viernes. 26.04.2024
06

Las esculturas y las pinturas de la Antigua Roma nos permiten conocer cómo vestían los romanos, los pobres y los ricos, los hombres y las mujeres, además de los accesorios que llevaban con sus ropas y sus peinados.

El vestido en época romana era algo más que llevar ropa encima de la piel. Según el tipo de prenda que llevaran, servía para mostrar su rango o estatus social, esto también se veía en las calidades de las mismas.

El traje en la antigua Roma constaba de dos tipos de piezas igual que se daba en Grecia, llamadas:

  • Indutus o indumenta, las prendas interiores. 
  • Amictus que son las prendas exteriores.

En los primeros tiempos, se reducían las prendas a la túnica, siendo parecida al quitón de los griegos y a la toga propia y exclusiva de los ciudadanos romanos que por ello, se llamaban gens togata, mientras ellos decían de los griegos gens paliata. 

A veces, llevaban otra túnica interior, denominada subúcula, parecida a nuestra camisa, y la superior solía ceñirse con un cinturón, cerrado con broche o fíbula. La toga era una amplia vestidura de lana, de corte elíptico, cerrada por abajo y abierta por arriba hasta la cintura. 

Al terminar el primer siglo del imperio romano, se aumentaron y modificaron las piezas del indutus, admitiendo la túnica con mangas y la túnica ancha y sin el hombro derecho para esclavos y pastores y algo también los calzones o bragas imitando a los persas, galos y otros pueblos del Norte. 

La pieza más destacada del amictus que empezó a vestirse a finales del siglo I fue el manto cerrado o cosido también por delante que adoptaban los viajeros para abrigo y defensa de la lluvia e incluso los nobles quienes lo llevaban largo y de tela preciosa con adornos de franjas y bordados.  

Se añadió también a las vestiduras exteriores, a la vez que se abandonaba la toga por casi todos los romanos, por el gabán o capa llamada lacerna, abierta por delante y sujeta con broche o fíbula por una especie de esclavina, todo lo cual era rico y espléndido entre la gente poderosa.

El ropaje más conocido era la toga, vestiduras únicamente usadas por hombres que además debían ser ciudadanos romanos, es decir el que no ostentase este estatus, bien sea por ser esclavo, extranjero etc., tenía prohibido vestir esta prenda.

La toga romana era un tipo de ropaje muy complicado de poner, de hecho había esclavos especializados en colocarlas a sus amos. Antes de vestir la toga, los romanos se ponían una túnica, normalmente de lana o lino, con mangas hasta los codos y de largo hasta las rodillas, sobre la que ya si, se colocaba la toga que era un trozo de tela rectangular o trapezoidal, que podía llegar a medir 6 metros o más. 

Esta enorme tela, se apoyaba en el hombro izquierdo y se iba enrollando alrededor del cuerpo formando multitud de pliegues. Su color solía ser el natural de la lana, un tono blanquecino, pero en caso de estar de luto, los ciudadanos romanos usaban una toga negra.

Había diferentes tipos de togas que se solían diferenciar por los colores, ya fuera en bandas más anchas o estrechas, con ornamentos, etc., las más destacadas eran:

- La toga virilis o puna era la que usaban todos los ciudadanos romanos una vez alcanzaban la mayoría de edad que solía ser entre los 16 ó 17 años. Iba sin adornos y era de signo de liberad.

- La toga praetexta la usaban tanto los niños que no habían alcanzado la mayoría de edad como los magistrados. Cuando los varones alcanzaban la mayoría de edad en torno a los 16 ó 17 años, cambiaban la toga praetexta por la toga viril La toga era de lana tejida de forma más o menos densa según las épocas del año, y su color era el natural de la lana, las más nobles eran de lana blanca. Las togas podían estar decoradas de diversas maneras. Era también la toga propia de los magistrados, de los sacerdotes, los sacrificantes y los senadores. Según su decoración se distinguían: 

- La toga candida, que era la que vestían los aspirantes a un cargo público durante los actos electorales; por su toga se les llamó candidatos. 

