sábado. 27.04.2024
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Logia Sincerité, Parfait Union et Constante Amitié Réunies

@Montagut5 | Joseph Proudhon se inició en Masonería el día 8 de julio de 1847 en la Logia Sincerité, Parfait Union et Constante Amitié Réunies (Sinceridad, Perfecta Unión y Constante Amistad”) del Oriente de Besançon (Proudhon era natural de esta ciudad). También es cierto que por otra fuente la fecha cambiaría; sería también un día 8 y de ese mismo año, pero del mes de enero. En todo caso, fue iniciado en 1847.

Ante las tres preguntas del ritual: “¿Qué debe el hombre a sus semejantes?, ¿Qué debe a su país?, ¿Qué debe a Dios?”, contestó lo siguiente: “Justicia a todos los hombres, abnegación para su país y guerra a Dios”.

Al parecer, la última de las respuestas produjo un mal efecto en los masones que asistían a la tenida, pero se aceptó su iniciación por el valor intelectual y moral del candidato, haciendo pasar por alto “su impiedad”, a pesar de lo mal visto que estaba el ateísmo en la Masonería en aquella época, como explicaba el Bulletin de la Gran Logia de Francia.

Pero, pasado el tiempo, unos diez años, el propio Proudhon reconoció que su expresión no había sido muy afortunada pidiendo perdón a sus hermanos por la sorpresa que había causado su respuesta, como un mentís lanzado a la divisa masónica que recordaba con “solemne respeto”, y que era, “A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo”. Al parecer hizo una plancha (un trabajo para leer en la logia) sobre la Idea de Dios donde justificaría su nueva posición.

En dicha plancha Proudhon pensaba que la “teología francmasónica” se basaba en la expresión del equilibrio, en relación con el triple emblema, que habría sido también el de la Revolución francesa: plomada, nivel y escuadra, instrumentos que, como sabemos, son fundamentales en Masonería.

Así pues, la cuestión giraba sobre el equilibro, que se podía comprender, analizar y que no dejaba “tras de sí ningún misterio”. De esa idea, deduciría la Masonería su noción del ser divino.

El Dios de los masones no tenía que ver con un concepto trascendental ni metafísico

El Dios de los masones no tenía que ver con un concepto trascendental ni metafísico. Sería la personificación del equilibrio universal, por eso era el Gran Arquitecto, con su nivel, escuadra, mazo y todos los instrumentos de trabajo y medida. En el orden moral sería el Dios de la justicia. Por eso no había sacrificios, oraciones, sacramentos, sacerdocio, profesión de fe ni culto. La Masonería no sería una Iglesia porque no descansaría sobre ningún dogma ni sobre adoración alguna. La Masonería no afirmaría nada que la razón no pudiera comprender claramente y no respetaba más que a la Humanidad. Esa era la razón, siempre según Proudhon, de que todo hombre podría ser recibido como masón, fuera cual fuese su religión, con tal de que practicase la justicia y sirviera a sus semejantes. Solamente los que fueran muy “pobres de espíritu” ignoraban que ese racionalismo tolerante y la sustitución del concepto metafísico por el de la idea positiva y formal del equilibrio constituían la negación del elemento religioso reemplazado en la conciencia del masón por la justicia.


Nuestra fuente ha sido el Boletín del Grande Oriente Español en su número del 10 de septiembre de 1931, pero, en realidad, la publicación española se basaba en el Bulletin de la Gran Logia de Francia. Por otra parte, es muy sugerente la lectura del trabajo del profesor Alberto Valín Fernández, “De masones y revolucionarios: una reflexión en torno a este encuentro”, en Anuario Brigantino, 2005, (nº 28), páginas 173-198, donde se explican las influencias e interrelaciones que tuvieron la Francmasonería y el obrerismo. Nosotros también en Nuevatribuna tenemos algunos trabajos sobre la relación entre el movimiento obrero y la Masonería.

Cuando Proudhon se inició masón y trató sobre Dios