jueves. 16.05.2024
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Ádrian Sanz González | @AdriSanz16666

Desde el erotismo y el desparpajo característico de Saúl Armendáriz, el mexicano Gael García Bernal consigue mimetizarse y convertirse el gran Cassandro. Todo en un divertido y dramático biopic que exalta la figura queer.

Ambientada entre finales e inicios de la década de los noventa, nos pone en la piel de Saúl Armendáriz, un joven apasionado por la lucha profesional que, tras la máscara, intenta ganarse la vida y mantener a su madre. Harto de perder, y de ver que su figura no prospera, acudirá Sabrina, una famosa luchadora mexicana, la cual, viendo su fuerza, talento y personalidad, decidirá entrenarlo para convertirlo en el luchador exótico por excelencia.

Zigzagueando entre la comedia y el drama brota una historia de superación

Zigzagueando entre la comedia y el drama brota una historia de superación. Un biopic, que pone a los ojos del espectador, el esfuerzo sobrehumano al que tuvo que enfrentarse el luchador mexicano, imponiéndose ante el mundo y cultura del momento. Al fin al cabo, la vida del Saúl Armendáriz fue –y es– una suma de momentos de éxito único y, por desgracia también, de momentos de total decadencia. Al mismo tiempo, que se convirtió en una de las figuras más importantes de la lucha libre y de la cultura queer, también todo fondo. Paso por la cárcel, fue maltratado y discriminado durante gran parte de su vida por su orientación sexual, estuvo punto de suicidarse delante de miles de espectadores… 

Un planteamiento narrativo que al final sabe sacar a relucir tanto lo positivo como lo negativo de la vida de nuestro protagonista. Haciendo que el biopic no solo busque embellecer o reconocer la importancia de Cassandro, como si hacía Bohemian Rhapsody (2018) de Bryan Singer con Freddie Mercury, sino que también viene a mostrarnos que nadie es perfecto. Nuestros “héroes”, protagonistas o ídolos también han tocado fondo, y se han levantado para recordarnos quienes eran y porque nos fijamos en ellos.

Un biopic, que pone a los ojos del espectador, el esfuerzo sobrehumano al que tuvo que enfrentarse el luchador mexicano

Pero no solo eso, en Cassandro también podemos ver como busca elevar la concepción que se tiene actualmente de la lucha libre profesional. Un deporte de entretenimiento que combina los deportes de contacto físico con una performance artística. Y que, debido a la figura de nuestro protagonista, la película toma un aspecto visual más atrayente, ensalzando todavía más las elaboradas coreografías y los esmerados vestidos con los que cuenta la producción.

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Un mundo del espectáculo que en otras ocasiones también ha sido llevado a la gran pantalla. A destacar y recomendar dejaría The Wrestler (2008) de Darren Aronofsky o Fighting with My Family (2019) de Stephen Merchant. Unos largometrajes que junto a Cassandro buscan reivindicar dicho deporte y a las figuras que los han hecho reconocible.

Por último, quiero destacar el gran trabajo del actor mexicano, quien de manera solévenme y salvaje, se atreve a dar una de sus mejores interpretaciones en años. Un actor, que recordando en algunos momentos a su papel en La Mala Educación (2004)borda con estilo su papel dentro y fuera del ring. Demostrando que no ha perdido, en absoluto, el gran talento que ya muy joven demostró tener en las producciones mexicanas de Alejandro G. Iñarritu (Amores Perros) y de Alfonso Cuarón (Y tu mamá también).

'Cassandro': de la lona a la gran pantalla