viernes. 26.04.2024

Amazon: modernidad o regreso laboral al siglo XIX

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Foto: Amazon en lucha

La dureza de las jornadas de trabajo comporta un riesgo grave en cuanto a la Salud Laboral de las personas trabajadoras que se ven obligadas a hacer el esfuerzo y a la vez evitar ponerse enfermos puesto que eso  les podría comportar la pérdida del trabajo

La empresa Amazon es un ejemplo de las nuevas empresas multinacionales que están copando el mercado de la distribución. Detrás de una fachada de modernidad, de pedidos mediante las redes, de rapidez en los envíos y de supuesta calidad del servicio se esconde una realidad laboral arcaica que podría rememorar las condiciones laborales de los trabajadores del siglo XIX.

Algunos de los aspectos más característicos de sus relaciones laborales son: Poca voluntad e incluso rechazo de lo que significa la negociación colectiva; elevada temporalidad y rotación de trabajadores con porcentajes elevados de temporalidad y contratación mediante ETT; ritmos de trabajo intensivos y bajo control monitorizado; procesos que afectan la Salud Laboral; turnos de trabajo que hacen difícil la conciliación de la vida familiar; represión sindical; etc.

Esta situación ha originado conflictos sindicales en la empresa, especialmente en el centro logístico de San Fernando de Henares, cosa que ha provocado incluso la internacionalización del conflicto a través de la UNI (Federación Sindical Internacional) que agrupa los sindicatos de servicios, puesto que estas condiciones no se dan únicamente a las factorías españolas sino en todas las que están instaladas en varios países.

Amazon aplicaba un convenio propio que ahora quiere adaptar en sus condiciones más regresivas a través del convenio del sector, amparándose en la reforma laboral del PP. Sin embargo el convenio sectorial establece un máximo de un 25% de trabajadores temporales, esta ratio la empresa lo incumple llegando a tener en momentos álgidos hasta un 65% de trabajadores temporales. Empleados que son contratados a través de ETT en muchos casos para menos de diez días, y en ocasiones hasta de cuatro días y con sueldos bajos. La renovación o no renovación les llega en la mayoría de los casos a través del móvil. El personal temporal sufre unos horarios que comportan turnos de trabajo que incluyen en muchos casos todos los fines de semana.

El trabajo es muy duro y con un control de la productividad monitorizado para obligar a que el trabajo se cumpla con celeridad. Los trabajos se dividen entre los “pickers” (repartidores) que pueden andar normalmente una media de 25km/día, y los “packers” (empaquetadores) que hacen movimientos repetitivos a gran ritmo dentro de habitáculos de 1 m2. Estas situaciones de trabajo comportan en muchos casos bajas laborales que pueden tener como resultado en el caso de los temporales su no renovación. El objetivo del personal temporal para aguantar esta situación es conseguir con el tiempo, quizás después de un año si continúa la expansión y no se robotiza el sistema, pasar a fijo.

Ya hemos dicho que la empresa tiene un comportamiento poco favorable a todo aquello que signifique sindicalismo, y esto se demuestra no sólo en su aversión a la negociación sino a la finalización de contratos de los temporales que secundaron las primeras jornadas de huelga del mes de marzo en Madrid.

La dureza de las jornadas de trabajo comporta un riesgo grave en cuanto a la Salud Laboral de las personas trabajadoras que se ven obligadas a hacer el esfuerzo y a la vez evitar ponerse enfermos puesto que eso  les podría comportar la pérdida del trabajo. Te quieren polivalente, flexible, alegre y con buena salud, puesto que en caso contrario no les sirves pera continuar trabajando. Pero un alto porcentaje de la plantilla ha sufrido depresión o ansiedad.

Normalmente la gente puede aguantar esta situación hasta un año que es el que calculan que se puede tardar en que te hagan fijo o sino buscarse otro trabajo.

No hay duda que las condiciones laborales de Amazon son indefendibles, pero son tan sólo un ejemplo de la actualidad de las denominadas empresas tecnológicas o de plataforma y de algunas que se quieren hacerse pasar falsamente bajo el título de empresas de economía colaborativa. El objetivo de estas empresas es establecer métodos de trabajo basados en niveles de ocupación de baja calidad y bajos salarios con imposición de condiciones de trabajo muy duras. No son ningún paso hacia la modernidad sino hacia un mercado del trabajo propio de épocas hace muchos años superadas.

Pero Amazon es también un símbolo de lo que hay que se puede hacer desde el sindicalismo de clase y confederal. Primero organizar a los trabajadores y en este sentido la experiencia de Amazon ha sido ejemplar a pesar de las dificultades de relacionarse durante el tiempo de trabajo y tener que hacerlo a la entrada o salida del trabajo. Segundo atacar la propia “marca” de la empresa y cuestionar su falsa modernidad para llegar al consumidor que en gran parte son personas trabajadoras que pueden ser sensibilizadas. En tercer lugar llegar a plantear un conflicto laboral serio como lo fueron las huelgas de marzo y la amplia solidaridad conseguida en otros centros de Amazon de Europa y de los Estados Unidos. El símbolo de “Amazon en lucha” difundido ampliamente por las redes sociales ha sido asumido como propio por el sindicalismo de Amazon en los diversos países. La gran movilización conseguida provocó la caída del máximo responsable de Amazon para Italia, España y Portugal.

Ahora nuevamente durante las 36 horas del “Prime Day” a partir del 16 de julio, el tiempo de mayor actividad de la empresa, se ha realizado una nueva huelga para protestar contra los cuatro meses de bloqueo en la negociación colectiva.

Amazon es hoy ejemplo del papel y la función del sindicalismo confederal en un mundo global y cómo se tiene que hacer frente a estos gigantes económicos. Organización, unidad, solidaridad nacional e internacional, visualización, cuestionar la marca entre los consumidores, y la lucha laboral son los elementos fundamentales. Y a la vez pone a la vista de la sociedad la necesidad de superar la lesiva Reforma Laboral del PP que dificulta la negociación colectiva, precariza el empleo e incluso persigue la movilización sindical mediante la ley “mordaza”.

Amazon: modernidad o regreso laboral al siglo XIX