- La toga purpurea es la antigua toga de los reyes, no en vano la toga es una prenda de origen etrusco. La vestían los censores en las ceremonias funerarias, los cónsules en los actos solemnes, y, posteriormente los emperadores. 

- La toga trabea de de diferentes colores con franjas púrpura. La llevaban los augures, sacerdotes encargados de predecir el futuro. 

- La toga picta iba adornada con motivos bordados en hilo de oro, se usaba por los militares o autoridades en grandes momentos o presidiendo algún acto. Esta toga fue evolucionando a la purpurea, que era la usada por los emperadores romanos en eventos destacados y como su nombre indica era de color púrpura.

La toga clásica era una gran pieza de tela de lana, bastante grande y muy complicada de ponerse (si bien sus dimensiones y la forma de vestirla varió con los tiempos), al punto de que los personajes más ricos tenían siervos especialistas en esta labor. En definitiva era una prenda incómoda que con el tiempo sólo se usaba en Roma y sólo en las apariciones públicas más solemnes. 

Si la toga es la prenda de la paz, éstas son las prendas militares. El “sagum” es una prenda abierta y abrochada mediante una hebilla; es de lana gruesa y un poco más larga que la túnica; la llevan todos los militares desde el centurión hacia abajo. 

Cuando el sagum se alargaba hasta las pantorrillas y se abrochaba sobre el hombro derecho dejando libre este brazo y era de color púrpura o escarlata se llama paludamentum y es la vestidura propia del general en campaña. 

Al llevarla, se recogía por los pliegues del lado derecho y se echaban terciados hacia el hombro izquierdo:

  • Su color era generalmente blanco o gris sobre todo, en los que aspiraban a la magistratura, de donde se derivó el nombre de candidatos que hoy está en uso en nuestra lengua.
  • Los niños y los magistrados llevaban una toga adornada con tiras de púrpura. 
  • Los conquistadores en su entrada triunfal vestían la toga con bordados de palmas de oro.
  • Los emperadores ostentaban la toga hecha completamente de púrpura o con bordados de oro.

La ropa interior se usó sobre todo en los tiempos en que el único vestido era la toga, que se colocaba directamente sobre la piel; los hombres llevaban una especie de calzón llamado “subligaculum o cinctus”, prenda que siguieron usando los cómicos, los deportistas, los trabajadores agrarios y los miembros de las familias más tradicionalistas. 

Sin embargo, la ropa interior fue sustituida por la túnica que es vestido común para hombres y mujeres. La túnica de los hombres era corta (a la altura de las rodillas) y, al principio, no tenía mangas. Se sujetaba a la cintura con una cinta. Sobre la túnica se colocaba la toga. 

La túnica era la vestimenta de los más pobres, siendo una pieza de lana o lino atada a la cintura con cinto. En las zonas frías se usaban, junto con la túnica, pantalones, capas y botas.

La toga romana era una prenda, que sólo podían llevar los ciudadanos. Normalmente de cloro blanco, los ciudadanos romanos se envolvían el cuerpo con ella y dejaban que colgar del hombro.

Las ropas femeninas solían ser muy coloridas, al punto de que se creó una pujante industria tintorera siempre atenta a los gustos y la moda de cada temporada. Salvo por la decoración o los adornos no se distinguía demasiado de la masculina. Al principio las mujeres usaron túnicas, más largas que las masculinas, que llegaban hasta los pies. Solían estar decoradas con bordados de oro. 

Las mujeres llevaban distintos tipos de túnicas y de colores variados, en este sentido destaca la stola, que era la que llevaban las matronas y mujeres casadas, eran largas y se unían en los hombros que quedaban al descubierto, hay que destacar que algunas mujeres tenían el privilegio de lucir orgullosas.

La stola matronae, ropajes que únicamente podían vestir las que habían tenido más de tres hijos, estas mujeres estaban muy bien considerada por la sociedad romana, debido a que eran muy fértiles. Se ciñe al talle con un cíngulo. 

