y doctor, aunque poco a poco las visitas eran cada vez más profesionales. Su mujer Teresa veía cómo amigas suyas de antes de la guerra cruzaban la acera evitando el saludo. Desde la sentencia de inhabilitación un policía le seguía los pasos, vigilándolo.

Es en esta época cuando decide ser útil escribiendo Historia de la guerra de España”,que dedica a su mujer: Teresa.

Vicente Rojo padecía de un enfisema pulmonar que le provocaba serios problemas de salud debido a su tabaquismo. Falleció a las siete de la madrugada del quince de junio de 1966. En su testamento legaba lo poco que poseía a su esposa y cedía su Autobiografía” a sus herederos.

El general Vicente Rojo junto a Manuel Azaña.

Las agencias de prensa dieron de forma muy escueta la noticia. Los diarios franquista ABC y Ya recordaron su grado de general y únicamente el diario El Alcázar, órgano de los excombatientes franquistas, destacó el prestigio de que gozaba entre los militares por su capacidad profesional. Las necrológicas en los distintos periódicos de provincias se fueron sumando.

El general Vicente Rojo fue un militar católico y patriota como se definía que no traicionó la fidelidad que había jurado a la República y mantuvo hasta la muerte el compromiso con la legalidad, la democracia y la lucha contra el fascismo.

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Vicente Rojo Lluch, el general republicano