sábado. 27.04.2024

Endiabladamente divertido

SUSANA IVÁN
“666” es, ante todo, una reivindicación de la risa, e incluso de la ternura, en toda regla. Incluso cuando las circunstancias pueden no ayudar. Una inversión a corto plazo que le reportará más beneficios que gastos. Una apuesta segura en estos tiempos en que nada parece sólido.
NUEVATRIBUNA.ES - 24.3.2009

Hay obras de teatro que duran sólo una temporada en los escenarios, otras por las que no pasan los años, y que pueden ir a verse una y otra vez, consiguiendo siempre la misma reacción en el público, ya sea éste primerizo o repetidor. Cuando el que lo consigue es un texto cómico, sus virtudes deben ser ensalzadas sin escrúpulos. Cada martes, a las 20.30, un teatro de Madrid acoge un espectáculo que ha recorrido ya España entera, y que se ha paseado también por algunos de los festivales internacionales más importantes desde hace ya casi 9 años.

Son pocos los que pueden presumir en su currículum de una proeza semejante, pero en este caso los componentes de Yllana se lo merecen con creces. “666” es una obra irreverente, endiabladamente divertida y mordaz, capaz de arrancar carcajadas de las situaciones más trágicas. Cuatro condenados pasan sus últimos días en el corredor de la muerte, un lugar oscuro y tétrico donde, sin embargo, son capaces de encontrar el lado cómico de sus vivencias. La convivencia en una situación semejante, la obligación de compartir espacio con tres desconocidos con los que sólo compartes destino, las chapuceras ejecuciones de las que son objeto, todo es objeto de burla en “666”. Un planteamiento que a primera vista pueda parecer siniestro pero que despierta la hilaridad de los asistentes, dejando un dulce sabor de boca cuando las luces se encienden.

Yllana es más que un grupo teatral, es ya un estilo de hacer las cosas. Un sentido del humor especial, una visión de la vida y la realidad que va más allá de las simples apariencias. Un espectáculo de carcajadas que, sin embargo, siempre dejan un poso de verdad en la que pensar. No son pocos los nombres que han pasado por sus filas, en una renovación siempre constante a la búsqueda de nuevos montajes, de nuevas propuestas, de novedosos lenguajes con los que mostrar el lado cómico de cada situación. Y “666” es quizás su buque insignia, un espectáculo que lleva casi una década en cartel haciendo reír a media España, descubriendo nuevos talentos y renovándose continuamente. Porque aunque el espectáculo sea el mismo, en Yllana siempre consiguen que cada representación sea la primera. Quizás, entre otras cosas, porque para ellos la cuarta pared no sea un muro infranqueable, sino sólo una dimensión más con la que jugar cada noche. O, en este caso, cada martes por la noche.

En septiembre volvieron a su hogar, a las tablas que les vieron nacer como artistas y que les dieron un nombre. A su casa, a su teatro. Llevan desde entonces riéndose de la vida y la muerte en el Teatro Alfil, y aunque parece que les queda cuerda para rato, no se esta una oportunidad que se pueda desperdiciar alegremente. Sentarse en sus butacas y reír con ellos en su casa es algo que debe hacerse. Porque las risas están garantizadas, porque la promesa de un buen rato se convierte aquí en una realidad, porque Yllana y el texto lo merecen.

“666” es, ante todo, una reivindicación de la risa, e incluso de la ternura, en toda regla. Incluso cuando las circunstancias pueden no ayudar. Una inversión a corto plazo que le reportará más beneficios que gastos. Una apuesta segura en estos tiempos en que nada parece sólido.

Endiabladamente divertido