martes. 30.04.2024

Los tritones de Europa

Las soluciones que plantea Europa para detener la ola migratoria hablan de la sensibilidad de algunos mandamases respecto de este asunto.

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Líderes europeos en el Consejo celebrado en junio. (Foto: Consejo Europeo)

Tritón: Anfibio de aspecto similar a la salamandra, de unos 12 cm de longitud, piel granulosa y parda con manchas y cola larga y aplanada por los lados, útil para nadar; vive en lugares húmedos, se mueve con facilidad en el agua pero con torpeza en tierra. Se alimenta de gusanillos e insectos.


El rumbo que Europa ha tomado la conduce también a un naufragio seguro, claro que en este caso no habrá Tritón que valga

El Gobierno del Reino Unido anunció hace unos días que no participará más en misiones de búsqueda y rescate de inmigrantes en el Mediterráneo. Luego un severo ejercicio de reflexión, Theresa May, Ministra del Interior de aquel moderno y liberal país, ha asegurado que “salvando a quienes se van a ahogar, se anima a otros a que intenten una idéntica travesía. Es un efecto llamada que no deseamos”, ha declarado May a la prensa británica que, al menos hasta el momento, no ha hecho uso del exquisito humor inglés, ni siquiera en las viñetas.

Esta decisión con la que desde Londres se pretende frenar el goteo de inmigrantes a Europa, fue tomada durante la última reunión del Consejo de Justicia e Interior de la UE, cita en la cual las grandes luminarias de la política europea decidieron finalizar la misión Mare Nostrum, liderada por Italia y que hasta el momento ha salvado la vida de miles de inmigrantes en el último año. La misión Mare Nostrum será sustituida por otra llamada Tritón, de menor alcance y limitada a una distancia máxima de 30 millas de las costas italianas. Este nuevo proyecto no contempla la tarea de búsqueda y salvamento; es decir que se reduce a intimar a quienes se aventuren a las aguas del Mediterráneo, intimidación que aquí ya han experimentado los inmigrantes en variadas formas (recordar los nueve muertos de Ceuta que mientras daban brazadas estériles para alcanzar la orilla, recibían los disparos de balas de goma de la Guardia Civil).

Nicolás J. Berger, director de la Oficina de Amnistía Internacional ante las Instituciones europeas, señaló que “La Operación Tritón es un ejemplo claro de que los Estados miembros de la UE siguen más preocupados por proteger sus fronteras que por proteger a las personas”. Katte Allen, integrante de la misma entidad en suelo británico, señaló que las operaciones de salvamento no constituyen un efecto llamada y ha manifestado su indignación con una sentencia que se me antoja destacar. “Hoy es un día muy oscuro para la reputación moral del Reino Unido". Tan oscuro, agregaría yo, como las aptitudes de quienes manejan los hilos de esa suerte de marioneta europea cada día más enferma y sin aparente cura.

Si meditamos la conclusión del informe que finalmente dio a luz a Tritón, si de ese informe se desprende -o se quiere instalar la idea de- que “salvar a quienes están a punto de ahogarse produce un efecto llamada, un “anímate, ven a intentar no ahogarse a metros de Europa”, “haz travesías de miles de kilómetros a pie, con tu recién nacido en brazos, hambriento, descalzo, desprovisto de todo y desesperado, y luego intenta no morir deshidratado; si no te ahogas antes, quizás puedas llegar a Europa”; si eso es lo que este Consejo de Justicia ha sacado en limpio esta semana, bien podremos advertir en manos de qué clase de malandras está la política internacional europea, esa de la que incluso algún no europeo aún considera moderna y justa. 

Las soluciones que plantea Europa para detener la ola migratoria se traducen en una serie de medidas que a las claras hablan de la sensibilidad de algunos mandamases respecto de este asunto. Ejemplos anteriores a este Tritón que dejará ahogar a miles de seres humanos, es la colocación de cuchillas afiladas y alambres de espino que en su momento decidiera el Ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz para las fronteras de Ceuta y Melilla. Si bien dicha medida no ha logrado amedrentar los ánimos de quienes a diario intentan dar el salto a Europa, al menos ha hecho que los responsables del Ministerio del Interior tengan la certeza de que si un inmigrante logra entrar a territorio español, lo hará con gravísimos cortes que posiblemente lo desangren de un momento a otro.

Grecia tampoco se quedaba atrás en cuanto al diseño de un plan para la solución del problema migratorio. Amanecer Dorado, partido que ha crecido singularmente en adeptos, ya había propuesto electrificar las vallas que delimitan el territorio de los antiguos pensadores. “Son simples descargas eléctricas que no provocan mayores daños”, manifestó el vocero de este grupo político autoproclamado nazi (por si algún despistado creyese que se trata de un partido ecologista).

Está claro que en las palabras del director de Amnistía Internacional se encuentra la reflexión más fiel a la realidad. “Mientras siga habiendo guerra, pobreza y persecución, seguirá habiendo personas desesperadas que asuman terribles riesgos”. Y si a alguien le cabe alguna duda que mire el telediario de todos los días. En cuanto a las responsabilidades de este impúdico retroceso en los derechos humanos, Berger tampoco vaciló. “La UE y sus Estados miembros no pueden ni deben volverles la espalda a estas personas y dejar que mueran ahogadas a las puertas de Europa”.

Cuesta imaginar la desesperación cuando no la hemos padecido. Cuesta recrear un conflicto bélico cuando no nos hemos pasado una temporada esquivando balas. Cuesta imaginar el hambre cuando no lo hemos experimentado; aunque tampoco hacen falta demasiadas luces para advertir lo terrible que tienen que ser todas estas miserias que enumero. Europa está perdiendo la imaginación, pero también la memoria. Ya no es solo que no pueda imaginar, sino que ahora ya no recuerda absolutamente nada. Ni registro parece haberles quedado de aquellas desesperaciones que corrieron a más de uno hacia nuevos continentes, ni un sólo recuerdo de las balas y las bombas que los hicieron huir a países remotos, ni rastros del hambre que a unos cuantos miles los hizo montarse en un vapor para ver en qué zona del mundo podían incorporarse un bocado. Nada, absolutamente nada; o mejor dicho, como si nada hubiese sucedido. Ahora la desesperación la provocan las rebajas de otoño de los centros comerciales, la guerra la juegan en la Play y solo para matar al aburrimiento; y hambre se le llama ahora a las simples ganas de comer.   

El rumbo que Europa ha tomado la conduce también a un naufragio seguro, claro que en este caso no habrá Tritón que valga.  

Los tritones de Europa