viernes. 26.04.2024
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Poesía | JESÚS CÁRDENAS

La desolación y la ruina recorren el lugar que conocemos. Como se recoge en la cita inicial tomada de Juan Carlos Rodríguez, maestro de poetas granadinos. Por ahí entendemos el título Mundo fantasma, la quinta entrega lírica de la poeta jiennense, residente en Granada, Mónica Doña. El auténtico escalofrío sobre el que se asientan las distintas reflexiones (seis secciones) es el mal del ser contemporáneo, la soledad. Así el amor, el lenguaje, la vida, la identidad, el viaje son claves que difuminan su entidad, más aún en estos tiempos tan ficcionales o distópicos.

En la primera sección, “El mal tiempo”, las bajas temperaturas transmiten la sensación de soledad, el campo semántico del frío connota el del aislamiento. El poema inaugural orienta las directrices del tono pesimista, aunque desea retener lo vivido gracias a la palabra: “el invierno, olvido, y a lo lejos / los árboles desnudos sin nosotros”. El valor connotativo fija la atención en el detalle de la gota de hoja que se desliza en la hoja. Los versos de “Mimetismos” evocan preciosismo y sensualidad: “Sol de invierno: / Con la yema del dedo / he tomado la gota de agua / que estaba en la hoja / y la he puesto en mis ojos, / en mis ojos rasgados / que te miran / de frente. // Ciégame cuando quieras”.

Mónica-DoñaLa reflexión del mal uso del lenguaje ocupa la segunda sección, “Palabras cansadas”. Sabido es que el valor de algunas se ha debilitado o perdido debido a su excesivo uso. Así, “Héroe” (“Por alcanzar tu no / atravesó el desierto”),”Libertad” (“¿Tanto cuesta / encontrar una jaula a la medida?”), “Alma” (“Acaso te inventaron para que no dijese / que la vida dolía”), “Paz” (“Sin duda es paz una palabra hermosa. / Mas demasiado corta, como su duración”) y el amor que le lleva a compararlo con la poesía, donde descarta el conocimiento y propone el juego. Estos versos sugieren cercanía. Los finales redondean los poemas: “Quiero desconocerte, amor, juega conmigo, / no me importa perder otra partida”.

La revisión del “Tempus fugit” sirve para enaltecer la figura de Basquiat ante la la muerte prematura. Mónica retoma el símbolo romántico para denunciar la siniestralidad obrera en “Balada del ángel caído”. Para finalizar la breve sección, “Corta es la vida”, lanza un grito de ayuda, “Help”, uno de esos poemas intensos sobre lo frágil del ser sin la compañía del otro: “Aún te espero –vida–. / La puerta sigue abierta, / ven cuanto antes”.

Portada-Mundo-fantasmaEn la parte central, “Soledad de los pronombres” la poeta jienense reflexiona sobre las ilusiones y  se muestra irónica. El aspecto biográfico domina hasta convertirse en ley universal. En el libro de Olalla Castro, Inventar el hueso el empleo de los pronombres reflejan un cuestionamiento de identidad; en esta sección de Mundo fantasma destellan la deixis personal de un modo transparente. Se emplea la tercera del singular para denunciar el sentimiento de orfandad revelado en “Él”: “Se duplica el silencio por la casa. / Murió el padre tras larga enfermedad”; en “Ella” para señalarnos la capacidad de resistencia de la madre –y se podría extrapolar a un ámbito genérico: todas las madres–. De acuerdo con Bajtin, todo discurso es dialógico, nuestra propia conciencia se construye con discursos previos. Nuestra identidad, por tanto es polifónica. Resuenan varias voces. Se crea un campo interrogativo en la autora entre su pensamiento y su persona. También aparece el yo (“Gustavo Adolfo y yo”), el conmigo (“Conmigo y sin mí”), se interroga (“¿Quién es Mónica?”) hasta llegar a “La cuarta persona del singular”: “Ni yo ni tú ni él / ¿quién entonces? / Preguntas y preguntas: / ¿Por qué tres / y no cuatro ni dos?”. Estos versos establecen un intenso diálogo con la conciencia de la autora, tal y como se veía en el último Juan Ramón Jiménez o en Cernuda, donde el conflicto sirve para trasladarnos esa multiplicidad de voces, aclararnos su biografía mediante el desdoblamiento del yo: “La que ha desinfectado sus pezones / para daros la vida, / para daros la muerte no ha nacido / ni muerto todavía”.

En la quinta sección, “Ciertos lugares”, en conexión con la primera, la topografía sentimental se detiene en evocaciones descriptivas sobre el Mar de Adra, Urueña…, destacando el dedicado a la ciudad de la Alhambra, “La nieve de Granada”, donde el espacio urbano y el frío adquieren resonancias hímnicas. Es esta una de las motivaciones temáticas que ya percibiese García Lorca y retomasen con éxito Rafael Guillén y García Montero, entre otros.  Mónica Doña nos deja en el remate la imagen visual salpicada de emoción: “Siento un escalofrío y vuelvo a casa / tras haber conocido la nieve de Granada”.

Para finalizar, en “Distopías y palomas”, destaca el homenaje a Shelley, con la técnica del desdoblamiento del sujeto, en “Mary & Mary”. En estos poemas el mundo se ha vuelto tan diferente y hostil que el ser necesita refugiarse en la literatura de ficción y en escenas cinematográficas, como se nos aparece en dedicado a Blade Runner, “Nexus, el replicante”. Los versos de esta última sección nos remiten a un mundo alienado, como si de un descenso a los infiernos se tratase, en “La conquista del espacio”, donde se critica la estupidez del ser humano por descubrir nuevas áreas, cuando hay tantísimo, aún, en la superficie, por revelar: “Mientras tanto, / yo seguiré intentando conquistar otro espacio: / […] poblar la soledad de la página en blanco”.

Concluyendo, es intenso el cántico que Mónica Doña nos ofrece en Mundo fantasma, un libro de poemas donde el sujeto en permanente lucha con la soledad, trasciende los detalles y engrandece gracias al desdoblamiento del yo y a la musicalidad de sus versos.

Mundo fantasma, Mónica Doña. Fundación Huerta de San Antonio, JuanCaballos de Poesía, 2020. COMPRA ONLINE


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JESÚS CÁRDENAS es escritor, profesor y crítico literario.

La soledad ahora | "Mundo fantasma", de Mónica Doña