domingo. 28.04.2024
Vladimir Merino
Vladimir Merino

Este es el título del nuevo libro de Vladimir Merino. En él hace un desarrollo meticuloso de lo que han supuesto las censuras −unas veces de normativa preventiva y otras muchas de pura destrucción− a lo largo de la historia y desde mucho antes de la quema de la biblioteca de Alejandría, incluso antes de la escritura, desde que existe la trasmisión oral de la narrativa y el conocimiento la persecución ha acompañado, vigilado y procurado su destrucción. 

Como recurso narrativo el autor sitúa, en un pasado remoto y primitivo, al personaje, Fritz, dotado del don de la palabra que, al pie de calor del hogar en la caverna, conseguía ganar la atención de los atentos escuchantes de la tribu; y al poderoso Bolk que, corroído de envidia, trata de romper el encanto de la comunicación. En el relato, a través de los tiempos futuros, los herederos de los Fritz, ocupan plaza como escritores, filósofos, investigadores, científicos. Y los de los Bolk, de dictadores, represores, censores, inquisidores e incendiarios. Estos figurantes imaginarios trajeron a mi memoria los de aquella serie de animación de contenido didáctico de los años ochenta: Erase una vez el hombre, en la que El Maestro, tenía su contrapunto en El Canijo o La Cizaña, que hacían todas las maldades posibles para entorpecer el progreso concebido por El Maestro

Si el magnífico ensayo, El infinito en un junco, trata sobre la historia de los libros. Este estupendo de Los libros prohibidos, acompaña el recorrido de la historia de las letras con las persecuciones a las que se han visto sometidas, paralelamente, a lo largo de los tiempos y las enormes dificultades –a veces truncadas− para llegar a ser un legado de herencia intelectual hasta nosotros.

En el libro se hace un desarrollo meticuloso de lo que han supuesto las censuras a lo largo de la historia y desde mucho antes de la quema de la biblioteca de Alejandría

El autor elabora un documento de la historia del acoso y derribo no solo de los textos sino, peor aún, de los propios escritores “culpables” tan cruelmente asediados, vilipendiados, maltratados y asesinados. La destrucción de la biblioteca de Alejandría, sirva de ejemplo, es inseparable de la lapidación de la filósofa y científica Hypatia. En la Edad Media la lista que recogía el Index Librorum Prohibitorum, elaborada por el Vaticano y perpetuada, ampliada y actualizada, por los siglos de los siglos, hasta fecha muy reciente, es indisoluble con la quema de herejes. En el entorno del periodo de la Ilustración, el asedio a los textos humanísticos, La Razón, o La Enciclopedia, iba pareja al hostigamiento a Diderot y sus compañeros de intelecto. Y desde siempre, lo considerado como literatura sobre sexo, erotismo, homosexualidad o pornografía conllevaba la cárcel y torturas, para autores como el Marqués de Sade y, más cercanos en el tiempo, la represión y encierro de Oscar Wilde y otros luego ya contemporáneos.

Desde luego el “holocausto” de millones de ejemplares en Alemania precedió al holocausto humano porque “donde se queman libros se acaban quemando a personas”, que predijo Heinrich Heine. Y, cómo no, las quemas sistemáticas de los golpistas durante la guerra y postguerra civil en España, ordenadas mediante boletín oficial, acompañaron la eliminación física de muchos de sus autores como Lorca o Miguel Hernández y la persecución y exilio de cientos de ellos. También las de Latinoamérica con los crematorios bibliográficos durante las dictaduras de Chile, Argentina, Uruguay… Entre los tantos escritores perseguidos cita a Eduardo Galeano y su libro Los Nadies: “Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los Nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte…” y me trajo a colación otro título inspirado en Galeano de un amigo poeta: Javier López: La mirada de los Nadies.

El “holocausto” de millones de ejemplares en Alemania precedió al holocausto humano porque “donde se queman libros se acaban quemando a personas”

A pesar de los pesares el libro apunta siempre al optimismo haciéndonos ver que, contra viento y marea, muchas de las obras han navegado en el tiempo y han llegado hasta nosotros. Los inquisidores no pueden cerrar todas las fisuras por las que la libertad se hace hueco. 

Pero si este trabajo de sistematización ya sería suficiente para recomendarlo, ante todo lo interpreto como una declaración de amor, de Vladimir, a las letras y la literatura; a los textos clásicos, a los modernos y contemporáneos; a la literatura erótica; a la poesía; a los cuentos, infantiles o no. Va desgranando títulos que nos traen gratos recuerdos de su lectura pretérita, algunos recordados, otros olvidados con los que nos reencontramos en estas páginas y apuntamos para releer; y también de los que no habíamos oído y que incorporamos en la chuleta para descubrirlos en cuanto podamos.

 Este es el sexto libro de Vladimir Merino y si los anteriores son novelas que pueden considerarse dentro del ámbito de la memoria histórica en este, como dice en su presentación, da un giro con un entretenido ensayo pero que, en mi opinión, también puede adscribirse en la tan necesaria memoria de lo que pretenden esconder y que olvidemos.


Breve historia de los libros prohibidos…y quemados.
Autor: Vladimir Merino
Editorial: ALHULIA. Crisálida Narrativa

Libros prohibidos… y quemados