martes. 19.03.2024
Alicia Gómez Benítez, abogada de CCOO

A las 10,10 de la mañana de ayer, 18 de agosto, un whatsapp de Enrique Lillo al chat de abogados de esta red social daba la terrible noticia: ”Me comunican que ha muerto Alicia Gómez Benítez. La llevan esta tarde al Tanatorio Norte”. Inmediatamente una larga serie de reacciones de todas las personas del chat, recordando que Alicia había intervenido hace tan solo dos días con ocasión de la firma de un manifiesto que se planteaba a los miembros del mismo. Tristeza e incredulidad de todas las personas que la conocimos.

Alicia Gómez Benítez habría cumplido 69 años el próximo 9 de septiembre, y era compañera mía de promoción, como de su gran amigo Enrique Lillo. Todos nacimos en 1953, como la canción de Ana Belén. Alicia fue siempre desde sus tiempos de estudiante, una persona especial, valiente y combativa, que amaba discutir y defender sus convicciones con pasión e inteligencia. Era además una mujer de excepcional belleza y una activa luchadora por la libertad y la democracia.

Una vez licenciada en derecho, trabajó en Telefónica y en la Mutua Pelayo, hasta que entró de abogada de CCOO de Madrid, primero en el sindicato de la madera y luego en actividades diversas, para finalmente pasar al Metal, donde entabló una amistad permanente con Nieves San Vicente. Pidió una excedencia para trabajar en el despacho de su hermano, Jose Manuel Gómez Benítez, y regresó a CCOO donde trabajó su última etapa en el Gabinete Interfederal, con Enrique Lillo Nieves San Vicente.  Fundó, con Lillo, San Vicente, Begoña Rivero , Manolo de la Rocha y Nacho Montejo, la  Asociación Abogados Laboralistas de Trabajadores de la Comunidad de Madrid, y destacó tanto en llevar las insolvencias mercantiles como los asuntos penales y delitos societarios. También en acciones políticas en las que se ejercitaba la acción popular, como en los casos del GAL o en el de Segundo Marey en 1988. Era una abogada insustituible, una magnífica letrada que trabajó duramente por el sindicato de CCOO.

Defendía con orgullo su libertad de pensamiento y sus decisiones vitales, actuaba siempre en la defensa de las y los trabajadores frente a la injusticia y la desigualdad

Siempre políticamente activa, con el auge de la nueva política se presentó a diputada por Mas Madrid y obtuvo un escaño en la asamblea de Madrid en las elecciones de junio de 2019, del que dimitió anticipadamente en mayo del 2020 por motivos personales. Su hijo, Miguel Vila Gómez, fue diputado en el Congreso de los Diputados por Burgos en dos legislaturas, entre enero del 2016 y marzo del 2019.

La historia con mayúsculas la escriben las historias personales y colectivas de los individuos. Se vive dentro de la historia, y muchas de esas trayectorias vitales solo tienen repercusión entre quienes las conocen y comparten. Pero son con plena seguridad sus decisiones y sus acciones a lo largo del tiempo las que han condicionado el curso de las cosas, junto al de tantas otras acciones que suman un proyecto colectivo. Muy pocas de las personas que han sido determinantes son luego conocidas o reconocidas mediáticamente. Las personas que lucharon por la democracia y la libertad y con su actuación no sólo contribuyeron decisivamente a este sistema democrático, sino que con su actuación cotidiana hicieron efectivas las libertades y los derechos, no merecen una necrológica en los grandes medios de comunicación. Son las personalidades reales que la opinión pública desconoce y sobre los que no se informa jamás.

Alicia defendía con orgullo su libertad de pensamiento y sus decisiones vitales, discutía desde la reivindicación de la profundización de la democracia, actuaba siempre en la defensa de las y los trabajadores frente a la injusticia y la desigualdad. No soportaba la insolidaridad de las personas, su concepto de la amistad era exigente pero a la vez acogedor y amable. En su voz y en su risa no sólo se transmitían los sonidos del afecto sino también un rumor que reclamaba compromisos efectivos en cambiar las cosas de las gentes que la rodeaban. La acción jurídica, la defensa de las trabajadoras y los trabajadores, fueron durante mucho tiempo su forma de requerir el cambio social y de expresar la crítica a la injusticia cotidiana. CCOO y en general el sindicalismo español debe mucho a una trayectoria como la suya.

Hoy ya no está aquí con nosotros, y no hay palabras para aceptar esa ausencia definitiva de una persona que todos creímos que iba a acompañarnos mientras envejecíamos y seguíamos discutiendo sobre el compromiso y la acción, la fuerza y el consenso necesario para modificar un estado de cosas que rechazamos. Tantas veces. Desde hace tanto tiempo.

Alice Doesn't Live Here Anymore, diría Scorsese. Pero siempre la recordaremos, valiente y combativa, una amiga querida que la crueldad del tiempo nos ha arrebatado. Nuestro afecto y solidaridad también a su familia y en especial a su hijo Miguel.

Alicia Gómez Benítez ha muerto, una gran amiga, una gran abogada de CCOO