jueves. 02.05.2024
A:    EDUARDO BUXENS
F:    28 OCTUBRE 2021
L:    PAMPLONA ,   
T: FRANCISCO JAVIER IRAZOKI, POETA QUE PRESENTA ANTOLOG??A POO??TICA ( 1976-2020) PALABRA DE ??RBOL
Francisco Javier Irazoki . (Imagen de Eduardo Buxens)

Poesía | JESÚS CÁRDENAS

Francisco Javier Irazoki ha seleccionado “ciento siete poemas (veintidós en verso, ochenta y cinco en prosa)”, según reza en la nota introductoria a la antología Palabra de árbol (Hiperión), cuyas preferencias se registran a lo largo de cuarenta y cinco años; lo que constituye una trayectoria orgánica y coherente.

La estructura de la selección tiene una gavilla de paradas vitales profundísimas en el transitar del autor navarro: Lesaka, Pamplona, Fez, Benarés, Nueva york y París. En cuanto a las composiciones elegidas, el poeta siente mayor predilección por su segunda época (a partir de Los hombres intermitentes, época de madurez del poeta que coincide con una parte más luminosa desde su residencia parisina), dada la extensión que ocupa en el volumen. Las coordenadas espacio-temporales configuran una suerte de diario íntimo donde Irazoki fija su punto de vista real que, más tarde, reelabora mediante la imaginación creando sugerentes símbolos e imágenes (algunas de cuño surrealista).  Asimismo, el criterio de la muestra determinante incluye a los textos vinculados a la profundidad de la experiencia íntima. En consecuencia, se logra llegar a la esencia del ser, de la persona que Irazoki es en el mundo, como se deduce de esta condensación de vida: “Toda belleza / acaso contiene / un árbol caído”.

En la lectura de más de ciento cincuenta páginas reconocemos la moral de un hombre que se abre a la compasión y a la bondad, distante del odio y del rencor; una actitud ética –como un gran caudal– que termina por empapar al lector. “La poesía es una manera de ser persona”, según Irazoki. El poeta contempla en primera persona sus vivencias y desde la libertad que radica en la expresión alcanza cotas de sensibilidad y temblor como reflejan sus escritos. Uno de los lugares frecuentados por el poeta afincado en París es titular el libro partir de un poema representativo del mismo.

La revelación del poema con el que se abre la compilación se relaciona con un suceso trascendental, según ha contado en algún que otro medio el propio autor: la temprana muerte de su hermana Nica. “Habitación 306” conmueve: “no entiendo cómo no han prohibido morir a los 25 años / y han dejado al hombre mudo ante el eco impenetrable de los días”. Le seguirán composiciones que transmiten el aire rebelde de un poeta joven y el amor por la música acompañado de la evocación del ambiente familiar quedarán impregnados para siempre.

Frente al “tedium vitae” resurgirá la capacidad del poeta por capturar instantes en la memoria, todavía con un tono sombrío y pesimista, como se ve en el poema “Lejanías” o en “Elogio de la planicie”: “Retén estas horas anodinas / con falta de tesoro: / días de azul esquivo / y severidad de llanura”.

Las enseñanzas vividas por Irazoki son filtradas a través de la memoria (“regresé despacio a las fotografías”) hasta quedar en una expresión que serpentea desde la desnudez (“Amé, fui rechazado y desaparecí”) a la asociación ilógica (“Vino la vejez montada sobre un banco de peces”). Algunas composiciones transmiten la pobreza de niño, además de las lecturas y los primeros amores de adolescente. Así dejaba escrito en “Palabra de árbol”: “Para mí, crecer fue sentir el paso del tiempo al escuchar los mensajes que un muerto me enviaba desde sus frutos”.

Una de esas primeras enseñanzas que transmite en la segunda época de su trayectoria se halla hilada en la conciencia de la muerte. A este propósito léase “Muerte transitable” y “Lección de pájaros” cuya conclusión nos deja casi paralizados: “Vi pronto la sombra, aunque blanca, y el vuelo frágil que quería esquivarla”. El proceso de reconstrucción de la realidad somete a la imagen que él tiene de poeta. En “La noche en que me dolieron las ventanas” las metáforas conducen a un ser herido por su desazón: “He crecido por culpa del dolor”.

Sabemos por poemas como “El bosque asfaltado” que el viaje iniciático, el traslado de un lugar a otro que nutren al ser de vivencias, y de su singular e individual experiencia llega hasta nosotros, como leemos: “me convenía recorrer a solas mi camino de pequeño coleccionista de asombros”.

Cuando se vuelve a lo vivido, en el recuerdo va implícita una lección de vida. En el hermoso texto que es “Visitantes” deja su impronta poética: “la poesía no es […] sino una intensidad de la mirada que despierta a la conciencia”. Deja entrever Irazoki en composiciones como “Portal 1”, “Último verano” o “Bandada de tijeras”, entre toros, que su refugio se halla en los libros, exhibiendo sus preferencias lectoras. En sus palabras guarda sentido homenaje a Sánchez Rosillo, César Vallejo, Ajmátova, Borges, Cernuda. Y también una nómina variada de intérpretes musicales.

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La propuesta ética de Irazoki parte de la abominación de la intolerancia para abrazar el reencuentro, donde “el perdón sea más fuerte que la herida”. Hay en su ofrecimiento recopilado en varias composiciones una influencia innegable de uno de sus autores predilectos, del que cita libros y palabras: “Albert Camus define así a la persona rebelde: Un hombre que dice no. Pero negar no es renunciar: es también un hombre que dice sí desde su primer movimiento”.

Cierran la selección cinco textos pertenecientes a un conjunto de poemas que permanece inédito, “Música incinerada”. En la última composición, “Última belleza” Irazoki ensaya una despedida de la poesía, donde parece cerrar el círculo, volviendo al cauce del verso y al motivo de sus primeros poemas: “Esta belleza ha sido construida / con las treguas del dolor”.

Es condición del hombre ser agradecido cuando uno se encuentra con una amplitud tan rica en su vitalidad que integra una ética profundamente humana. Para quien no conozca a su autor, Francisco Javier Irazoki, Palabra árbol, supone la mejor forma de familiarizarse con el ámbito vital del sujeto poético que transita por diversas etapas donde fulgura la expresión poética, tanto en su forma desnuda y esencial como enriquecida por imágenes y símbolos.

Palabra de árbol (Antología poética, 1976-2020), de Francisco Javier Irazoki. Hiperión. COMPRA ONLINE. 


Cárdenasjesus

JESÚS CÁRDENAS es poeta, crítico literario y profesor.

Palabra de árbol | Una antología de Javier Irazoki