viernes. 26.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES / ANTONIO SANTO

Desde que Pau Gasol llegó a Los Ángeles, los Lakers han jugado las últimas tres finales de la NBA y han ganado dos de ellas. La última vez que los Lakers se llevaron un anillo fue en 2001. Sólo este dato ya debería servirnos para calibrar el talento de Pau, la enorme importancia que ha tenido el pívot español para la construcción de estos nuevos Lakers y su gigantesco peso en las estadísticas del equipo angelino. Sólo así se puede entender lo acertado que está Kobe Bryant, MVP de la final (algunos sostienen que injustamente, y que el MVP debería haber sido para Pau, dada la falta de acierto en el tiro de Kobe en algunos de los partidos), al decir: "No tengo palabras para Pau. No podríamos haber ganado sin él".

En este 7º partido se han roto muchas estadísticas de ésas que se acumulan y acaban convirtiéndose en supersticiones, como que Phil Jackson nunca gana una final en el 7º partido (estamos hablando de un señor con 11 anillos como entrenador y 2 como jugador), que los Celtics nunca pierden el partido definitivo (hasta que lo han perdido, claro), y otra lista de topicazos que no merece la pena repasar. Prestar atención a estadísticas de este tipo es perder el tiempo, porque jugadores como Pau están hechos, precisamente, para coger esas estadísticas y reducirlas a polvo. ¿Acaso había ganado España algún mundial de baloncesto? No. Hasta que llegó Pau.

El último partido de esta final de la NBA estuvo a punto de caer para los de Boston: en el primer cuarto (14 - 23) fueron muy superiores a los Lakers, que anduvieron muy bajos en acierto de tiro: 32,5% de aciertos, con 27 sobre 83 en tiros de dos, 4 de 20 en triples y 25 de 37 en tiros libres. Kobe monopolizó el balón en los intentos de anotación y estuvo muy por debajo de sus estadísticas habituales; algo tendrá que ver la lesión en el dedo índice de su izquierda. Los Celtics rondaron el 41% de efectividad. ¿Por qué ganaron los angelinos pese a esta salvaje diferencia de estadísticas? Porque Pau fue el rey de los rebotes en la pintura. 23 rebotes ofensivos. Repetimos: 23 rebotes ofensivos. Más de la mitad fueron de Pau. Más 19 puntos. Más cinco tiros libres sobre seis marcados en los minutos decisivos, entre el 45 y el 47. ¿Qué más se puede decir?

Si Kobe estuvo mal en los tres primeros cuartos, en el último cumplió con su prestigio metiendo 7 puntos del parcial 12 - 5 que acabó significando la derrota para los Celtics. Artest también estuvo enorme: salvó al equipo con un triple providencial cuando los de Boston habían encadenado tres seguidos que suponían prácticamente el empate. Y así los Lakers, que iban perdiendo 36-49 a 8 minutos del final del tercer cuarto, gracias en esta ocasión al buen trabajo de equipo (al trabajo que no se ve, más allá de las individualidades espectaculares: rebotes, defensas, puntos repartidos entre todos los jugadores, banquillo equilibrado y en movimiento), acabaron remontándole a los verdes de Doc Rivers hasta alcanzar el 83-79 definitivo. Con sus triunfos, sus estadísticas y su imprescindible papel para convertir el montón de individualidades estelares de L.A. en un equipo ganador, Pau reclama a codazos un sitio en el Hall of Fame, a sólo un anillo ya del récord del europeo con más anillos NBA (en manos del belga con pasaporte francés Tony Parker, que conquistó 3 anillos). Mientras tanto, se ha convertido ya el Señor de los Anillos del baloncesto español.

El señor de los anillos