viernes. 26.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES / ANTONIO SANTO 07.10.10

Los duelos entre el Madrid y el Atlético son acontecimientos de primera magnitud en el fútbol español; por historia, por calidad de jugadores y por la rivalidad incansable que a enfrentado a atléticos y madridistas desde hace décadas. Pero el Atleti, que hace no tanto tiempo le disputaba a sus vecinos con descaro el cetro del balompié nacional, lleva ya once años sin ganar un solo derbi. Y este año tampoco será. Hoy ha quedado claro el inmenso trabajo táctico que ha realizado Mourinho con su equipo. El Real Madrid no ha cometido ni un solo error en defensa en 90 minutos; no ha concedido un pase al hueco, un enfrentamiento entre Casillas y los goleadores rojiblancos. Rocoso, sólido, extremadamente seguro en los movimientos y basculaciones; verdaderamente admirable la seguridad que transmite el Madrid en el terreno de juego. Como si fuera un combate de boxeo, durante el primer cuarto de hora hizo correr al Atlético y lo tanteó con un par de golpes suaves, sólo para ver qué tal encajaban los de Quique Sánchez Flores; y ni uno solo de los intentos del combinado colchonero conseguían pasar de la línea de tres cuartos. Incluso hubo un gol anulado por fuera de juego a Khedira en el minuto 8; el árbitro acertó señalando la posición ilegal del medio alemán, pero ya empezaba a intuirse el cariz que iba a tomar el partido.

Y a los trece minutos, el Atleti besó la lona por primera vez; y fue el central luso Ricardo Carvalho quien envió el balón a las mallas. Atravesó la defensa rival en carrera como un cuchillo, recibió un pase
de Di María que había rebotado en la mano de Ujfalusi y, sin dudarlo, con la calidad y seguridad de un delantero, batió a De Gea. Sólo unos minutos más tarde llegó el segundo, el KO técnico del que,
por mucho que lo intentó, el Atleti ya no pudo levantarse. De Gea había sacado un par de balones (un cabezazo de Pepe y un tiro de Higuaín) cuando la hinchada madridista casi cantaba gol, y a lo largo del
partido habría de salvar a su equipo de una goleada escandalosa. Pero en una falta en el lado derecho del área rojiblanca Reyes no llegó al corte de un pase bastante inocente de Özil y, para sorpresa de todos, De Gea cantó: se quedó clavado en el sitio, mirando el balón como si no se creyera que estuviera allí y que ningún defensa pudiera ayudarle.

Gol, 2-0 en el minuto 18. Quique Flores había planteado el partido con un doble pivote (Tiago y Mario Suárez) para tratar de contener el ataque madridista, y en menos de 20 minutos su dibujo táctico había
saltado en pedazos. Lo cierto es que el Atlético no quiso morir sin pelear, y en el resto del primer tiempo se vio su mejor juego: Reyes volvió loco a Marcelo y, entre él y Agüero, habrían puesto en serios apuros a Casillas de no ser por el extraordinario trabajo en defensa de Xabi Alonso y de un imperial Carvalho (que no sólo marcó el primer gol, sino que se aseguró de que no hubiera remontada posible; se fue ovacionado en el segundo tiempo por una herida bajo un ojo por un codazo de Diego Costa). Aún así Casillas sacó a lo largo del partido unas cuantas manos espectaculares, marca de la casa del mejor portero del mundo, ante un tiro de fuera del área de Reyes, una internada de Agüero y un cañonazo de Forlán (que en general estuvo desaparecido) que se estrelló en el poste.

El árbitro, que en general estuvo bien (aunque ambos equipos reclamaron penaltis en sus áreas en distintas jugadas), dejaba jugar y controló el partido sin que la seriedad defensiva se convirtiera en violencia. El primer tiempo se fue sin que el Atleti trenzara ninguna jugada de verdadero peligro, más allá de los destellos individuales de los grandes jugadores que pueblan su delantera (nos preguntamos: ¿seguirá llevando mucho tiempo el Kun la camiseta rojiblanca?). El segundo tiempo fue más de lo mismo: nadar y nadar para morir en la orilla; todas las jugadas de ataque de la escuadra atlética morían en la línea de tres cuartos del Madrid, desarboladas por una defensa rápida y contundente. Las entradas de Raúl García y Diego Costa por Tiago y Simao no cambiaron la tónica general, y Mourinho dejó claro que no iba a permitir que se le escapara el 2-0 al meter a Diarra por Di María; también dio oportunidad a Benzema, que cuajó buenos minutos con pases llenos de peligro. Incluso casi sin jugar a nada más que a no recibir goles, el Madrid estuvo a punto de marcar alguno más durante el segundo tiempo: como decíamos antes, pese a su error en el segundo gol De Gea probablemente salvó a los suyos de una carretada de goles.

El Madrid supera el derbi frente al Atlético y sigue adelante