viernes. 26.04.2024

Ante la cerrazón patronal, habrá que repensar la estrategia sindical

Si de algo han dado ejemplo los sindicatos de clase en España, es de responsabilidad en materia de reivindicaciones salariales.

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Los sindicatos han sido conscientes siempre de que solo hay algo más importante que la mejora salarial, como es el mantenimiento del empleo

Si de algo han dado ejemplo los sindicatos de clase en España, es de responsabilidad en materia de reivindicaciones salariales. Es evidente que el salario, con sus diversos componentes, es el eje de la negociación entre trabajadores y empresarios, lo ha sido toda la vida y lo seguirá siendo. Pero los sindicatos han sido conscientes siempre de que solo hay algo más importante que la mejora salarial, como es el mantenimiento del empleo.

Por ello, ya en los Pactos de la Moncloa, los sindicatos asumieron nada menos que perder poder adquisitivo, a cambio de reducir la inflación y frenar la destrucción de puestos de trabajo. Más tarde en los diversos procesos de reconversión de la industria de nuestro país, la responsabilidad sindical de nuevo colocó el trabajo por delante del salario. Y otra vez  en la crisis económica de 1993 y en la crisis que se inició en el año 2008.

Más aun, en el año 2012, en pleno proceso de destrucción masiva de empleo, tanto en el sector público como en el privado, los sindicatos firmaron con la patronal un Acuerdo marco de Negociación colectiva, pensando en cómo la clase trabajadora podía arrimar el hombro para sacar a toda las sociedad española de la crisis, en la que otros nos habían metido. Acuerdo que,  no olvidemos, no fue siempre bien acogido por algunos sectores, tanto de CCOO como de UGT.

Pero a la vez que firmaban ese difícil y controvertido Acuerdo, los sindicatos dijeron muy claro que en el futuro, sin recuperación salarial (y lo mismo referente a las pensiones) no habría recuperación del consumo interno y la salida de la crisis se retrasaría y sería mucho más débil y precaria.

Ahora hemos dejado atrás la crisis, hay crecimiento económico, hay creación de empleo (aunque mayoritariamente precario), los medios de comunicación nos repiten un día sí y otro también lo que están ganando determinadas empresas y empresarios, se esta recuperando el mercado bursátil, están empezando a crecer los precios de la vivienda... Y la patronal, como si nada hubiera cambiado, sigue apostando por la práctica congelación de los salarios, escudándose en la caída de los precios en los últimos trimestres.

CEOE y CEPYME, tras varios meses de negociaciones, siguen erre que erre en su negativa a subir moderadamente los salarios. CCOO y UGT han marcado “líneas rojas” de lo que no se puede aceptar, y hay que decir que de nuevo son exigencias mas que razonables y moderadas y han advertido de que,  sí la negociación no se desbloquea, habrá que volver a convocar movilizaciones en los centros de trabajo y en los sectores de producción.

Por cierto, que la patronal debería leer ese informe que ha premiado nada menos que el Fondo Monetario Internacional, en el que se dice que unos sindicatos fuertes y un sólido Estado de Bienestar Social, son las condiciones de la estabilidad, prosperidad y cohesión de las sociedades de nuestro tiempo.

Así las cosas, la papeleta para CCOO y UGT no es nada fácil. Se encuentran en una compleja encrucijada, ya que un Acuerdo con la Patronal, que no sea un salto cualitativo de cierta importancia con respecto a lo anterior, se puede convertir de hecho en un “tope salarial” para las empresas y sectores que les esta yendo bien y que pueden mejorar sensiblemente sus salarios. Tope salarial de facto, al que se amarrarían como lapas los empresarios afectados y que lógicamente no sería bien acogido por muchos trabajadores de esas empresas y sectores. Como diría un castizo, ¡lo que nos faltaba para dañar la credibilidad sindical!

Pero por otra parte, no podemos perder de vista la realidad de nuestro país, con mas del 80% de empresas muy pequeñas, pequeñas y medianas, con limitada implantación sindical, con escaso poder negociador de sus representantes sindicales (donde existan) y con una irregular extensión de la negociación colectiva. Todo ello facilitado por la terrible reforma laboral del 2012, que atacó a fondo nuestro sistema de convenios colectivos. Por tanto, sin la red de un Acuerdo Marco, millones de trabajadores se pueden encontrar abocados a seguir con la actual precariedad salarial.

Me atrevo a señalar, inmiscuyéndome en un tema verdaderamente complejo, que  quizás en una estrategia a medio y largo plazo de recuperación del poder sindical y del movimiento obrero en España, sería mejor que no hubiera Acuerdo Marco, salvo que se consiguieran unas condiciones muy favorables. En otras palabras, caminar en un proceso que los clásicos llamarían de “acumulación de fuerzas”, como se hizo en los últimos años 60 y primeros años 70 del siglo XX, (por supuesto en un contexto muy diferente, pero del que algo podemos y debemos aprender).

Es e vidente que ese proceso de recuperación y acumulación paulatina de fuerzas requiere consolidar la presencia de los sindicatos en los centros de trabajo, de diseñar movilizaciones muy medidas y muy consensuadas con la máxima participación de los trabajadores en la toma de decisiones, y seguramente mejorar y profundizar los mecanismo de unidad de acción sindical entre CCOO y UGT y también, ¿por que no?, de otros pequeños sindicatos.

En definitiva tomar cierta perspectiva, porque al final y volvemos a la experiencia de décadas atrás, el empujón que pueden dar las empresas y sectores mas movilizados, antes o después termina por irradiar al conjunto del tejido empresarial, beneficiando a los trabajadores de las PYMES y sectores con menor capacidad reivindicativa.

Insisto que no es una decisión fácil para las direcciones sindicales, pero la cerrazón de CEOE y CEPYME y sus nefastos efectos en la recuperación del consumo interno, pueden estar demandando un giro  en la estrategia sindical, medido, pero firme. Habrá que esperar acontecimientos.

Ante la cerrazón patronal, habrá que repensar la estrategia sindical