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29 de abril de 2010, 5:16
NUEVATRIBUNA.ES | ANTONIO SANTO 29.04.10
Han pasado 24 años desde la última vez que el Atlético de Madrid jugó una final europea: la Recopa de Europa, contra el Dinamo de Kiev. La perdieron 3 - 0; la escuadra ucraniana era por aquel entonces un potentísimo combinado que servía, básicamente, de campo de pruebas para la selección de fútbol de la URSS. Desde entonces el Atlético ha ganado tres Copas del Rey y una Liga (incluyendo el recordado doblete de la temporada 95/96, con Radomir Antic en el banquillo). También vivió el infierno del descenso a Segunda en el 2000, y su retorno a Primera de la mano de Luis Aragonés en el 2002. 24 años llenos de todo lo que caracteriza al colchonerismo: sufrimiento, sinsabores, épica, un punto de tragedia inevitable, pero también gloria y grandes alegrías. El Atleti, ese equipo mítico, perdedor en lo fácil y victorioso de lo imposible, está a 90 minutos de voltear su leyenda, a un partido de jugar la final de la Europa League. Hace sólo unos meses nos habría parecido imposible.
El Atleti, que al empezar la temporada hizo recordar a sus aficionados los peores fantasmas del descenso (coleccionando derrotas en Liga, apeado de la Champions a las primeras de cambio por no ser capaz de ganar a un equipo chipriota...), tras la salida de Abel y la llegada de Quique Sánchez Flores al banquillo recuperó la sonrisa, los goles y sobre todo el orden defensivo. La temporada se ha ido enmendando hasta el punto de que, si bien en Liga siguen siendo un equipo de media tabla, están en la final de la Copa del Rey (que disputarán frente a un Sevilla en horas bajas) y con la ventaja de 1 - 0 de la ida en estas semifinales de la Europa League (anterior copa de la UEFA) frente al mítico Liverpool.
El Liverpool llega tremendamente mermado: sin su gran bandera Fernando Torres, con Gerrard en horas bajas, Kuyt tocado y N´Gog con dolores que van y vienen... El Atleti, por contra, recupera a Agüero (que no jugó la ida por la innecesaria tarjeta amarilla que vio en cuartos de final) y le vale con un empate para pasar de ronda. Pero hay dos factores que hacen pensar que la cuestión no es tan sencilla: el primero, que quien se sienta en el banquillo del Liverpool no es un cualquiera, sino Rafa Benítez, un estratega que es un Napoleón Bonaparte o un Julio César en el terreno de juego; y ese terreno no es cualquiera. Ese terreno es uno de los campos de juego más legendarios de todo el futbol. Está escrito a la salida de la bocana de vestuarios, por si alguien por un momento llega a olvidarlo. Señores, this is Anfield.
Anfield es, como el Bernabéu, de los pocos estadios del mundo capaces de marcarte un gol. Cuando desde las gradas red empiece a resonar el You´ll never walk alone, a los lesionados del Liverpool les dolerán menos los músculos, el cansancio dejará de pesar y toda la artillería del Atleti (el Kun, Forlán, Simao...) parecerá menos certera. Pero el último representante español que queda en competiciones europeas no está solo: 2.600 atletistas acompañarán con sus gargantas y bufandas la gesta que quiere realizar el equipo madrileño. Quien salga triunfador de esta eliminatoria se enfrentará en Hamburgo al vencedor del Fulham - Hamburgo, que se juega a la misma hora y se saldó con un triste 0 - 0 a la ida. El Atleti tendrá que tener cuidado de que Ujfalusi, Raúl García y Reyes, apercibidos de sanción, no vean amarilla, so pena de perderse la ansiada final.
Han pasado 24 años desde la última vez que el Atlético de Madrid jugó una final europea: la Recopa de Europa, contra el Dinamo de Kiev. La perdieron 3 - 0; la escuadra ucraniana era por aquel entonces un potentísimo combinado que servía, básicamente, de campo de pruebas para la selección de fútbol de la URSS. Desde entonces el Atlético ha ganado tres Copas del Rey y una Liga (incluyendo el recordado doblete de la temporada 95/96, con Radomir Antic en el banquillo). También vivió el infierno del descenso a Segunda en el 2000, y su retorno a Primera de la mano de Luis Aragonés en el 2002. 24 años llenos de todo lo que caracteriza al colchonerismo: sufrimiento, sinsabores, épica, un punto de tragedia inevitable, pero también gloria y grandes alegrías. El Atleti, ese equipo mítico, perdedor en lo fácil y victorioso de lo imposible, está a 90 minutos de voltear su leyenda, a un partido de jugar la final de la Europa League. Hace sólo unos meses nos habría parecido imposible.
El Atleti, que al empezar la temporada hizo recordar a sus aficionados los peores fantasmas del descenso (coleccionando derrotas en Liga, apeado de la Champions a las primeras de cambio por no ser capaz de ganar a un equipo chipriota...), tras la salida de Abel y la llegada de Quique Sánchez Flores al banquillo recuperó la sonrisa, los goles y sobre todo el orden defensivo. La temporada se ha ido enmendando hasta el punto de que, si bien en Liga siguen siendo un equipo de media tabla, están en la final de la Copa del Rey (que disputarán frente a un Sevilla en horas bajas) y con la ventaja de 1 - 0 de la ida en estas semifinales de la Europa League (anterior copa de la UEFA) frente al mítico Liverpool.
El Liverpool llega tremendamente mermado: sin su gran bandera Fernando Torres, con Gerrard en horas bajas, Kuyt tocado y N´Gog con dolores que van y vienen... El Atleti, por contra, recupera a Agüero (que no jugó la ida por la innecesaria tarjeta amarilla que vio en cuartos de final) y le vale con un empate para pasar de ronda. Pero hay dos factores que hacen pensar que la cuestión no es tan sencilla: el primero, que quien se sienta en el banquillo del Liverpool no es un cualquiera, sino Rafa Benítez, un estratega que es un Napoleón Bonaparte o un Julio César en el terreno de juego; y ese terreno no es cualquiera. Ese terreno es uno de los campos de juego más legendarios de todo el futbol. Está escrito a la salida de la bocana de vestuarios, por si alguien por un momento llega a olvidarlo. Señores, this is Anfield.
Anfield es, como el Bernabéu, de los pocos estadios del mundo capaces de marcarte un gol. Cuando desde las gradas red empiece a resonar el You´ll never walk alone, a los lesionados del Liverpool les dolerán menos los músculos, el cansancio dejará de pesar y toda la artillería del Atleti (el Kun, Forlán, Simao...) parecerá menos certera. Pero el último representante español que queda en competiciones europeas no está solo: 2.600 atletistas acompañarán con sus gargantas y bufandas la gesta que quiere realizar el equipo madrileño. Quien salga triunfador de esta eliminatoria se enfrentará en Hamburgo al vencedor del Fulham - Hamburgo, que se juega a la misma hora y se saldó con un triste 0 - 0 a la ida. El Atleti tendrá que tener cuidado de que Ujfalusi, Raúl García y Reyes, apercibidos de sanción, no vean amarilla, so pena de perderse la ansiada final.