viernes. 26.04.2024

La derecha española es repugnante

Tras oropeles de moralina, fanfarrias, procesiones y discursos floridos, el rostro de la derecha española sigue siendo repugnante, aterrador...

Tras oropeles de moralina, fanfarrias, procesiones y discursos floridos, el rostro de la derecha española sigue siendo repugnante, aterrador.

Tal vez, acostumbrados, nos hayamos insensibilizado, al modo que la pituitaria se satura en el interior de una alcantarilla o unas caballerizas. Pero la derecha española hiede. Su pestilencia a clasismo, desigualdad, crueldad e injusticia, resulta no pocas veces imposible de ocultar.

No es preciso reparar en las desatinadas bulerías de estupidez y sadismo cada vez que la inefable Ana Botella contonea su lengua. Basta con observar la realidad.

Así, la brutalidad policial, tanta veces denunciada y refutada con el latiguillo “la policía ha actuado impecablemente” nos ha abocado a un asesinato (presunto) por parte de las fuerzas de seguridad (?). Mossos, GC, policía nacional...¡qué importa!

La realidad de un joven empresario golpeado hasta morir por ocho homínidos uniformados no deja una molécula de duda. Por fortuna, alguien pudo grabarlo. De lo contrario… ¡sabe Dios con qué “versión oficial” habría sido sepultado este horrendo crimen!, aún presunto desde un punto de vista jurídico.

Y los testimonios de brutalidad policial en calles, comisarías y cuartelillos se multiplican. Por no hablar de conductas chulescas, prepotentes, donde la autoridad es suplantada por un autoritarismo emboscado en una cara cubierta y un número de identificación oculto o inexistente.

Tampoco debe extrañarnos, pues ha caracterizado a la derecha española la represión, palizas y asesinatos programados, sistemáticos, de quienes podían amenazar sus intereses, casi siempre reprobables. La pertenencia a Europa y el manto de un sistema que pretende parecer una democracia, embridan estos instintos, pero, nunca lo olvidemos, la derecha española es así. Por definición. Forma parte de su ADN. Conforma su esencia. 

El ataque a la cultura constituye otra seña de identidad de la derecha española. No soportan una sociedad donde las reglas sean iguales para todos. Han de alzar sus propias vallas para obstaculizar el desarrollo de los humildes. Establecer el mérito, la capacidad y el esfuerzo como únicos baremos conforma la peor pesadilla de la derecha. Solo piensan en aumentar y perpetuar las desigualdades de cuna. La última medida del vomitivo Wert  contra los estudiantes de Erasmus así lo evidencia. A traición, obviamente.

Porque, nunca lo olvidemos, la traición forma parte básica del arsenal de combate de la derecha. Confiar en la derecha es la peor traición, y negligencia, en la que puede incurrir quien ame el progreso y bienestar de sus semejantes. Un lujo que jamás debemos permitirnos.

La derecha española es repugnante