Gustaban de adornar sus cinturas con cintos de lo más variado, a través de los cuales también demostraban su status social debido al color o la decoración de los mismos.

Sobre la stola solían colocarse una palla que era un manto rectangular que solía ir apoyado en el hombro izquierdo y se enrollaba por el cuerpo bajo el brazo derecho para finalmente quedar recogido en el izquierdo de nuevo, a veces la palla podía cubrir la cabeza. 

Debajo de la stola vestían una túnica interior sobre todo cuando el clima era frio, ésta era de lino o seda y sus mangas largas.

Bajo esta túnica llevaban una ropa interior realizada en cuero, con la función de alzar el busto a modo de corpiños en la parte superior. Algunas veces llevaban “subligaculum”, que eran unas bragas, pero no siempre. La “subucula” era una túnica interior con la que incluso dormían, similar a una camiseta interior, hecha de algodón o de lana. 

Realmente eran una especie de bikinis. Así también vestían cuando hacían ejercicio las mujeres romanas. Debajo de la túnica llevaban a modo de sujetador una banda de tela llamada “fascia pectoralis”

Para cubrir la cabeza, servía en ocasiones dadas una orilla o pliegue de la toga pero lo más habitual era el capuchón, el birrete o gorro y el sombrero. Se llevaba el cucullus adherido a otra pieza, como la penula o la capa, ya formando parte de ella, ya de modo que pudiese quitarse y ponerse a voluntad. 

El sombrero solía hacerse de fieltro y de grandes alas o de alas más reducidas. Fue costumbre ir con la cabeza descubierta en los actos solemnes, menos el sacerdote al ofrecer un sacrificio, que siempre iba cubierto con algún pliegue de la toga.

La forma que tenían de peinarse los romanos y romanas fue evolucionando a lo largo del tiempo. Los hombres llevaban barba y las mujeres el pelo atado en un moño en los inicios de la República. Posteriormente, los hombres empezaron a afeitarse la barba y las mujeres a llevar el pelo con trenzas y rizos.

Las mujeres romanas se teñían el pelo de color negro, rubio, rojo u otros colores. El color incluso llegó a tener un significado simbólico respecto a la persona que lo llevaba. El color azul y determinados matices de rubio solían ser llevados por cortesanas.

Como accesorios, los romanos usaban fibulae, broches que permitían mantener la ropa fija en el hombro, y anillos, y las romanas, además de diademas para el pelo, llevaban pendientes, brazaletes y collares. Cuando los ciudadanos eran pudientes, las joyas y accesorios eran de oro y gemas.

La gente de toda clase o condición usaba pañuelo de bolsillo y otro mayor para el cuello y hombros. Como adornos de los vestidos exteriores eran muy frecuentes en personas de ambos sexos las tiras de púrpura o de otro color, bordadas y aplicadas de arriba abajo, distinguiéndose en angusticlavi y laticlavi, según que fuesen estrechas o anchas y además, los calliculae o rodajas y florones de tela de color y bordada, que se aplicaban sobre la túnica o vestido en puntos diferentes.

Los militares romanos de los primeros siglos defendían su cabeza con la galea o casco de cuero y placas metálicas y el tronco por medio de una armadura también de pequeñas placas.

Se adoptó el casco de metal después de la conquista de las Galias, que ya era usado antes por celtas e iberos con yugulares y cubrenuca y la cota de malla para el tronco si bien algunos cuerpos especiales del ejército usaban armaduras particulares:

  • Los velites eran cuerpos de infantería ligera que empezaban los primeros el ataque y llevaban ócreas o resguardos metálicos de bronce, por lo común en la pierna izquierda
  • Los hastatis iban armados con dos jabalinas llevaban ócreas en la pierna derecha pues era la que adelantaban al combatir
  • Los legionarios se protegían el pecho y la espalda con una loriga o coraza flexible de tiras de acero y el brazo con un corto brazal de bronce
  • Los buenos escuadrones de caballería llevaban en lugar de lo anterior la lorica squamata o plumata, dispuesta en forma de escamas de metal cosidas sobre cuero o tela fuerte.

