viernes. 26.04.2024
Pablo Neruda y Mikis Theodorakis

Mikis Theodorakis, el célebre compositor griego, que cumplió el pasado mes de julio 96 años, ha muerto este jueves en su casa del centro de Atenas. No fue un simple compositor musical, aunque compusiera más de mil obras, entre las que cabe destacar el sirtaki, conocido como Zorba el Griego, y otras bandas de películas como Estado de sitio y Z, sino una artista comprometido con su arte y con la lucha de su pueblo contra las dictaduras y la opresión política; un político comprometido en el breve espacio en que ejerció como tal. Un personaje que hasta el final de sus días se ha enfrentado a los gobiernos corruptos o dictatoriales.  Ha muerto, pues, un emblema de la lucha griega, como titulé un reportaje publicado en este mismo periódico hace seis años. Fue torturado, encarcelado, y sufrió el exilio. Prohibida su música durante años en su Grecia natal, siguió difundiéndose clandestinamente y su figura fue ensalzada por el pueblo como ejemplo de compromiso social y artístico.

Mikis Theodorakis ha sido, desde los 17 años en que comenzó a componer, un estudioso del folclore, rico y variado de la música popular griega, que encumbró a obra de arte, plasmándola en sus óperas, suites, bandas de cine, y canciones de inspiración popular. Su música y su vida se convirtieron en una herramienta del desafío político. Ha muerto esta semana, pero queda su voz, unida a las de poetas como Neruda (Canto General), y una larga lucha y larga obra de un reconocido intelectual y artista.

“La fuerza de un artista se encuentra en su obra y en los lazos que puede tener su obra con las masas, con su pueblo”. M. Theodorakis

Quiero rendir mi humilde homenaje a este genial artista y héroe heleno, dando unas pinceladas sobre su obra musical, y por su elogiable rebeldía para conseguir una sociedad más justa.

MIKIS THEODORAKIS, ENCARNACIÓN DE LA LUCHA GRIEGA

Este artista reconocido internacionalmente, compositor musical, folclorista, e intelectual griego nacido en la isla de Quíos, no solamente es reconocido por su extensa obra musical, sino también por su activismo político, opuesto a todo régimen que atentara contra las libertades. Elegido diputado a su regreso del exilio en varias ocasiones y nombrado ministro griego tras la caída de la dictadura de los coroneles, ha dedicado toda su vida al rescate del folclore heleno, a la lucha por los derechos humanos y en pro de la libertad y la justicia. Una lucha que le ha llevado a manifestarse hasta hace dos años en que empezó con problemas del corazón, junto a su pueblo contra los recortes, la desigualdad y la pobreza, que, junto a otros países, sufre Grecia.

 Si como intelectual y artista goza de reconocido prestigio, su valor humano no le va a la zaga, a pesar de haber sufrido tortura y haber sido separado de su familia y de su pueblo en varias ocasiones, que le obligaron a vivir durante largo tiempo exiliado en París y otros países. Ni las adversidades políticas ni la persecución, le doblegaron; allá donde iba, difundía sus ideas y el rico folclore griego junto al canto de sus poetas, y composiciones musicales de obras consideradas clásicas ya, así como partituras de películas, sinfonías y otras piezas que fueron prohibidas durante muchos años en su patria, “la patria amarga”, como la definió una vez, pero que se convirtieron en himnos de libertad.

Theodorakis estaba convencido, así lo expresó en varias ocasiones, de que “la fuerza de un artista se encuentra en su obra y en los lazos que puede tener su obra con las masas, con su pueblo”. En estas palabras resume los objetivos de una vida intensa de lucha artística y humana.

A partir de 1961 su actividad política se convierte en militancia, entrando en 1964 a formar parte del Parlamento griego como diputado. Con el golpe militar de 1967 es detenido, torturado y encarcelado. Gracias a la presión de la opinión pública internacional -salvo España que aplaudía ese régimen- le autorizan a que vaya al exilio, y busca refugio en París. Junto a otra artista y amiga, Melina Mercouri, también exilada, convirtióse en el más acérrimo enemigo de la junta militar. Junto a su persona, desterraron también su música. Estaba prohibido tocar, cantar, distribuir y vender su música que era parte de su lucha, la lucha del pueblo griego. Sin embargo, nunca cayó en el olvido. Secretamente Grecia le admiraba. Para sus compatriotas, escuchar su música era un acto de liberación, sabedores de que sus partituras expresan los sentimientos y deseos del pueblo heleno, utilizando sus formas folclóricas de enraizada tradición popular.

Con la caída del “régimen militar” en 1974, Mikis Theodorakis vuelve a su país, y en un concierto celebrado en el estadio de fútbol de Atenas ante cincuenta mil espectadores es proclamado como héroe popular.

En España, en la plaza de toros de las Ventas, ofreció un concierto al inicio de nuestra democracia, su único concierto, cuyo tema central era el “Canto General” de Pablo Neruda, a cuyos versos, como a los de otros premios Nobel, ha puesto música, convirtiéndose en éxitos internacionales. 

VIDA Y OBRA, UNIDAS

A los 17 años dio su primer concierto y entró a formar parte de la “resistencia” en la II Guerra Mundial, luchando contra el fascismo, primero contra la Italia de Mussolini, y luego contra la Alemania nazi. En 1943 fue descubierto, detenido y torturado. Siguió componiendo, y en la década de los cincuenta escribe la Suite nº 1 para piano y orquesta, con la que consigue el primer premio en el Festival Internacional de Moscú. Debido a su extensa y variada obra clásica, iniciada con el Ballet Antígona, su rescate y adaptación del folclore, y a bandas sonoras para películas como Z, Estado de Sitio, Sérpico, y la famosa Zorba, el Griego, y otras piezas sinfónicas, es propuesto en el año 2000 como el mejor compositor de Europa.

MIKIS THEODORAKIS EN PLAZA SYNTAGMA 4 de Febrero de 2018

A la par, trabaja como político y activista para mejorar las relaciones entre Turquía y Grecia, y se convierte en líder de una campaña contra la energía nuclear prosiguiendo su intensa actividad en favor del respeto a los derechos humanos, que reivindica también con sus conciertos, por ejemplo, el que ofreció contra la actuación de la OTAN en Kosovo, o en contra de la invasión de Irak. Actualmente, sigue participando en las manifestaciones contra la política de austeridad que quiere imponer la ignominiosa Troika. Contra él, anciano, lanzaron las fuerzas del desorden gases lacrimógenos, de los que tuvieron que protegerle los compañeros manifestantes.

Varias veces ha sido propuesto para el premio Nobel de la Paz. Se lo merecía. Estoy seguro de que esa Grecia libre y justa, por la que tanto luchó, lo llevará perenne en su corazón. Se ha ido Theodorakis. Pero sigue vivo en el recuerdo de muchos ciudadanos del mundo. Su música, su compromiso social, y su ejemplo vivirán para siempre entre nosotros.

Mikis Theodorakis, Pablo Neruda y su "Canto General"