viernes. 26.04.2024

Breve aclaración para quien no haya oído la expresión silver economy o economía plateada. Hace referencia, como puede uno imaginar, a las sienes de las personas de edad que, en conjunto, han pasado de ser un subgrupo social marginal a formar una mayoría creciente y crecientemente influyente. No hay porqué insistir en la archiconocida tendencia al envejecimiento de la sociedad, particularmente acusada en Europa, pero es obvio que el impacto del alargamiento promedio de la vida y la mejora de la farmacia y la medicina están llevando en volandas al sector de la tercera edad, y ello afecta tanto al número como a la calidad de sus miembros. Cada día son más las personas que forman parte del grupo de edad plateada y que viven en mejores condiciones. 

Siendo esto así, no podía retardarse el surgimiento de una especialidad de la economía dedicada a ello, a desentrañar, analizar y dar respuestas a los problemas (de orden económico) derivados de las condiciones apabullantes de los “lobos grises”. Afortunadamente, los estudiosos del fenómeno silver rechazan las interpretaciones de una economía que tiende a ver la cuestión centrada en la compensación, en lo paliativo, como si toda vinculación de la mayoría de edad con el entramado social estuviera únicamente relacionada con lo distributivo, la pensión, su cantidad y su mantenimiento. 

Desarrollar la estrategia económica de tipo silver, debería tener en cuenta factores no vinculados a la productividad, la ganancia de riqueza material o la simple acumulación de activos

Afortunadamente los especialistas en economía plateada (también otros especialistas que van de la sicología a la educación) afrontan la cuestión como algo mucho más profundo que la estricta circunscripción al retiro, y apuntan la idea de que las personas adscritas a estos tramos de edad forman un estrato cuya articulación en lo social sobrepasa con mucho la exclusiva receptación pasiva de bonificaciones (moralmente respetables). El dinamismo generado por las razones aducidas de salud y competencia, son motores de una presencia social activa plena de retos, necesidades y aportaciones, que son la base de toda reflexión económica. 

En ese contexto surge la especialización que la silver economy plantea y que no podemos sino celebrar. Ahora bien, sin que desde esta tribuna queramos corregir a nadie, menos a quienes se esfuerzan por comprender y encauzar las nuevas realidades, sí que deseamos ofrecer una especie de visión complementaria que nos parece particularmente útil. Silver no es la primera adjetivación para nombrar visiones económicas parciales, ya existe la economía verderelativa al proceso de cambio de modelo energético, la economía azul que se anima a una revisión total del modelo de explotación de mares y océanos, hasta se habla de la economía del decrecimiento, del uso del cáñamo, etc. 

La economía silver no debería olvidar que su objeto de estudio no son bienes ni servicios (…), son personas dotadas de altas capacidades no para producir o para consumir, sino para vivir

Todas ellas comparten una visión, entender el proceso económico como el resultado de influir en las métricas de reconocimiento de logros en materia verde, azul o en la nebulosa del decrecimiento. Y dado que las métricas tienen su origen en la valoración de factores productivos, digamos clásicos, se pierden posibilidades de hacer economía a partir de la estimación de factores que no siempre impactan en las cuentas de resultado contables. Lo que sugerimos es que al desarrollar la estrategia económica de tipo silver, sean tenidos en cuenta factores no vinculados a la productividad, la ganancia de riqueza material o la simple acumulación de activos.

Porque la economía silver no debería olvidar que su objeto de estudio no son bienes ni servicios susceptibles de mejora en el rendimientos de su oferta, son personas dotadas de altas capacidades no para producir o para consumir, sino para vivir. Esta debería ser la orientación de la silver economy, inyectar en todas sus reflexiones el crear las condiciones de una vida desvinculada de las necesidades perentorias de la organización social de la producción, para concentrarse en la generación de los requerimientos y características de una vida basada en la sabiduría y el placer de vivir.

Es el momento de concentrarse en la estimulación de la riqueza moral, apoyándose en la vida y circunstancias de las personas que por la extensión de su ciclo vital están más próximas al saber y al disfrutar que al tener y acumular

Desde el comienzo de su evolución como disciplina académica, de Adam Smith para acá, la economía ha dudado sobre si sus resultados deberían estar vinculados estrictamente a la estimulación del aparato productivo o por el contrario lo suyo sería tratar de mejorar las condiciones de vida de las personas. Riqueza material frente a riqueza moral. Es una diatriba en la que se ha impuesto la visión más tecnócrata y utilitarista bajo cuyo influjo se han conseguido enormes ganancias de productividad (riqueza material), pero se ha cobrado algunas piezas, como la de apartar a las personas que debido a su edad han perdido capacidad productiva. Es el momento de concentrarse en la estimulación de la riqueza moral, apoyándose en la vida y circunstancias de las personas que por la extensión de su ciclo vital están más próximas al saber y al disfrutar que al tener y acumular.

Y en esto, la educación y la formación, que nos preparó para la vida “productiva” tiene una gran oportunidad para reintroducirnos en un espacio de dignidad arrumbado por la ficción de la posesión, el estatus o la prebenda.

Silver economy ¡qué gran oportunidad!