Se ceñía la loriga de cualquier tipo que fuera con el cinturón de cuero chapeado de metal y sujeto con fíbula, del cual pendía la espada. Ésta se llevaba pendiente de bálteus, propio de los jefes que iba terciado ante el pecho desde el hombro derecho hasta el lado izquierdo de la cintura. 

Los emperadores y otros altos jefes de la milicia romana se servían de una coraza de dos piezas adornadas con relieves y adaptadas perfectamente al tronco según aparece en sus estatuas y sobre ella vestían una especie de clámide larga y holgada que estuvo en uso durante el Imperio y a la vez llevaban sobre el casco una cimera y un penacho al modo griego, lo cual era también propio y distintivo de los centuriones.

Se conocían diversos materiales, el tejido más común era la lana, que podía ser doméstica o elaborada en cualquiera de los talleres distribuidos por todo el mundo romano. 

La lana se trabajaba en distintas calidades y densidades. La calidad de la lana usada en los vestidos señalaba el poder económico de quienes vestían las prendas. Se usó también el lino, pero sólo para algunas prendas femeninas, para la ropa interior y para accesorios delicados como los pañuelos. 

Los contactos con el extremo oriente llevaron a Roma el algodón y la seda, aunque no se emplearon en principio más que como tejidos complementarios o decorativos. Tanto el algodón como la seda se traían de la India y de China.

El calzado

Era fácil distinguir la clase social de una persona por su vestimenta pero también por su calzado en la antigua Roma. Los romanos no solían llevar el pie desnudo, lo contrarío suponía pobreza. 

Había dos tipos de calzado: las sandalias y los zapatos. Las sandalias estaban formadas por una suela de cuero recio o esparto, atada al pie de distintas maneras. Su uso se limitaba a la casa y fuera de ella se consideraba de informalidad y pérdida de estatus.

Durante las comidas no se utilizaban calzado. El anfitrión y los invitados entraban con ellas pero una vez colocados todos en su sitio, los esclavos les quitaban las sandalias a los comensales y las guardaban hasta el final del banquete. Cuando un invitado salía a cenar en una litera, llevaba las sandalias, pero si iba caminando utilizaba los zapatos y un esclavo le llevaba las sandalias.

Los zapatos eran usados de puertas afuera, aunque fuera más incómodo que las sandalias. Las buenas formas impedían llevar toga sin zapato. Los zapatos serían nuestro equivalente a las botas de cuero, sujeto con tiras de cuero.

Las clases superiores tenían un calzado especial propio de su rango. Los zapatos de los senadores tenían una suela gruesa, se abría en la parte interna del tobillo y se ataba con amplias tiras de cuero que iban desde la suela y parte superior, daban vueltas alrededor de la pierna hasta el empeine. 

El calzado patricio era solo utilizado en un principio por los patricios pero pronto se extendió a todos los magistrados curules. Tenía la misma forma del calzado senatorial, eran de color rojo y llevaban un adorno en plata o marfil en forma de luna creciente en la parte externa del tobillo.

Los ciudadanos normales llevaban zapatos que se abrían por delante y se ataban con una cinta de cuero. No subía tanto en la pierna como las de los senadores y posiblemente el cuero no estaba cromado. 

Los más pobres utilizaban los perones, de materiales más burdos y sin curtir, los soldados llevaban las caligae de factura lo más resistente posible y con tachuelas de hierro para los terrenos difíciles.

Lo dicho en el calzado masculino, también se aplica al femenino, es decir usaban zapatos y sandalias. En casa llevaban las sandalias, que se distinguían de las masculinas por sus decoraciones sobrecargadas, con la utilización de piedras y perlas, evidentemente esto solo se aplica a las mujeres patricias, las romanas corrientes llevarían unas más bien simples. 

Para el exterior utilizaban los zapatos, están fabricadas con una piel más suave y fina que la de los hombres. Solían ser blancos o de vivos colores. Para el invierno, la suela podía ser de corcho.

¿Cómo vestían en la Roma antigua?